Cambios en el modelo y pensamiento teológico (Parte 1 de 2)
Cambios en el modelo
y pensamiento teológico (Parte 1 de 2)
Ocean Castillo Loría.
“Aquí yace una boca
de oro.
Predicó con
elocuencia lo que nunca vivió.
Enseñó magistralmente
lo que nunca aprendió.
Habló
maravillosamente de aquel que nunca conoció.
Definió con maestría
la Gracia que siempre le faltó.
Sobrado en todos los
talentos, careció de amor.
En su boca hubo oro,
pero mármol en su corazón.”
Epitafio de un
teólogo.
I
Hay áreas del conocimiento, en
las que se pueden generar gran distancia entre sujetos y objetos de estudio: un
caso de ello, es o puede ser, la teología. En el caso del catolicismo, el Papa
Francisco, está pidiendo una teología encarnada.
Esa teología, debe estar al
servicio de la iglesia y de la humanidad. esto, podría significar en principio,
un énfasis en la teología pastoral. Conste que lo que pide el Papa, es un
verdadero cambio. Desde ciertas visiones epistemológicas, el conocimiento “que
no es utilitario” (Que no tiene una utilidad), no sirve: así, a la pregunta:
¿Para qué sirve la teología?: la respuesta es: “no sirve para mucho o no sirve
para nada”. Y cuando se opta por la primera tesis: “no sirve para mucho”,
resulta que el producto es el sostenimiento de ortodoxias (Y hasta ortopraxis)
equivocadas.
Históricamente: Jesús de Nazaret,
lleva problemas a la teología del judaísmo del siglo I: en los relatos de la
infancia, San Lucas, relata lo que podríamos denominar: “la primera iniciativa
del joven Jesús”: él va con sus padres a Jerusalén, de regreso, el nazareno,
“se le pierde a José y a María”; ellos vuelven a la ciudad; “y al tercer día”,
lo encuentran: “… en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley,
escuchándolos y haciéndoles preguntas.” (Lucas 2: 46)
Desde una visión histórico –
crítica, el texto es más simbólico que histórico:
-
Jesús va a Jerusalén.
-
Se pierde.
-
Al “tercer día”, reaparece.
-
Cuando María le pregunta a Jesús: ¿Por qué ha
hecho esto? (Versículo 48); la respuesta del muchacho es: “… ¿No sabían que yo
debo estar en los asuntos de mi Padre?” (Versículo 49)
El primer Evangelio escrito, es
el de San Marcos:
-
En el capítulo 8 de ese libro, se da la
confesión de Pedro: Jesús es el Mesías.
-
De seguido, el nazareno, hace el primer anuncio
de la pasión y resurrección.
-
En el capítulo 9, hace el segundo anuncio.
-
En el capítulo siguiente, hace el tercer
anuncio: “Miren, estamos subiendo a Jerusalén: el Hijo del Hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y los letrados, lo condenarán a muerte y lo
entregarán a los paganos, que se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y le
darán muerte, y luego de tres días resucitará” (Marcos 10: 33 – 34)
Entonces, en el relato de Marcos,
“se cumple”, el relato de Lucas:
-
En el segundo, Jesús va a Jerusalén; en el
primero, Jesús dice: “Miren, estamos subiendo a Jerusalén…”
-
Se pierde conforme a Lucas; en Marcos: “…el Hijo
del Hombre será entregado a los sumos sacerdotes y los letrados, lo condenarán
a muerte y lo entregarán a los paganos, que se burlarán de él, lo escupirán, lo
azotarán y le darán muerte…”; es decir: “se pierde”.
-
En Lucas: al tercer día, reaparece: en Marcos:
“…y luego de tres días resucitará”.
Ahora: sigamos en Marcos: Jesús
va de Galilea a Jerusalén, proponiendo un proyecto alternativo: el Reino de
Dios. Éste, se opone a lo que los teólogos Borg (era protestante) y Crossan (Es
católico), llamarán: “el sistema de dominación”: ese sistema de dominación,
tiene las siguientes características:
-
Una política a la orden de ciertos grupos.
-
Una economía egoísta, al servicio de los mismos
grupos.
-
Una cultura opresiva, que alimenta las esferas
políticas y económicas.
El Reino de Dios:
-
Presenta una política de servicio.
-
Una economía para la solidaridad.
-
Una cultura para la verdadera libertad, basada
precisamente en el servicio.
Así, el proyecto de Jesús, se opone
al sistema de dominación: desde el principio esto es claro:
-
Jesús perdona los pecados y los letrados se
oponen (Marcos 2: 6 – 7)
-
Él come con recaudadores de impuestos (Traidores
a Israel, por servir al imperio romano) y pecadores. Los letrados cuestionan
ese comportamiento (Marcos 2: 16)
-
Los discípulos de los fariseos, ayunan. Los
discípulos de Jesús, no lo hacen (Marcos 2: 18)
-
Los seguidores de Jesús, rompen el día de reposo
(2: 23; 3: 2)
-
Los letrados, lo acusan de estar endemoniado (3:
22)
-
Su misma familia lo cuestiona (3: 31 – 32)
-
Entre el ser humano y la economía egoísta: Jesús
escoge al primero (5: 1 – 20)
-
El Cristo (Mesías), reivindica la dignidad de la
mujer (5: 21 – 43)
-
Lo rechazan en su pueblo Nazaret (6: 1 – 5)
-
Los fariseos y los letrados, cuestionan que los
seguidores de Jesús, no siguen la tradición (7: 1 – 23)
-
Jesucristo, rompe la visión nacionalista de la
acción de Dios, reivindica su acción como católica (Universal) (7: 24 – 30)
-
Los fariseos, le piden una señal celeste (8: 11
– 12)
-
Ni los discípulos lo entienden (8: 13 – 21)
Y volvemos a lo ya expuesto: la
confesión de Pedro… los anuncios de la pasión…
Repasemos rápidamente, ese
periodo en Marcos:
-
La entrada triunfal a Jerusalén y la
purificación del templo (Capítulo 11)
-
Los sumos sacerdotes, los letrados y los
ancianos, cuestionan su autoridad (11: 27 – 33)
-
Jesús los señala por la “parábola de los
labradores malvados”, de no cumplir la voluntad de Dios e intentan arrestarlo
(12: 1 – 12)
-
Los fariseos y los herodianos (Partidarios del
rey Herodes); le preguntan sobre el pago de impuestos al imperio romano (12: 13
– 17)
-
Los saduceos (secta judía, que no creía en la
resurrección), le preguntan sobre ese tema (12: 18 – 27)
-
Un letrado le pregunta sobre el precepto más
importante de la ley (12: 28 – 34)
-
Jesús acusa a los letrados (12: 38 – 40)
-
En el capítulo 14, se observa el complot para
matar a Jesús (14: 1 – 2); la traición de Judas (14: 10 – 11); lo que se conoce
como la “última cena” (14: 12 – 25)
-
Jesús es arrestado (14: 43 – 52)
-
Pasa por el juicio ante el consejo judío (14: 53
– 62)
-
Hemos visto que Pedro, es el que hace la
confesión sobre el mesianismo, pero luego, lo negará (14: 66 – 72)
-
Jesús pasa por el juicio ante el procurador
romano (15: 1 – 15)
-
Jesús muere en la cruz (15: 21 – 41)
-
Es sepultado (15: 42 – 47)
-
Jesús resucita (16: 1 – 8)
En el año 70, se dará la
separación absoluta de judaísmo y cristianismo. Al respecto nos dirá el teólogo
Sérgio Monteiro, que luego de la invasión romana, en la que será destruido el
templo de Jerusalén, se genera una tensión entre fariseos y cristianos.
Los primeros, van a buscar
sistematizar el pensamiento judío. En el año 90, se convocará a un concilio,
con el objeto de definir las bases de su doctrina. De esta época histórica, se
subrayará el accionar de las sinagogas, donde los rabinos, hacían sus oraciones
contra los herejes, dentro de los cuales, se incluía a los cristianos.
El teólogo católico, Pablo
Richard, nos dirá que entre el 70 y el 90, la comunidad del apóstol Juan, será
perseguida… teniendo un conflicto, con lo que en su Evangelio se denominan
judíos; y con la sinagoga.
II
Por otro lado, en el mismo
Papado, ha habido Pontífices, que han generado problemas dentro de la misma
teología cristiana:
-
Juan XXIII, convoca el Concilio Vaticano II.
-
Pablo VI, da un gran impulso al ecumenismo y a
la reforma litúrgica.
-
Juan Pablo II, predicó viajando por todo el
mundo.
Con este amplio cuadro,
regresemos a Francisco: él como Jesús, como la comunidad de Juan, como Juan
XXIII, como Pablo VI, como Juan Pablo II; ahora trae cuestionamientos a la
academia. Esto ubica al Papa, como un teólogo no – aburguesado, como un
teólogo, de lado de la rebeldía al actual sistema de dominación.
Retornemos al judaísmo: esta
religión es denominada: “la religión del libro” (La ley de Dios: los primeros
cinco libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y
Deuteronomio); el cristianismo, puede ser denominado: “la religión de la
encarnación”: según San Juan, capítulo 1, el Verbo, se encarna; y ese Verbo
encarnado es Jesucristo.
Bajo ese principio, la teología
debe reflexionar la historia en constante cambio desde la revelación, la
tradición y el magisterio. Es interesante: “no se trata de repetir como loras,
tesis abstractas”: en “La Alegría del Evangelio”, numeral, 236, nos dice
Francisco: que el modelo a seguir es el del poliedro: donde confluyen todas las
parcialidades que en él conservan su originalidad.
En esas parcialidades que
confluyen, y que, no pierden su identidad, es clave el pensamiento complejo del
creyente (Es el diálogo entre fe y razón, del que hablaba Juan Pablo II) y que
está al servicio del planeta tierra.
El científico exacto, tiene su
labor en el laboratorio. El científico social, tiene su papel en la dinámica
práctica – teoría, por la vía de la contrastación de las categorías analíticas,
con la realidad. La labor del teólogo, debe ser la del compromiso con el Reino
de Dios.
Se hace teología, con lo que el
catolicismo define como profecía: “denunciar lo incorrecto y anunciar la esperanza”:
¿Qué es lo incorrecto?: el sistema de dominación. ¿Qué es la esperanza?: el
Reino de Dios.
El 1 de noviembre del año pasado,
por medio de una Carta Apostólica: “Ad theologiam promovendam" (“Para promover la
Teología”); se reforma la Pontificia Academia de Teología. Con ello, Francisco
busca adecuar la acción teológica para la época presente; y esto sea referencia
para la teología en general.
Así: la teología debe tener un valor
estable y duradero. El desafío es que: “desde la nueva era, hasta la crisis de
la apologética”, hay mucha charlatanería en la palestra que se denomina
teológica. Para el Papa, la Teología, debe orientar la obra pastoral.
En este punto, vale rescatar el aporte
de los hermanos Leonardo y Clodovis Boff, sobre el modelo de teología de la
liberación: para estos autores, ese modelo tiene tres niveles: profesional,
pastoral y popular.
El primero (Profesional): es más
elaborado y riguroso; con una lógica de tipo científico, metódico, sistemático
y dinámico. Unido a un método socio analítico, hermenéutico y práctico. El
lugar de ese nivel, son los institutos teológicos y los seminarios; siendo sus
momentos privilegiados, los congresos teológicos; siendo sus productores, los
teólogos de profesión; la producción oral, es la propia de conferencias, clases
y asesorías; la producción escrita: es la propia de artículos y libros.
En su nivel pastoral: la teología es
más orgánica con relación a la praxis; la lógica, es la de la acción: concreta
y profética; su método, es el clásico en el catolicismo de: ver – juzgar –
actuar; su lugar, son los institutos pastorales y los centros de formación;
siendo sus momentos privilegiados, las asambleas eclesiales; sus productores
son: pastores, agentes pastorales, seglares, religiosas etc. Su producción, se
da en discusiones y en reflexiones sobre el Evangelio; y su producción escrita,
se da en documentos pastorales.
En su nivel popular: la teología es
más espontánea; su lógica es la propia de la vida (oral, gestual, sacramental);
su método, es la contrastación del Evangelio con la vida; su lugar son los
Círculos Bíblicos, las Comunidades Eclesiales de Base; sus momentos
privilegiados, son los cursos de capacitación; sus productores son los
participantes en las estructuras mencionadas; su producción oral es: el
comentario, la celebración, la dramatización. Finalmente, la producción
escrita, son los denominados: itinerarios.
Pues bien, estructuras como la Pontificia
Academia de Teología, debe promover y estimular, una teología vivificante y
crítica. De nuevo: la teología profesional, debe alimentar a la pastoral y
popular, esto en el marco de: “la sinodalidad y la iglesia en salida”.
Contrario a Benedicto XVI (1927 –
2022); Francisco, se ha dedicado más a la teología pastoral que, a la
profesional. Esto nos hace caer en las raíces teológicas del Papa: la Teología
del Pueblo (TP): aquí debemos hacer un poco de historia: al regresar del
Concilio Vaticano II, el Episcopado argentino, funda la Comisión Episcopal de
Pastoral (COEPAL), esto para crear un plan nacional de pastoral.
En esa Comisión, nace la TP, cuyo
signo ya se observa en la Declaración del Episcopado Argentino en San Miguel
(1969); el documento VI, de esa declaración, se dedica a la Pastoral Popular,
la que aplicaba la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en
Medellín (Colombia), llevada a Argentina.
La COEPAL, dejó de existir en 1973,
pero muchos de sus miembros, siguieron reuniéndose como grupo de reflexión,
bajo el liderazgo de Lucio Gera, sacerdote, teólogo y docente. Él es valorado
como el teólogo más influyente de la segunda mitad del siglo XX en Argentina.
Él fue experto en las Conferencias de
Medellín y Puebla, fue Miembro del Equipo Teológico – Pastoral del CELAM
(Consejo Episcopal Latinoamericano) y, más tarde, fue parte de la Comisión
Teológica Internacional.
Su teología, fue más oral que
escrita, aunque también tiene importantes escritos y hay transcripciones de
charlas grabadas. Más tarde el mentor de Jorge Mario Bergoglio, Juan Carlos
Scannone, fue parte de esas reuniones.
El contexto político, en el que se
desarrolló la COEPAL, fue el siguiente:
-
La dictadura de Juan Carlos Onganía (1966 – 1970)
-
Prescripción del peronismo desde 1955.
-
Represión del movimiento obrero peronista.
-
Surgimiento de las bases de lo que terminaría
siendo una guerrilla.
-
Sectores que apoyaban el peronismo, como espacio de
resistencia popular ante los militares.
-
Movimientos de protesta social.
-
En la Universidad de Buenos Aires, nacen las
llamadas Cátedras Nacionales de Sociología, donde se destacaba Justino
O’Farrel, sacerdote diocesano.
El padre Justino, sería parte también
de COEPAL, por lo que, sería puente entre esta Comisión y las Cátedras
Nacionales. Con esta evidencia, ambas estructuras, se van alejando del
liberalismo y el marxismo, además, van logrando concertaciones sobre los
conceptos de historia latinoamericana y argentina.
Esos conceptos entre otros, son:
-
Pueblo.
-
Anti pueblo.
-
Pueblos.
Sus opuestos son, también entre
otros:
-
Imperios.
-
Cultura popular.
-
Religiosidad popular.
Gera y COEPAL, reflexionarán basados
en la categoría “Pueblo de Dios”, que será clave en el Concilio Vaticano II, el
tema de reflexión es: “el Pueblo de Dios es la Iglesia: ¿Cuál es la intención
de ella, y su interrelación con el pueblo argentino?”
En el ministerio episcopal de
Bergoglio – Francisco, esta reflexión se verá reflejada, en el uso de la
categoría: “Pueblo fiel”: análogamente: Pueblo de Dios, es pueblo fiel. Así, el
Pueblo de Dios, tiene fe y piedad; el pueblo fiel, defiende esa fe y esa piedad
de forma popular. Esto es fuertemente valorado por Bergoglio – Francisco.
COEPAL, tendrá claro, que, como fruto
del Concilio Vaticano II y la conferencia de Medellín, se impulsa el laicado en
la iglesia, pero no solo ello: se trata de insertar la iglesia, en la historia
de los pueblos (Valga decir que, esto refuerza la tesis de San Oscar Arnulfo
Romero: “la iglesia como cuerpo de Cristo en la historia”)
Así: los pueblos son sujetos de
historia; la iglesia es sujeto de historia; los pueblos son sujetos de cultura;
la iglesia es sujeto de cultura; pueblo e iglesia, son receptores, pero también
son agentes: la iglesia evangeliza, el pueblo tiene una fe inculturada.
Ahora bien, el modelo de la Teología
de la Liberación, tiene un ámbito de fuerte abordaje económico: éste, se
sustenta mucho en la “teoría de la dependencia”, con lo que, se enfatiza en los
imperialismos, y su carácter opresor en los países de América Latina.
Los países subdesarrollados, lo son,
por un proceso histórico, como subproducto de los países ricos: desarrollo y
subdesarrollo, no son solamente, fenómenos socioeconómicos: no se trata de una
yuxtaposición de uno y otro: desarrollo y subdesarrollo, tienen relación
causal: hay países en subdesarrollo, porque hay países desarrollados. Los segundos,
generan a los primeros.
Por su parte, la TP, no optó tanto
por este camino, sino, por la categoría de dominación política (Imperial), que
cubre la económica. Eso sí, tanto el modelo de Teología de la Liberación, como
la TP, proponen la liberación integral del pecado, incluido el pecado
estructural, que podemos resumir en la pobreza.
III
Sigamos el camino de revisión de
algunas categorías de la TP: precisamente, la categoría “pueblo”, es ambigua
por su riqueza:
-
Pueblo, puede ser sinónimo de nación: “Pueblo
costarricense”, “pueblo argentino”.
-
Pueblo, pueden ser las clases y sectores sociales.
La COEPAL, asume la primera acepción:
unidad plural de una cultura común, en una historia común, proyectada hacia el
bien común compartido. Como puede verse, pueblo e historia, están
indisolublemente vinculados.
En este marco, pastores y políticos,
deben “discernir los signos de los tiempos”, es decir:
-
Conocer el mundo en el que se vive.
-
Que se escuche a través de la vida la voz de Dios.
-
Ver las señales de los caminos para su misión.
En América Latina, son los pobres
quienes, al menos de hecho, conservan como estructurante de su vida y
convivencia, la cultura propia del pueblo (Puebla 414); así como su memoria
histórica y cuyos intereses coinciden con un proyecto histórico común de
justicia y paz.
Esto, aunque estén oprimidos por el
sistema de dominación. Por ello, en América Latina, coinciden la opción por los
pobres (Categoría clave de la Teología de la Liberación) y la cultura; son los
pobres, los que transparentan mejor la cultura común. Francisco, comparte esta
tesis.
La TP, no evade los conflictos
sociales, pero bajo la categoría de “pueblo”, privilegia la unidad sobre la
división (Prioridad repetidamente afirmada por Bergoglio – Francisco);
entonces: la TP, contrario a la Teología de la Liberación, no asume “la lucha
de clases como principio hermenéutico dominante”; mas eso sí, le da lugar en la
historia, al conflicto, incluido el “de clases”; pero, pensándolo desde la
unidad del pueblo. Así: el pueblo es unidad. La injusticia estructural e
institucional, es una traición al pueblo y los actores de esa traición, se
constituyen en “anti pueblo”.
Todo lo dicho, incide en la
religiosidad popular: el estar a favor o en contra de la religión, es parte de
la cultura. Si se asume la primera posición (Estar a favor), se puede adherir a
la tesis de San Pablo VI, en el sentido que, los pobres y sencillos, tienen su
piedad (Evangelii Nuntiandi 48)
Desde la Teología de la Liberación,
el tema de la liberación del pobre, puede ser un factor de conversión de los no
pobres, lo que, a su vez, alimentará la liberación de toda la sociedad. Desde
esa perspectiva, un pueblo auténticamente evangelizado, no cae en “el opio”,
sino, que tiene un potencial evangelizador que implica la liberación humana
(Una evidencia de esta realidad, se encuentra en los resultados de los talleres
de “lectura popular de la Biblia”)
Aquí cabe una observación muy
particular: en el caso costarricense, lo expresado en el párrafo anterior,
puede resultar extraño: la izquierda costarricense, por lo general, se ve poco
permeada por la Teología de la Liberación: esto, entre otras razones, porque
nuestra iglesia católica, “hace una pastoral de clases medias” (Como lo ha
expuesto el sacerdote e historiador, Miguel Picado); en esa misma línea,
simpatizantes, partidarios y militantes de la izquierda costarricense, ignoran
la dinámica entre marxismo como mediación socio – analítica y, la Teología de
la Liberación. En ese sentido, es triste que marxistas, “repitan como loras”,
“que la religión es el opio del pueblo”.
Pero regresemos al tema: el Concilio
Vaticano II, es interpretado para América Latina, por la Conferencia de
Medellín. Y en la Conferencia de Puebla, se sigue esta línea, sumando tesis de
la Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi”, de Pablo VI, sobre todo, en
materias de: evangelización de la cultura y piedad popular.
Esa Exhortación, a su vez, fue
alimentada por la TP (Por medio del Sínodo de 1974) y por reflexiones de
obispos latinoamericanos, como el hoy beato Eduardo Pironio (Se le concedió ese
título, el pasado 16 de diciembre)
Entonces, de nuevo:
-
Vaticano II es interpretado para América Latina por
Medellín.
-
Esta línea es seguida por la Conferencia de Puebla,
sumando tesis de la Exhortación Papal citada.
-
Puebla, presenta tesis de Gera (En: “Evangelización
de la cultura”) y del connotado sacerdote chileno, Joaquín Alliende Luco (En:
“Religiosidad popular”)
Esto nos permite cuando menos dibujar
una especie de “círculo virtuoso”:
-
La TP va de Argentina a Roma.
-
Pablo VI la profundiza y alimenta la Conferencia de
Puebla.
-
Jorge Mario Bergoglio, alimenta con la TP, la
Conferencia de Aparecida.
-
Elegido Bergoglio, como el Papa Francisco, la pone
al servicio de la catolicidad de la iglesia.
Regresando a Puebla, esa conferencia,
subraya la categoría de “sabiduría popular”: ella está ligada a la religión
popular: de ella, surge el conocimiento sapiencial, que no sustituye el
conocimiento científico, pero lo ubica existencialmente, lo confirma y lo
complementa.
Esa sabiduría popular es clave en la
TP, es mediación entre la fe del pueblo y una teología inculturada. Francisco,
retomará este tema, al hablar de “conocimiento por connaturalidad”, basado en
Santo Tomás de Aquino, Gera y la Conferencia de Puebla.
Más adelante, la conferencia de
Aparecida, discernirá: piedad popular latinoamericana con espiritualidad y
mística populares (Aparecida 258 al 265. Si se lee el documento, póngase
atención, sobre todo al 262)
Descendamos aquí un peldaño más:
hablemos de la mística popular, esto, sobre todo, desde Jorge R. Seibold,
pastoralista de la TP: él nos dice que:
-
La mística cristiana y con ella, la mística
popular, no es ajena a la fe vivida por el creyente: de la fe, la vida mística.
La fe es la respuesta al “regalo de salvación de Dios”, por ella sobrevive la
experiencia mística. Es por esa fe, que la experiencia mística, se une a la
piedad popular. De este modo, el creyente se une a la fe de la iglesia.
-
La mística cristiana y la mística popular, no
descartan al ser humano y la cultura en la que se desarrolla. En ella tienen
valor: la razón práctica y la razón teórica o especulativa. De ahí, la
sabiduría como unión de lo práctico y lo especulativo. Entonces, la experiencia
mística, no puede concebirse fuera de la experiencia humana. Aquí es donde la
cosa se complica: la mística no es presa de la razón, no se reduce a ella (O lo
que es lo mismo decir: “no se reduce a la teología mística”); el ser humano, es
racional, pero esa razón, queda superada por la “apertura al Misterio”.
-
La experiencia mística, va más allá de la
experiencia de Dios: también está relacionada con la ecología, con la comunidad
humana y, por tanto: con el desarrollo y avance de los pueblos: justicia, paz,
acción política en la línea del Reino de Dios. entonces: la mística cristiana,
la mística popular, está abierta a Dios, a la ecología, a la diversidad de los
pueblos. Esto, no solo desde la contemplación, si no, por acercamientos e
intercambios significativos entre los seres humanos y las culturas respectivas:
quizás, nos encontramos aquí, las bases de la Teología del Pluralismo
Religioso.
Podemos decir mucho sobre estos
temas, pero entremos directamente en el contenido de la mística en la
Religiosidad Popular: la crisis por la que pasa la humanidad, requiere una
recomposición del sujeto, de esto, por cierto, ha tenido plena conciencia, la
Teología de la Liberación: esto, por ejemplo, en obras como las de Elsa Tamez;
Clodovis Boff (Aquí debe aclararse que este autor, abandonó este modelo
teológico); Hugo Assmann etc.
Pues bien, Seibold, sostiene que la
mística puede colaborar con ello (En esto coincide con autores como Corbí y
Armando Robles Robles); precisamente, estos autores citados, refieren a un
modelo de descentro del ego, y de allí a un compromiso con el planeta en que
vivimos (Leonardo Boff); Seibold, habla de un “despertar religioso” (En lo que
coincide con Harvey G. Cox); pero muchos movimientos, llaman a practicar “una
mística liviana” (Quizás la “Nueva Era”)
Ahora, se ha dicho que: hay un
vínculo entre mística popular y Religiosidad Popular Latinoamericana, por lo
que debemos hablar de ella, trataremos de hacerlo sintéticamente:
-
La Religiosidad Popular Latinoamericana, tiene sus
inicios en el mismo siglo XVI, pero su reconocimiento se da en el último cuarto
del siglo XX; y más propiamente en la Conferencia de Puebla.
-
No sucede lo mismo con el tema de la mística; para
el católico promedio, ella es propia de santos.
-
En un comienzo, el cristianismo, es traído por los
ibéricos, pero, los indígenas y los africanos, aportan sus propias creencias y
contextos culturales, que irán construyendo la piedad popular.
-
En el siglo XIX, se unirá la vertiente criolla:
ella será clave en la época de la independencia.
-
A finales del siglo XIX, América Latina, recibe el
impacto de fuertes corrientes migratorias. Ellas aportan sus propias creencias:
las iglesias históricas de la reforma protestante, evangélicos, pentecostales,
sectas. Y otras corrientes religiosas: el judaísmo, el islamismo.
-
Luego vendrán grupos, que pueden denominarse:
esotéricos: orientales o “Nueva Era”.
-
Tampoco se puede ignorar el renacimiento de cultos
de origen africano.
-
De igual manera, se da la increencia: laicismo,
pragmatismo.
-
La base de la Religiosidad Popular, es el llamado
“Catolicismo Popular”, aquí volveremos a la conferencia de Puebla.
-
Según Puebla: la “Religión del Pueblo”, “la
Religiosidad Popular” o “Piedad Popular” es: “El conjunto de hondas creencias
selladas por Dios, de las actitudes básicas que de esas convicciones se derivan
y las expresiones que las manifiestan” (numeral 444); como puede verse: “no es
una religión libresca”, ella se manifiesta en la vida y la cultura; dirá el
mismo numeral: “La religión del pueblo latinoamericano, en su forma cultural
más característica, es expresión de la fe católica. Es un catolicismo popular”.
-
La fe es el comienzo de la mística cristiana, la fe
es la base del catolicismo popular. Esa fe, marca una historia esencial, dos
ejemplos: los rostros: el indígena – mulato de la Virgen de los Ángeles; el
mestizo, de la Virgen de Guadalupe.
-
La religiosidad popular, abarca todos los sectores
sociales. Pero se manifiesta preferencialmente en los pobres y los sencillos
(numeral 446): ¿Quiénes son los pobres y los sencillos?: nos lo dice la
Teología de la Liberación: los sectores más pauperizados de la población. Esta
definición es apoyada por “Evangelii Nuntiandi”, de Pablo VI.
Aquí cabe un paréntesis, en la
Teología de la Liberación, la estructura y organización de la iglesia
(Eclesiología), tiene su base en “la Iglesia de los Pobres”, cuya carta
fundacional se encuentra en las “bienaventuranzas”.
Nos dice San Mateo 5: “Felices los
pobres de corazón, porque el reino de los cielos les pertenece.” En el paralelo
de Lucas 6, esa bienaventuranza se lee: “Felices los pobres, porque el reino de
Dios les pertenece” (Versículo 20)
Véase lo común: “Felices los pobres”:
en ellos, el reino de Dios se hace presente como don y como gracia. En Mateo,
estos enunciados de valor, tienen un auditorio concreto y restringido: el grupo
de los que Jesús había llamado a seguirle: leemos en el versículo 1: “…se le
acercaron los discípulos…”.
Esto es diferente en Lucas: estos
enunciados de valor, son dirigidos a todos, sin especificar, como un mensaje
profético que señala entre otros, a los pobres…
Los receptores del Evangelio de San
Mateo, son una comunidad ya establecida: esa comunidad ha roto con el judaísmo
(Acápite I), por ello, sus miembros en efecto, son: pobres, menospreciados,
perseguidos. En este contexto: la pobreza material, se convierte en: “pobreza
de corazón” o apertura confiada a la voluntad y providencia de Dios.
En Lucas: la pobreza es una situación
anómala, contraria al querer de Dios, un estado de vida, que es fruto de la
injusticia; por tanto, cuando Jesús declara “bienaventurados” a esos pobres, no
significa que ellos deben sentirse felices por su situación, sino, porque esa
pobreza que Dios rechaza, tiene que desaparecer con la venida del reino, cuya
concreción específica es la justicia.
Desde esta perspectiva (Que es la
propia de la Teología de la Liberación): esa bienaventuranza, no son solo
palabras de consuelo a los pobres, sino, también, un proyecto a realizar: el
proyecto del reino de Dios, debe ser traducido en categorías de justicia.
De nuevo: debemos hacer este
paréntesis, para evitar la “excesiva espiritualización” en la interpretación de
los textos: solo como ejemplo: en Mateo, Jesús habla del: “reino de los
cielos”, en Lucas, habla del: “reino de Dios”: ¿Por qué?: la comunidad de
Mateo, son judíos convertidos al cristianismo, ellos no mencionaban el nombre
de Dios: por eso el reino es: “de los cielos”. Lucas está dirigido a cristianos
venidos del paganismo, por lo que no presentan esa característica cultural.
Entonces de nuevo, y aunque sea
redundante: la pobreza material, se
convierte en: “pobreza de corazón” o apertura confiada a la voluntad y providencia
de Dios. pero, cuando Jesús declara “bienaventurados” a esos pobres, no
significa que ellos deben sentirse felices por su situación, sino, porque esa
pobreza que Dios rechaza, tiene que desaparecer con la venida del reino, cuya
concreción específica es la justicia. Esa bienaventuranza, no son solo palabras
de consuelo a los pobres, sino, también, un proyecto a realizar: el proyecto
del reino de Dios, debe ser traducido en categorías de justicia.
Para vivir las bienaventuranzas, hay
que dejarse transformar por Dios, a fin de convertirnos en “nueva creatura”, lo
que significa: “estar en Cristo” (2 Corintios 5: 17); por lo antes dicho, las
bienaventuranzas, son realidades profundamente místicas para todos aquellos
que, por la fe en Jesús, estamos llamados a anunciar y construir el reino.
Entonces, lo que conocemos como “el sermón del monte” en el cristianismo, es un
signo de vida mística, además, de “ser la constitución política del reino de
Dios”.
Ahora bien: hemos dicho que: Puebla,
subraya la categoría de “sabiduría popular”: ella está ligada a la religión
popular, de ella, surge el conocimiento sapiencial, que no sustituye el
conocimiento científico, pero lo ubica existencialmente, lo confirma y lo
complementa.
Regresamos así, al vínculo entre
mística popular y Religiosidad Popular Latinoamericana: de nuevo, la sabiduría
es un don del Espíritu Santo, que es dado a los creyentes, creyentes que son:
“Pueblo de Dios” (Concilio Vaticano II).
Nos dice Puebla, en el numeral 448:
“La religiosidad del pueblo, en su núcleo es un acervo de valores que responden
con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia”. Así, la
sabiduría popular, en América Latina, tiene rasgos contemplativos, ellos guían
la relación con la ecología y con el prójimo.
De esa relación derivan:
-
El trabajo.
-
Las fiestas.
-
La solidaridad.
-
La amistad.
-
El parentesco.
Es una sabiduría que se hace cultura.
Cultura que viene de la vida humana, de la historia cotidiana. Esta cultura:
“tiene intuición y corazón”, ellas conservadas en los sectores pobres (Puebla
414); pero no por ello, aisladas de las corrientes propias de la globalización.
Por otra parte, la Conferencia de
Puebla, habla de las prácticas devocionales de nuestro pueblo cristiano, tanto
en sus valores como en sus deformaciones (Numerales 454 y 456); se nombran y se
enumeran las principales devociones del pueblo en su culto a:
-
Dios.
-
Cristo en sus principales misterios.
-
La Virgen en sus distintas advocaciones.
-
Los santos como protectores.
-
Los difuntos.
También se habla de una fe encarnada
en la cultura popular:
-
Canto.
-
Danza
-
Imágenes.
-
Fiestas religiosas.
-
Peregrinaciones o romerías a lugares sagrados (Solo
como ejemplo: “El Cristo Negro de Esquipulas”)
Hay lugares como santuarios, donde se
celebra la fe y se reciben los sacramentos: en diciembre del 2021, la Catedral
Metropolitana de San José, se convirtió en el sexto santuario nacional, erigido
por la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
En el país, los otros 5 santuarios
son:
-
La Basílica de los Ángeles, en Cartago.
-
Santo Cristo de Esquipulas, en Alajuelita.
-
Santo Cristo de Esquipulas, en Santa Cruz, Guanacaste.
-
Dulce Nombre de Jesús, en Barrio Pitahaya, San
José.
-
Sagrado Corazón de Jesús, Barrio María Peralta, San
José.
En ellos, se celebra la fe, los
sacramentos y los sacramentales (Signos sagrados, muchas veces con materia y
forma, por medio de los cuales se reciben efectos espirituales y que son actos
públicos de culto y santificación.); esa actitud, se extiende sacerdotes y el
Papa.
Por otro lado, el pueblo cristiano,
tiene capacidad de sufrimiento y heroísmo para sobrellevar las pruebas y confesar
la fe. De igual manera, la vida de oración y la aceptación de los demás: los
rasgos más característicos del catolicismo popular latinoamericano son:
1) Viven la relación con Dios, de
manera interpersonal, familiar, cercano.
2) La relación es cordial y afectiva.
3) Lenguaje sensible y no
intelectual.
4) Se ayudan con imágenes y símbolos.
5) Se concretan en exteriorizaciones:
peregrinaciones, visita a santuarios, fiestas, celebraciones. Con ellas, se
subraya la pertenencia a la iglesia.
6) Valoran los sacramentales y los
sacramentos.
7) Tienen fe, pero falta instrucción
religiosa.
8) En el catolicismo popular, debe
trabajarse el acceso a la Biblia (No en balde, Francisco, instituyó en 2019,
“el domingo de la Palabra de Dios”: el tercer domingo del tiempo ordinario)
9) Poseen la sabiduría: ven la vida a
la luz de la fe en Dios.
10) Se subraya el amor y la
generosidad con el prójimo.
11) Llevan con fortaleza la cruz de
Cristo.
12) Vida de oración sencilla. Se
dirigen con sencillez también a la Virgen y los Santos.
13) En la piedad popular, se tiene
devoción a Cristo en: Navidad, Semana Santa, el Sagrado Corazón de Jesús, las
advocaciones de la Virgen, devoción por los santos en sus fiestas patronales.
14) Se ejerce la piedad, pero con
conciencia de pecado (Se reza con fervor el: “yo confieso”)
15) No separan la piedad de la vida
cotidiana.
16) La creación es obra de Dios, de
ahí: el respeto, el amor y el cuidado hacia ella.
17) Muchos se reúnen en Comunidades
Eclesiales de Base.
18) Se sienten y son parte del Pueblo
de Dios.
Con esto dicho, veamos los signos de
experiencia mística en el catolicismo popular latinoamericano:
-
La “irrupción” de lo sagrado: Dios y su Misterio,
irrumpen en el espacio y tiempo humanos; se manifiesta como peculiar designio
de Dios; el ser humano, no puede ocultarlo, ni negarlo; Dios entra en hombres y
mujeres y los conmueve sensiblemente; como ejemplos, podemos citar a San Juan
Diego o a San Martín de Porres.
-
La “inmersión” en el mundo como medio divino: el
planeta, es un medio divino, en el cual se habita, en el cual se sumerge; por
ese medio se alaba a Dios, a quien se percibe presente en su obra; es parte de
la ecología, a la que se admira; por ello, se tiene conciencia ecológica (He
aquí, algunas de las motivaciones de: “Laudato SI” y “Laudate Deum”)
-
La gratuidad del don: los latinoamericanos, son
dados a la “reciprocidad”, los fieles saben que, los dones implican una
gratuidad, esa gratuidad viene de Dios; este “conocer”, es la verdadera
sabiduría. “Dios es el dador”, por ello se le agradece.
-
La centralidad de la vida y las relaciones
personales: se enaltece la vida desde la dignidad, el amor, los afectos, los
vínculos, las relaciones humanas y trascendentes; lo bueno, lo malo; la dicha y
los quebrantos. La “Vida”, así con mayúscula, invita a crecer, a amar, a
construir, a progresar en humanidad, a sentirnos hermanados; la vida como
muerte y resurrección es un don; he aquí, la totalidad mística.
-
La presencialidad de Dios: Catolicismo Popular, es
presencia “sentida” de lo divino, ello no consiste en tener una teología, sino
en “experimentar su Presencia Inefable e Insondable”: muchos lo dicen con
sencillez: “siento a Dios, muy dentro mío”; del mismo modo, la ausencia de
Dios, es muy sentida, lo mismo pasa con los momentos de consuelo. Es
interesante que, “el Sentir de Dios”, se da en las fiestas, en los actos de
piedad popular, pero también en la dinámica de la vida cotidiana: hay contemplación
y acción, hay denuncia profética (“Se denuncia lo incorrecto y se anuncia la
esperanza”)
-
La vida como oración: el catolicismo popular,
experimenta la oración como vida. Esto lleva a la familiaridad con Dios, con la
Virgen, con los Santos. Por ello, se tornan en mediadores. De este tipo de
experiencias, han surgido “círculos de oración”, instalados en casas de
familia, donde se practican: la intercesión, la alabanza, la súplica, la
lectura compartida de la Biblia.
-
Vida solidaria: es uno de los signos más claros del
Catolicismo Popular, es casi un elemento cultural: arraigo a la tierra, arraigo
al terruño, valores de familia, esto todavía se vive en los barrios de la
periferia.