Una reflexión social para el Adviento.

 

Una reflexión social para el Adviento.

Ocean Castillo Loría.

 

Costa Rica, no deja de recibir la influencia del sistema internacional: en nuestro país, desde inicios de la década de los 80, hay importantes sectores, que buscan la profundización del modelo economicista del capitalismo.

 

Conforme se ha ido profundizando el modelo monetarista, se alimentan intensas actitudes y sentimientos egoístas. Se olvida el bien común, el bienestar del mayor número: lo que más pesa es “el hambre por el lucro”.

 

Esto ha producido que, el quintil más rico, es decir, el 20 % de los mayores ingresos, concentra cerca del 50 % de los ingresos nacionales. Tal realidad, ha dejado a muchísimos costarricenses, en la pobreza y la extrema pobreza (18 % y 5 % respectivamente).

 

En esta línea, nosotros, que nos decimos una sociedad cristiana, presentamos una seria crisis espiritual y moral. Con ello, mostramos una decadencia cívica, de valores, esto, entre otros factores, como fruto de una cultura individualista y liberal. Una evidencia de ello, es la locura que se desata en los centros comerciales, cada “Viernes Negro”, lo que, a su vez, emite el mensaje del: “consumo, como presunto elemento central de la felicidad”.

 

La crisis ideológica y política de nuestro sistema democrático, está fortaleciendo un conjunto de fuerzas reaccionarias. Esta es una de las consecuencias del desencanto por la política y lo político. A esto, hay que sumar la guerra de desinformación, que, en el caso de nuestro país, han desatado “los medios vasallos del oficialismo”, así como de la deshumanización que campea en nuestra sociedad.

 

Este es el marco, en el que el oficialismo, parece estar obteniendo relativos éxitos electorales, bajo falsas promesas de prosperidad. Esto, en medio de una fortísima crisis de inseguridad ciudadana, donde las ganadoras son las mafias. Frente a ello, la candidata apoyada por el gobierno, lo que propone es un Estado policial. “Los ciudadanos básicos” aplauden, sin pensar que, se pueden estar abriendo las puertas a futuras violaciones sistémicas al Estado de Derecho.

 

Por otra parte, no podemos olvidar, lo que nos enseñan las Ciencias Políticas, sobre la violencia estructural: es decir, la pobreza y la pobreza extrema. Dada la celebración en la que hoy están los partidarios del oficialismo, debemos estar atentos, a una posible y creciente agudización de los problemas que aquí denunciamos.

Ahora bien: volviendo al título de este artículo, véase que, hablamos de “una reflexión social para el Adviento”: aquí es donde vale la pena decir que, el calendario litúrgico, tiene: “tiempos de preparación y tiempos fuertes”: los primeros, sirven para “estar listos para las etapas fuertes del tiempo de la liturgia”.

 

En el momento presente, el tiempo de preparación, es el Adviento; el tiempo fuerte, es la Navidad. Así, uno de los valores principales del Adviento, es la conversión: esta palabra, no debe ser interpretada como se hace corrientemente, a saber, “cambiar de religión”: “era católico y se convirtió en evangélico”.

 

La palabra conversión, en teología cristiana, viene del griego: “Metanoia”; “Metanoia”, es el cambio profundo del ser humano: es despertar a la verdad (Anthony de Mello); esa verdad, desde la Teología Latinoamericana de la Liberación, implica “abrir los ojos”, a una ética cristiana, a una política de servicio, a una economía para la solidaridad y, una cultura para la verdadera libertad, basada en el servicio. Uno de los resultados de ese despertar a la verdad, es la protección de la ecología; todo enfocado en las más profundas demandas de justicia social; y en el respeto a los Derechos Humanos.

 

De igual manera, el Adviento, implica la virtud teológica de la esperanza. Esa esperanza, tiene que ver con el deseo de la concreción del proyecto de Jesús de Nazaret. Proyecto que tiene que ver, con lo que el Papa Francisco y León XIV, han llamado “la casa común”; una casa en la que debemos habitar, sobre bases éticas y de valor, fundadas en la cooperación, la fraternidad y el respeto al medio ambiente. Esto, en oposición a lo que San Juan Pablo II, definió como “el capitalismo salvaje”: conteste a la Doctrina Social de la Iglesia, son los profesionales en materias sociales, los que deben dar forma a estas ideas.

 

Así, ante el proceso electoral del 2026, el reto inmediato es, garantizar las condiciones para una vida digna, para todos los costarricenses (He aquí concretado el bien común); para lograrlo, las luchas que están por venir, deben estar relacionadas con el respeto y la aplicación de los derechos fundamentales, consagrados en nuestra Constitución Política. Asimismo, la organización en las estructuras opositoras al neo populismo de derecha, son indispensables.

 

En nuestro caso particular, desde el centro – izquierda y la izquierda misma, deberían generarse políticas de corte socialdemócrata – cristiano, que, identificando el bien común, lo lleven al bienestar del mayor número. Solo de esta manera, se puede superar el modelo de desarrollo neoliberal, que desde 1982, ha generado las diferencias que alienan a nuestra Costa Rica.

 

Ante esta palestra, desde la fe cristiana, nos resulta clave el modelo de la Teología Latinoamericana de la Liberación: teólogos de este modelo, como el de la Teología Histórico – Crítica, nos dejan claro que, la praxis y doctrina de Jesucristo, es radical:

 

-          Nos dice el Evangelio según San Marcos: “Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor.”” (10: 42 – 43). He aquí, la política de servicio.

 

-          También nos dice el Evangelio según San Mateo: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.” (6: 24). He aquí, la economía para la solidaridad.

 

Quizás, basado en esto, la iglesia católica en Costa Rica, se ha convertido recientemente, en otra de las estructuras enemigas “de la larga lista, que ya tiene a su haber el gobierno”. El tema es, que la iglesia, no es solo la jerarquía; la iglesia es el pueblo de Dios (Concilio Vaticano II).

 

Ese pueblo, no puede, ni debe, defender como si fueran dogmas pétreos, prácticas conservadoras, alejadas del dolor de nuestros habitantes. Por ello, desde una socialdemocracia – cristiana, se debe recuperar la audacia del Evangelio.

 

Si vamos a la historia de la iglesia, veremos que, los primeros cristianos, eran perseguidos y asesinados, por las consecuencias políticas de su fe, la cual, atentaba contra las bases del imperio romano. Ya lo decía, un Evangelio apócrifo del siglo II: “el Evangelio de Felipe”, donde se lee: “… Si dices ‘soy cristiano’, todo el mundo temblará”.

 

Ya los teólogos histórico – críticos, Marcus Borg y John Dominic Crossan, nos dicen que, la praxis y las enseñanzas de Jesucristo, plantean con el nombre de: “el Reino de Dios”, una alternativa frente al sistema de dominación de su tiempo: un sistema que:

 

-          Presentaba una política y una economía egoístas.

-          Una cultura opresiva, basada en la minuciosa interpretación de la Ley de Moisés.

 

Pese a la diferencia de siglos de distancia, no podemos negar que en pleno siglo XXI, con otro instrumental, estamos ante nuestro propio sistema de dominación. Si volvemos al Adviento, nos daremos cuenta que, “El Verbo” (Evangelio según San Juan), al encarnarse (Lo que celebraremos en la Navidad); lo que hace es: “padecer con quienes tienen necesidades y problemas”. En ese padecer con los marginados, con los pobres, con los oprimidos, es fiel a su proyecto, es decir, es fiel “a la liberación del sistema de dominación”. He aquí la esperanza a la que deberíamos estar abrazados en este Adviento, una esperanza “utópica – transformadora” (Juan José Tamayo).

 

De esta forma, Jesucristo propone la inclusión: si vemos los relatos de la Navidad, nos daremos cuenta que, Jesús es presentado a los pastores (Excluidos de la religión del Israel de su tiempo, por impuros) y a los Magos de Oriente (No judíos, gentiles, como nosotros).

 

El culmen cristiano, no pierde de vista, el tema ecológico: los salmos, nos dicen que: “los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento, anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19: 1) y el profeta Isaías nos dice que: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.” (Isaías 11: 6 – 8). Con lo que queda clara la transformación total de la ecología con el reino pleno, del Ungido, el Mesías, Cristo.

 

Asimismo, el proyecto cristiano implica la igualdad: ya lo diría el Apóstol San Pablo, esto, cuando escribe a los cristianos de Galacia: “Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3: 28).

 

Esta igualdad, está unida a la fraternidad: nos dice el mismo Jesucristo: “Pero vosotros no queráis ser llamados Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos” (Mateo 23: 8).

 

Entonces, el proyecto del “Reino de Dios”, se va realizando en la indignación crítica, en los procesos de liberación cuyo centro son: las mujeres, la ecología, etc. He aquí una gran verdad: contrario a lo que se piensa desde el conservadurismo, el cristianismo es subversivo. En el caso del catolicismo, esto nos lo han dejado claro, los pontificados de: San Juan XXIII, San Pablo VI, Francisco y León XIV (Para comprobarlo, les invitamos a leer la Exhortación Apostólica: “Dilexit Te”).

 

Entonces, con lo dicho, vemos lo falso de la lucha por “un electorado cristiano conservador”, por parte del Presidente Chaves y el candidato del Partido Nueva República, Fabricio Alvarado. Dicho de otra manera: “si se es conservador, no se puede ser cristiano”.

 

Así, el verdadero cristianismo, se enfoca en los pobres (Dentro de los que se incluye a la tierra misma, como nos lo dice el teólogo de la liberación, Leonardo Boff); en las víctimas; en los marginados; quienes sufren las injusticias del sistema de dominación.

 

Con lo dicho, puede verse que, deberíamos aprovechar este tiempo de Adviento, para reflexionar sobre la actual coyuntura política y prontos a las elecciones presidenciales y legislativas; de ahí, cabe preguntarse: ¿Qué partidos y candidatos, representan verdaderamente los valores cristianos, en la Costa Rica de hoy?; aún más: ¿De qué lado de la contienda política debemos estar, sin desconfianzas, sin miedos y con la esperanza de que la vida triunfará frente al sistema de dominación? 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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