María Corina Machado: opositora al “Chávez – Madurismo”: Premio Nobel de la paz, 2025.

 

María Corina Machado: opositora al “Chávez – Madurismo”: Premio Nobel de la paz, 2025.

Ocean Castillo Loría.

 

María Corina, inicia en las filas de la oposición, recién pasados sus 30 años. Para decirlo de algún modo, ella irá ascendiendo en ese bloque, hasta convertirse en una de sus caras más visibles y polarizantes.

 

Ella mezcla dos dimensiones: la defensa de la democracia política y la representación de la élite venezolana, que, por medio de su pensamiento liberal, no dejó de ser el caldo de cultivo de la subida al poder, de Hugo Rafael Chávez Frías. Ella es de las liberales, que piensa que debe tomarse el poder del Estado, para que el mercado, sea el gran organizador social.

 

María, es la receptora del Premio Nobel de la Paz, en 2025: por su pensamiento, por su acción política, María Corina, nos permite ver un “cruce de caminos”, en las Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales: acción política opositora al mal llamado: “socialismo del siglo XXI”; actividad diplomática, ante el sistema internacional y, la construcción ideológica, relacionada con: la filosofía política, el reformismo y la teoría política.

 

Precisamente, la acción política de Machado, iniciará en el 2001, al fundar con otras personas, la organización de observación electoral: “Súmate”. Luego, con motivo de las grandes movilizaciones opositoras del 2014, comenzó a ser más reconocida. De ahí, ganará la interna opositora del 2023. Por su imagen y fuerza, se procedió por parte de los oficialistas, a su inhabilitación. Este es uno de los tantos momentos, en que corrió peligro por la inseguridad y las constantes amenazas a su vida.

 

Ahora bien, un galardón como el Premio Nobel de la Paz, tiene un objetivo político: recordemos que, en el caso del año 1987, la recepción del reconocimiento, por parte del Dr. Oscar Arias Sánchez, implicaba un apoyo a la política de paz para Centroamérica, en oposición a las tesis guerreristas, de sectores del Partido Republicano de los Estados Unidos. En el caso de Machado, la idea, es unirse a las presiones contra el régimen “Madurista” en Venezuela.

 

Dicho esto, el tránsito de la lideresa política venezolana, ha ido de posiciones duras, a tesis más conciliadoras y moderadas. Pero: desde la sociología política: ¿Quién la sostiene dentro de la oposición?:

 

-          La clase media.

-          Élites económicas.

-          Sectores urbanos.

 

 En lo que refiere a su discurso político, se pueden distinguir los siguientes elementos:

 

-          Confrontación explícita con el régimen (exaltación del conflicto político).

-          Estrategias de no – violencia activa (Resistencia civil).

-          Una política que derive del sistema internacional (Petición de sanciones exteriores).

 

Entonces, María, actúa o actuó, dentro de las estrategias de acción directa contra la dictadura y, en la esfera internacional, para lograr presiones contra la tiranía bolivariana. Ella, junto a otros dirigentes opositores, han sustituido, lo que, en algún momento, “fue la vieja clase dirigente de AD y COPEI”.

 

Debe saberse o recordarse que, con sus luces y sus sombras, esos partidos, representaban a la socialdemocracia y al socialcristianismo. Machado, está distanciada ideológicamente de esas tesis. María Corina es liberal:

 

-          Monetarista en lo económico (Apertura, estímulo a la inversión, privatizaciones).

-          Defensora de los derechos del individuo, el consentimiento de los gobernados y la libertad política.

 

Una evidencia del primer punto, es su defensa de la privatización de PDVSA; para muchos autores, ella postula lo que se denomina como capitalismo popular: a saber, que el sistema de precios y mercados, sin ser reformado en el fondo, permita la propiedad de empresas por parte de ciertos sectores de la sociedad.

 

En esta lógica, por ejemplo, su movimiento político, “Vente Venezuela”, Se ha presentado como “liberal – Republicano, de centro”. Esta visión (Cuando menos, discursivamente), se trata de ubicar en una visión moderada del espectro ideológico.

 

Esto es interesante, en distinto grado, el socialcristianismo y la socialdemocracia, buscan reformas al sistema de mercado, pero en el caso del llamado: “capitalismo popular”, busca reformas, pero a la intervención del Estado en la economía. Es decir, es o parece ser, reformismo, pero con la visión puesta en la palestra electoral; y no, en la democracia social.

 

En otro orden de cosas, si nos ponemos los lentes de la filosofía política, el otorgamiento del Nobel, refuerza la legitimidad de la resistencia interna, que busca el apoyo internacional. Ante la represión a la democracia, se buscan las coacciones externas.

 

Así las cosas, María Corina, se basa en la aceptación popular: aceptación, que quedaría demostrada, en las victorias electorales y las manifestaciones callejeras. Por su parte, se buscaría la deslegitimación del régimen, dada la violación constante de los diversos derechos.

 

En este escenario, hay una tensión: tanto Machado como Maduro, luchan por el dominio de la soberanía popular. Incluso, la primera, habla de lo que desde el marxismo sería “el derecho burgués”, mientras Maduro, diría que, defiende la “ley de la revolución bolivariana”.

 

Por su parte, cuando vemos la anatomía de la oposición venezolana, observamos que:

 

1) Hay un sector que, busca forzar el régimen, dentro de las propias reglas de juego.

 

2) Hay otro, que busca hacer explotar la crisis. En algún momento (Cuando menos), Corina optó por esta opción.

 

Hoy, desde la literatura de las Ciencias Políticas, se puede hablar de dos tipos de estrategias, frente a regímenes autoritarios:

 

a) Estrategias de contestación: movilización y protesta.

b) Estrategias de contención: alianzas internacionales, litigios, sanciones.

 

Machado, combina ambas estrategias. Y, como todo en la vida, tiene elementos rescatables y riesgos. Entre los primeros: la mezcla entre presión interna y, el aislamiento internacional. El objetivo de esta combinación implicaría: la fractura de las élites autoritarias.

 

Sobre los riesgos, podemos mencionar: los costos sociales fruto de las sanciones; el que las sanciones vengan del sistema internacional puede abrir la puerta para que, el oficialismo, busque fortalecer discursos nacionalistas; en esta lógica, muchas dictaduras dicen: “defendemos la soberanía, mientras nuestros opositores, son traidores de nuestros valores nacionales”.

 

Pero: ¿Por qué podrían mezclarse ambas estrategias?: la respuesta nos la daría la sociología política: porque los canales internos están bloqueados (Esto queda evidenciado, por ejemplo, en la esfera de los medios de comunicación y las redes sociales).  

 

Además, la oposición estaría buscando legitimarse ante escenarios internacionales (Por ejemplo, en 2005, María Corina, se reunió con el entonces presidente estadounidense, GW Bush); de este modo, luchaba por el poder político y simbólico.

 

Pasando esta página, también debe decirse que, el premio a la venezolana, alimenta de capital simbólico a la oposición; ella se ve favorecida por una mayor visibilidad diplomática (Esto es clave, en la coyuntura dominada por las crisis en Ucrania y en Gaza).

 

Por su parte, Maduro ha respondido con la organización de nuevas maniobras militares, esto, frente al despliegue castrense de los Estados Unidos en el Caribe. Trump, al que Machado le dedicó unas palabras al agradecer el Nobel, dice que está combatiendo el narcotráfico; Maduro, riposta, que es “un asedio del imperialismo yanqui”.

 

Como puede verse, la acción política de la lideresa, así como la situación nacional e internacional, muestran diversas tensiones, por ejemplo:

 

1) El origen de estrato social de Machado, sustenta el concepto de “lucha de clases”, al que se ha amparado el régimen Chávez – Madurista.

 

2) La ideología economicista de la premiada, genera pesimismo, frente a una posible salida de corte reformista en Venezuela.

 

3) Para sus adversarios, María, “es un agente internacional”, que atenta contra la soberanía defendida por Simón Bolívar.

 

De ahora en adelante, tendremos que poner atención a los siguientes escenarios:

 

1) ¿Será el premio, un elemento que posibilite la articulación de los opositores?

2) ¿Será el galardón un acicate para la transición democrática; o aumentará la represión del dictador?

3) ¿El sustento de Corina, reforzado por el Nobel, hará retroceder tesis de corte socialdemócrata y socialcristiano, dentro de la oposición?

 

Si regresamos a la filosofía política, Hannah Arendt, nos dice que, la acción política, muestra a la humanidad como libre e igual. En el caso venezolano, el autoritarismo y totalitarismo del “Chávez – Madurismo”, rompe ese postulado. Entonces, Arendt, dice que esa realidad, abre la puerta para la resistencia, como parte de un nuevo comienzo político. Desde esa óptica, la acción de Machado, es política pura.

 

Quizás entremos en tesis de tipo idealista, pero, posiblemente el Nobel, sea parte del nacimiento del rompimiento totalitario; estará por verse, si en el momento de la caída del mal llamado: “Socialismo del siglo XXI”, será posible, una democracia con una verdadera ciudadanía activa, ella, como fundamento de la libertad política y no solo la económica.     

 

En otro orden de cosas, por lo pronto, sabemos que, desde enero de este año, el régimen de Nicolás Maduro, no solo persigue a la oposición tradicional, sino también, a las voces críticas dentro de su propio ámbito ideológico. Tales han sido los casos de la abogada, María Alejandra Díaz y la activista, María Lía Grajales.

 

Del mismo modo, en ese mismo mes, se informaba que, la presión internacional, se mantenía sobre el régimen; se confirmaba la fragmentación en la cúpula, y se daba la pérdida de aliados, como el gobierno de Chile y Brasil.

 

Estas serían muestras de lo que dirían los maestros Juan Linz y Guillermo O´Donnell: los procesos de democratización, suelen emerger cuando confluyen:

 

-          La erosión del consenso entre las élites autoritarias.

-          Presión social sostenida.

-          Aislamiento internacional del régimen.

 

Dentro de este marco, María Corina Machado, ahora revestida con el Nobel de la Paz, aumenta su capacidad catalizadora, en pro de la apertura del sistema político venezolano. Si seguimos a O’Donell, él diría que, la transición democrática, requiere acuerdos entre élites.

 

Esto, nos lleva al giro de estrategia y táctica en María Corina: ella pasó de la confrontación, a la moderación:

 

-          Machado inició su camino en la oposición, de manera radical: de hecho, estuvo en el Palacio de Miraflores, en 2002, luego del golpe de Estado a Hugo Chávez, aunque siempre ha dicho que no apoyó el levantamiento.

 

-          Ella nunca negó sus vínculos con Estados Unidos, por lo que, para el régimen, “es representante del imperialismo”.

 

-           El día que Chávez, hizo su último discurso a la Asamblea Nacional, la lideresa lo confrontó, diciendo que, los venezolanos, no querían avanzar por el camino del comunismo, además, dijo que, la política de expropiaciones, era un robo. Con esto, perdió el careo: Hugo Chávez, era “un viejo zorro”, le respondió, que ella, no tenía la estatura para debatir con él; además, le había dicho ladrón delante de todo el país y él no la iba a ofender: “águila no caza mosca diputada” (Jaque Mate, retórico).

 

-          Maduro ganó las elecciones de 2013, una facción de la oposición, en la que estaban: Antonio Ledezma (Experimentado dirigente socialdemócrata), Leopoldo López y Machado, dejó de creer en la vía electoral y comenzó a organizar movilizaciones masivas, ellas, llevaron a la paralización del país; el régimen, respondió con una gran represión, que produjo 44 muertes.

 

-          Luego, Leopoldo López, sería detenido, esto llevaría a María Corina a un fuerte liderazgo en la facción opositora, de la que estamos hablando. Otras facciones, llamaban a dialogar con Maduro, ella, se oponía.

 

-          Así, la hoy galardonada, comienza a ser perseguida: el “Chavismo”, la expulsará de la Asamblea nacional, luego le prohibiría salir del país (Golpeando la estrategia de legitimación, ante el sistema internacional); de seguido, la señalaría, como “conspiradora para asesinar a Maduro”; finalmente en 2015, la Contraloría, la inhabilitaría por un año, impidiendo su elección a la legislatura en ese periodo.

 

-          En 2017, el Chavismo, concreta una Asamblea Nacional Constituyente, esto, para sortear el dominio opositor sobre la Asamblea Nacional. María Corina, se sale de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), ella, insiste en que no se podía dialogar con el régimen; además, la MUD, había decidido participar en las elecciones regionales del 2018. Para ella, los comicios, eran: “una ilusión y un engaño”. En esa coyuntura, fue perdiendo protagonismo, pero mantenía su trascendencia. En 2019, dijo que era necesaria una intervención extranjera en Venezuela.

 

-          Hasta el 2024, su estrategia, era no reconocer al gobierno, pero para 2023, leyó el contexto. Así, comienza a tratar de llegar a gran cantidad de grupos sociales. Cuando se le impidió participar en los comicios presidenciales, le da su adhesión a Corina Yoris, una candidata desconocida: ella, también fue inhabilitada.

 

-          Luego los apoyos irían a Edmundo González, María, era la gran movilizadora de su campaña.

 

 

Corina Machado a estas alturas, es una opositora que ha resistido los embates de sus adversarios políticos, pero, además, es coherente en su visión ideológica monetarista. Contrario a otros pseudolíderes, ella, nunca ha buscado empatizar, ni con Chávez ni con Maduro.

 

Adicionalmente, comenzó a entender mejor, lo que es trabajar en equipo. Frente a esto, la represión aumentó: en Barquisimeto, los carros de Machado y su equipo de campaña, fueron objeto de atentados: les cortaron las mangueras de los frenos. El oficialismo negó tal versión.

 

Con esta evidencia, no es extraño que, para ciertas organizaciones evaluadoras de la democracia, lo que pasa en Venezuela, es consecuencia de una “autocracia cerrada”; en estos contextos, lo dicho por Linz y O’Donnell, tiene plena validez.

 

Entonces, desde la perspectiva ideológica, Machado, es la que encarna la reivindicación del liberalismo económico y político, frente a las tesis del mal llamado: “Socialismo del siglo XXI”: como parte de las tensiones descritas, resultaría que, el binomio Chávez – Maduro, se supone, defiende la justicia; Machado, dice lo mismo, desde la “narrativa de la libertad”.

 

Finalmente, si aumentamos el lente crítico, la historia del Premio Nobel de la Paz, no deja de estar exenta de contradicciones:

 

-          Kissinger, es premiado por “negociar” la paz, en la guerra de Vietnam (Pero fue clave en el derrocamiento de Allende).

 

-          Obama, fue premiado en medio de sus órdenes para las guerras, decretando ataques hasta con drones.

 

 

Desde la izquierda cada vez más alejada del centro, esas contradicciones, permanecen presentes en el caso de María Corina Machado. La cosa todavía se pone peor, si tomamos en cuenta que, en medio de las primeras declaraciones dadas, ella le dedica unas palabras a Trump.

 

Incluso, para la derecha, más lejana del centro, la iniciativa del estadounidense, sobre el conflicto en Gaza, le haría merecedor del reconocimiento. Pero de nuevo, aquí es donde se contrasta el “ser” con el “deber ser” de la política.

 

Desde el segundo, el o la premiada, deben encarnar moderación y plena fe en la negociación. Trump, está muy distante de esa imagen. Es decir: él no cumple con el ideal del pacificador, que patrocinan las élites internacionales (Véase cómo las características propias del neopopulismo, atentan contra las ilusiones del gringo: él, que se ha opuesto o dice oponerse a las élites, no concuerda con el molde de los que, en este caso, “tienen el poder”).

 

Ahora bien, desde las escuelas omnicomprensivas de las Relaciones Internacionales, el Nobel, se sustenta en las tesis de la escuela idealista:

 

-          La guerra puede ser evitada.

-          El conflicto, es un importante problema internacional.

-          Deben fortalecerse las instituciones que promuevan la paz.

 

Pero, si vemos el tema, desde los postulados de la escuela realista, en el fondo, al o la que se premia, es en el fondo, quien se somete a las reglas del sistema. Desde esta perspectiva, la búsqueda real de la paz, pasa a un plano inferior o totalmente al olvido.

 

Por otro lado, hemos visto que Machado, ha pasado por etapas de confrontación. Hemos visto que, ella está aliada a intereses externos: para los partidarios del “Chávez – Madurismo”, desde sus primeros momentos, Corina, siendo miembro de “Súmate”, era parte de los presuntos actos desestabilizadores, de esa organización.

 

En este trabajo, hemos visto que, ella, ha combinado estrategias internas y externas, para oponerse al régimen venezolano. Para los pro oficialistas, ella ha buscado más, el respaldo internacional, que las concertaciones en su país. Pero entonces: ¿La lucha por los derechos civiles?: queda ensombrecida, por una presunta estrategia geopolítica, más amplia.

 

Pues bien, en esta exposición, hemos visto que, estos galardones no son inocentes, se validan pues, las presiones internacionales y las sanciones; para los “socialistas del siglo XXI”, esto es tan malo como que: “los que tienen poder, son los que definen lo que es y lo que no es democracia”. Como si no hubiese suficiente literatura politológica al respecto (Solo como ejemplo, Dahl y Sartori).

 

Ahora, es interesante que la teoría de la democracia en Ciencias Políticas, no parece tomar con fuerza, la dimensión de la democracia social. En ella, no basta la democracia política, la verdadera democracia, nace de la justicia social (Pablo VI: Popolorum Progressio).

 

Ello, implica la denuncia de las élites políticas (Oscar Arnulfo Romero e Ignacio Ellacuría), pero esa denuncia, lleva a una apuesta: la verdadera defensa de los pobres, de los marginados. Pese a ello, Machado, ha denunciado algunos de los crímenes del poder.

 

Pero, por otro lado, tal parece que la paz que proclamaría María Corina, está alineada a las tesis de los intereses de los grandes poseedores de los medios de producción. Para la izquierda marxista, es “una falsa paz impuesta por el imperialismo”.

 

Entonces, una paz, solo basada en la democracia política, no permite observar, por ejemplo, el problema de la desigualdad. Regresamos pues, a un riesgo, del que ya hemos hablado: ¿Cuáles son las consecuencias sociales de la presión y las sanciones?; como puede verse, aquí es donde se cae el componente “popular”, del capitalismo, que presuntamente, defiende María Corina.

 

Desde la perspectiva valorativa, el entregar un premio, refuerza una visión de “lo que es bueno y es malo” (Xabier Pikaza), por ello, en el presente análisis, hemos tratado de dejar retratadas, las luces y las sombras de la galardonada.

 

Eso sí, el hecho de que se deje de lado la democracia social, no significa que un premio de este tipo, no apoye de algún modo, cuando menos, algunos escenarios, de la construcción de la paz. Pero esos escenarios, tienen la gran debilidad, de no tomar en cuenta la democracia social.

 

Tal camino, nos hace regresar al tema ideológico: ya lo decía Rómulo Betancourt, sin democracia no hay justicia social (Como puede verse, le da vuelta al postulado del Papa Pablo VI); pero luego decía: sin justicia social, la democracia se vacía de contenido (Con lo que se ubicaba en la línea de Montini).

 

Machado, se limitaría en este contexto, a un Estado de Derecho, pero no, a un Estado Social, pues para ella, el gran organizador de la sociedad, debe ser el mercado. Lo que sí podría recibir de Betancourt, es la lucha contra el militarismo. El ex presidente socialdemócrata, enfrentó la represión de Pérez Jiménez; María, ha enfrentado la represión “Chávez – Madurista”. Con las diferencias ideológicas del caso, ambos postulan en su respectivo tiempo: un modelo político basado en: la ética, la pluralidad institucional y la razón pública.

 

Esto nos lleva a un autor clásico: John Rawls: en primera instancia, viendo los actos de desobediencia civil de Machado, ellos se enmarcan en las características que establece este autor, a saber:

 

-          Acto público.

-          No violento.

-          Conscientemente político.

-          Dirigido a cambiar leyes o políticas injustas.

 

Ahora bien, Rawls, dice que esa protesta, se hace ante un gobierno, que, aunque imperfecto, conserva alguna legitimidad; aquí hemos visto que, María Corina, pasó por una etapa en la que, desconocía la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro Moros.

 

Más bien, la dirigente venezolana, se abraza a otra reflexión del estadounidense: en contextos donde las instituciones han sido cooptadas o privadas de sentido representativo, la desobediencia, asume la bandera de la restauración de la justicia.

 

Desde esta perspectiva, si se observan las acciones de Betancourt, se puede decir que, su objetivo era, la restauración del “contrato social” (Rousseau), pero con la idea de ir luego a la democracia social. En el caso de María, se limitaría a las condiciones de la democracia política (Cosa que, por cierto, no es poco).  Valga decir que, esa restauración de la democracia política, es un requisito compartido, por toda la oposición venezolana. Si la oposición lograse su objetivo, no debe perderse de vista, que se insertarán, en un país altamente polarizado.

 

Esa polarización, permite el retorno de la tensión, entre: resistir y pactar (Arendt, O’Donnell, Rawls) y es que esa resistencia y esa puerta del “pactar”, debe tomar en cuenta, que no se pierda el sentido de justicia, que se puede encontrar en la ética liberal (Rawls, C. Tilly).

 

En términos filosófico – políticos, la justicia es equidad. Contrario al mal llamado “Socialismo del siglo XXI”, no se puede sacrificar la libertad en nombre de la igualdad (Eso es lo que Daniel Oduber, denominará: “la revolución imposible”); desde esta línea, el Nobel, se orienta a la demanda racional de una democracia política (No necesariamente social).

Por su parte, desde el socialcristianismo, no se puede olvidar que, Rafael Caldera, apuntaba a una visión centrada en la dignidad humana y la subsidiaridad (El Estado debe intervenir solamente, donde la sociedad civil, no puede hacerlo por sí misma).

 

Caldera decía que, la política sin moral, es dominación y no servicio. esta tesis, merece ciertas reflexiones:

 

-          La moral es individual, la ética es colectiva: es más preciso hablar de las consecuencias de la política sin ética.

 

-          La visión economicista como la que tiene Corina, ha demostrado ser “un sistema de dominación”, basado en el egoísmo individualista.

 

-          Un sistema como el antes descrito, fue el que permitió el surgimiento de un fenómeno como el de Chávez Frías; recordemos las medidas de corte monetarista, que, por ejemplo, tomó en su segundo gobierno Carlos Andrés Pérez.  

 

-          ¿Ha aprendido la oposición venezolana, que no es suficiente luchar por una democracia política, sino, ir a una democracia social?

 

-          Podría decirse que, el socialcristianismo, plantea que la política, está subordinada al bien común; podría exponerse que, esta es la bandera de Machado, el tema es, que, en el fondo, en el neoliberalismo no hay bien común, se pondera el bien individual.

 

 

Por otro lado, el reconocimiento internacional, puede ser interpretado desde el pensamiento Copeyano, como un triunfo ético de la conciencia sobre la fuerza. Aquí, en efecto, María, hace de su integridad, su principal capital político (Por eso se desliga del golpe de Estado del 2002). Corina, encarnaría una resistencia ética, frente al uso patrimonialista del Estado, por parte del “Chávez – Madurismo”.

 

Asimismo, el Nobel, leído desde el humanismo cristiano, reivindica la autonomía de la conciencia individual (En sentido amplio, podríamos decir que este es uno de los aportes a tal humanismo, de Martín Lutero). Desde esa autonomía, se opone contra el colectivismo ideológico (Propio del mal llamado: “Socialismo del siglo XXI” y las corrientes marxistas).

 

Como Caldera, María Corina, entendería que, la dignidad humana es anterior al Estado, y que, la libertad política, es expresión de la vocación moral del ser humano. Desde la filosofía política, esa vocación moral, puede verse desde Aristóteles.

 

En otro orden de cosas, podría generarse un diálogo entre la visión liberal y el socialcristianismo, basado en el tópico de la subsidiaridad: aquí podría o, de hecho, se retomaría, el concepto de “popular”, en el modelo que defiende Machado: el economicismo, no negaría en principio, la participación comunitaria. Esto no es extraño: hay una lectura del socialcristianismo en clave liberal (Esto lo hemos visto en Costa Rica, en el PUSC).

 

Por lo pronto, en el ámbito más cercano a la acción política: para agosto de este año, COPEI, rechazaba las declaraciones de la hoy Nobel de la Paz, en el sentido de sustentar la abstención electoral, la clandestinidad y la confrontación.

 

Pues bien, el politólogo Manuel Caballero, postula que, los principios de AD y COPEI, terminaron configurando, un “centro reformista venezolano”: una concertación de civilidad, desarrollo y libertad; esto trajo la democracia al país suramericano, por 40 años.

 

Por parte de este análisis, no se observa una inserción de la Nobel, en esa corriente reformista. Ni siquiera aparece una lectura posideológica, globalizada o centrada en las diversas generaciones de los derechos humanos.

 

Para otros especialistas, ese denominado “centro reformista venezolano”, habría generado el “Pacto de Punto Fijo”, entre AD y COPEI, a finales de la década de los 50: para el internacionalista, Franklin González, ese pacto no funcionó porque fue entre élites (Nótese que, eso nos hace retornar a la tesis de O’Donell: si la transición democrática, requiere acuerdos entre élites y esto, ha fracasado históricamente: ¿Será factible lograrlo de cara a una potencial salida del Madurismo?).

 

Para los que ven los aspectos positivos de ese pacto: éste tendría una esencia ética: la creencia compartida de que la democracia, es el único camino a la justicia (¿Solo la democracia política y no la democracia social?).

 

Hemos visto diferencias entre la socialdemocracia de AD y el socialcristianismo de COPEI, con el pensamiento de Marina Corina Machado, pero: ¿Hay semejanzas entre esas corrientes ideológicas?:

 

-          La libertad como principio ético, no solo político: para AD y COPEI, la libertad, es un derecho fundamental para toda ética pública. Machado, encarnaría “esa libertad responsable”.

 

-          La dignidad humana como centro de orden político: esto es cierto, si vemos en María, la defensa radical de la dignidad, frente a la instrumentalización del ciudadano, que hace el “Chávez – Madurismo”. Pero si vemos, en Corina, la idea de la persona como fin del Estado, la afirmación es falsa: la persona sería fin del mercado, incluso, el mercado, estaría por encima de la persona.   

 

-          La ética del servicio público: si partimos que, Machado, insiste en la transparencia y la meritocracia, se podría relacionar con la tesis socialcristiana, “de la política como servicio” y la visión socialdemócrata de: “el Estado para el pueblo”. Hemos visto en el presente análisis, que, el economicismo, no permite ver la política como servicio; y menos, le interesa que “el Estado sea para el pueblo”.

 

Así, no hay evidencia en el sentido que la premiación a María Corina Machado, revalide el paradigma reformista venezolano, frente al fracaso del populismo de izquierda y del militarismo. Por otra parte, si nos colocamos los lentes de las Relaciones Internacionales, el Nobel a la venezolana, sería un triunfo del “poder blando” (Joseph Nye), en defensa de la democracia en Latinoamérica.

 

Solo como ejemplo, Václav Havel, en su defensa de los derechos humanos, se constituyó en un intelectual cívico, que tradujo la resistencia moral interna, en legitimidad global. Algo semejante ha sucedido con la hoy premiada, de hecho, antes del Nobel, ya Corina, había recibido el premio con el nombre de Havel, por sus semejanzas con este político.

 

Por otro lado, el reconocimiento, reintroduce a Venezuela positivamente, en lo que podríamos denominar, el mapa ético de la comunidad internacional, esto, es una validación externa, sobre las posiciones de Machado (Cosa que ha sido criticada, por ejemplo, por dirigentes de COPEI: algunos, han dicho que, ella actúa para el escenario internacional).   

 

Esto muestra otra tensión a las ya expuestas: en efecto, si se observan las políticas exterior e internacional, tanto de AD, como de COPEI, se observa la concreción de: el multilateralismo, el derecho internacional y la cooperación. Pero tal parece, que, si lo hace la lideresa de “Vente Venezuela”, esto la hace resaltar; y por tanto, genera roces a lo interno de los grupos de oposición.

 

Por otro lado, en el tópico de las relaciones internacionales latinoamericanas, se habla de: “la Doctrina Betancourt”: no deja de ser cierto que Machado asume la tesis del no reconocimiento diplomático a las dictaduras. Sustentada en esa Doctrina, la lideresa, ha denunciado las alianzas del “Chávez – Madurismo”, sobre todo con regímenes autoritarios. Esto, no deja de ser la reactivación de lo que podría definirse como: “la tradición democrática exterior de Venezuela”.

 

Ahora, si se aborda el tema desde un pensamiento, como el de Teodoro Petkoff, puede hablarse de una victoria ética de una visión democrática (Política), contra el populismo de izquierdas, contra el mesianismo político.

 

Ahora bien, en efecto, María Corina, defiende la libertad como valor superior; la democracia política como método irrenunciable (Pero sin tomar en cuenta la democracia social); el problema de Machado, está en la justicia social como marco regulativo. De ahí, que, por parte de este análisis, son razonables las dudas de que la venezolana, asuma una ética de la responsabilidad al estilo Weberiano.

 

Conteste a Petkoff:

 

-          Machado, no creería en el reformismo como camino de transformación económica.

-          Su fe antropológica, estaría en la libertad como condición ética y política.

-          Sería un pilar fundamental de la crítica al populismo, como forma moderna de despotismo.

 

En esa crítica, la Nobel, defiende a la democracia, aunque no tenemos como certero, que ella, tenga claro que la democracia es un proceso (Rodolfo Cerdas Cruz); así la Nobel 2025, representa la lógica del liberalismo, pero no del reformismo socialdemócrata, como lo podría presentar Petkoff.

 

Por otro lado, Petkoff y Machado, compartirían que, la libertad no es un valor burgués (Como lo podría señalar el marxismo clásico o el mal llamado: “Socialismo del siglo XXI”); mientras Chávez y Maduro (En menor medida), podrían visualizar al pueblo venezolano, como sujeto de sacrificio por parte de “la receta socialista de la historia”.

 

Pasando esta página, es claro que en el camino del marxismo – leninismo, hubo un momento en el que se pasó del énfasis de la lucha de clases, al culto a la personalidad, Petkoff, nos dice que lo mismo pasó con el régimen de Chávez.

 

En otro orden de cosas, el analista y periodista, dice que, aunque el populismo se vista de democracia, corroe la esfera de lo político. Esto es fundamental, tanto para el momento presente de Venezuela y hasta de nuestro país. Este análisis, coincide con las tesis propias de Weber: la fe antropológica, ya no es hacia las instituciones, sino, hacia las personas (El personalismo de la política).

 

Desde el liberalismo, María Corina, combate cosas semejantes: los estilos de gobierno de Chávez y Maduro, van encarnando el cesarismo plebiscitario. En este caso, Machado va denunciando el paternalismo estatal, como forma de sometimiento. Conste, que, Petkoff, ya exponía esta distorsión.

 

Asimismo, Teodoro y María Corina, comparten la crítica al populismo, en este caso de izquierda, así, la verdadera emancipación, no pasa por la adoración del líder, sino por la reconstrucción de la ciudadanía libre y responsable (Esto es compartido por el liberalismo, el reformismo socialcristiano y la socialdemocracia).

 

Petkoff, terminará convencido, de la izquierda democrática, de tipo socialdemócrata; la pregunta que queda abierta es: ¿María Corina Machado, cree en una apertura económica con reglas?; ¿Es posible desde el economicismo, procurar una disminución del Estado con ética?

 

PD: al momento de escribir este análisis, la BBC en español, ha entrevistado a María Corina Machado (https://www.bbc.com/mundo/articles/cy4r4yxpjvpo), por lo que, en lugar de realizar un balance final de lo expuesto, hemos optado, por aplicar lo expresado en este análisis, a esa entrevista:

 

1)  La narrativa de Machado en esa entrevista, nos hace retornar a la filosofía política de Hannah Arendt: María Corina, trata de trasmitir que, “el poder es la capacidad colectiva de actuar juntos”, por eso insiste en que el Nobel, es del pueblo venezolano. Esto es parte de la estrategia de fortalecer su capital simbólico.

 

2) Una de las contradicciones que, podría señalarse a la galardonada, es que presenta una tensión discursiva: es el concepto de: la necesidad de la liberación de un régimen criminal: ella insiste en la intervención externa como forma de justicia (Para Arendt, el poder se cambia, cuando se invoca la violencia).

 

3) Podemos entrar en el tema de la interpretación desde la filosofía política: para Rawls, las intervenciones internacionales, solo son aceptadas, cuando las sociedades están fuera de la ley, buscando restaurar derechos básicos. Desde Rawls, cuando María, llama a la coordinación de fuerzas internas y externas, lo que se buscaría, es defender los derechos humanos universales. En Arendt, al depender de las fuerzas exteriores, se pude destruir la acción cívica.

4) Desde la perspectiva de Rómulo Betancourt, es válido hablar d organización ciudadana para la liberación por la unidad nacional. Estas tesis de María Corina, pueden ubicarse en la idea “Betancourista”, de “una democracia con pueblo”: es la tesis de una soberanía ética, frente al autoritarismo.

 

5) Desde el socialcristianismo de Rafael Caldera, el orden político, debe basarse en la dignidad humana, en este trabajo, hemos visto los cuestionamientos en relación a este tema y, la ideología de la Nobel de la Paz, 2025.

 

6) Es interesante: Machado, no tiene una estructura partidaria clásica, su partido “Vente Venezuela”, también presenta lo que critica: liderazgo carismático, personalista, con lo que se erosiona, la mediación institucional.

 

7) Petkoff, describe el populismo, como la presunta división “entre buenos y malos”; tanto Chávez como Maduro, ejecutaron y ejecutan esa estrategia. El punto es, que Machado, no deja de hacer lo mismo: al gobierno de Maduro, lo califica como “estructura criminal”. De igual manera, divide la decisión política entre: “estar con el pueblo o estar con el cartel”, insiste en la polarización moralizante: esto no colabora con una posible transición democrática.

 

8) María, por otro lado, no evita la autocrítica, al decir, que se subestimó la crueldad del régimen. Este error fortaleció su aprendizaje cívico, incluso llegará a hablar: de una posible transición ordenada y pacífica en Venezuela.

 

9) En el caso de Corina, su acción de desobediencia civil, se sustenta entre otras razones, en la idea de “un gobierno robado”, esto cumple la tesis de C. Tilly: la lucha por la restitución de derechos, se mueven entre la institucionalidad y la ruptura. El discurso de la premiada, cumple este tipo politológico.

 

10) En efecto, la política suramericana, lucha porque la legitimidad internacional, fortalezca su causa, pero también abre la puerta a la crítica, de la subordinación de su actuar, a los intereses externos. Retornando a Arendt, ella dice que, la libertad no es bien de importación, se construye en la esfera interna de lo político.

 

11) En este trabajo, hemos dicho que: Betancourt y Machado, con las diferencias ideológicas del caso, ambos postulan en su respectivo tiempo: un modelo político basado en: la ética, la pluralidad institucional y la razón pública. Pero en la entrevista en análisis, al hablar de que, un 90 % de la población quiere la derrota del Madurismo, expresa más un “deber ser”, que el “ser” de la política venezolana.

 

12) también hemos dicho que, el entregar un premio, refuerza una visión de “lo que es bueno y es malo” (Xabier Pikaza), en esta óptica, lo bueno es la defensa de la democracia frente a los regímenes autoritarios (No se dice nada, de la construcción de una democracia social).

 

13) En esta misma línea, la Nobel, posiciona a Venezuela como espacio de disputa entre la democracia liberal y los autoritarismos del eje: Rusia – Irán – China.

 

14) Como parte de las tensiones descritas, resultaría que, el binomio Chávez – Maduro, se supone, defiende la justicia; Machado, dice lo mismo, desde la “narrativa de la libertad”.

 

15) Maduro, ha respondido con la organización de nuevas maniobras militares, esto, frente al despliegue castrense de los Estados Unidos en el Caribe. Por cierto, que, desde las teorías críticas de las Relaciones internacionales, la alianza entre María Corina y Trump, puede ser reinterpretada como un reacomodo neo intervencionista, en que la teoría democrática, es más, una herramienta geopolítica, que un objetivo ético (Esto le daría razón al Madurismo).

 

16) Machado, reivindica la resistencia, eso desde el liberalismo político y económico; su insistencia en que, la invasión ya existe, permite relativizar el concepto de soberanía y, la hipótesis es que, así se combate las tesis “de una potencial defensa nacionalista, por parte del régimen venezolano.” La invasión no sería de aliados externos, “Venezuela ya está invadida, por la corrupción del Madurismo y sus aliados nacionales e internacionales”.

 

17) Con la recepción del Nobel, la venezolana, queda revestida de una legitimidad ética, lo que queda por delante, es fortalecer con ella, la legitimidad política de la oposición a Maduro Moros.    

 

 

    

 

 

 

 

 

 

 

 

     

 

 

 

 

 

    

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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