José María Tojeira: defensor de la dignidad humana, desde la iglesia y la sociedad.
José María Tojeira:
defensor de la dignidad humana, desde la iglesia y la sociedad.
Ocean Castillo Loría.
El pasado 5 de septiembre, ha
fallecido José María Tojeira: este jesuita, fue fundamental para la búsqueda de
justicia, respecto al caso de los jesuitas asesinados en El Salvador, en la
década de los 80.
Con ese papel, el jesuita
español, demostró la entrega incansable de su vida, al servicio de
Centroamérica. En el Salvador, el padre Tojeira, era conocido como “Chema”, un
ejemplo de apostolado social, de intelectual universitario, de compromiso con
los derechos humanos y la justicia; un pastor, “con olor a oveja”, como decía
el Papa Francisco, esto, por su constante acompañamiento de la grey.
Tojeira, nació en Vigo, en 1947;
y su andar por Centroamérica, inició en 1969, cuando llegó a Honduras. Luego,
en 1985, sería enviado a territorio cuzcatleco (Allí se nacionalizaría). Tres
años después, sería nombrado Provincial de los Jesuitas. Es en función de ese
cargo, que debe enfrentar la masacre de 6 jesuitas y dos mujeres en el campo
universitario de la UCA, corría el mes de noviembre, de 1989.
José María, era licenciado en
filosofía y teología, esto por la Universidad de Comillas. Luego de su lucha
por justicia, a las víctimas de “la masacre de la UCA”, pasó a ser rector de
esa universidad, de 1997 a 2010. Para el 2016, sería nombrado director del
Instituto de Derechos Humanos, de la Universidad Centroamericana (IDHUCA), él
ejercería ese rol hasta el 2020, esto, sin dejar su labor parroquial.
La lucha por la justicia y los
derechos humanos, llevó a Tojeira, a oponerse al neo populismo de derecha, del
Presidente Nayib Bukele: el “padre Chema”, decía que, debía seguirse mostrando
el camino de la vida, frente a un gobierno que, en nombre de los Derechos Humanos,
violaba los derechos de “culpables e inocentes” en su país. En 2022, el jesuita
decía que, la iglesia, una vez más, debía acompañar a las madres de los
desaparecidos, defendiendo el Estado de Derecho junto a la crítica, el dialogo
y la libertad.
La lucha de Tojeira, llevaría a
la reapertura del caso de los jesuitas, esto, en el año 2022. El año pasado, 11
personas, fueron llevadas a juicio por esa causa: actualmente, están por
cumplirse 5 meses de retraso de ese proceso: en el expediente, aparece como
acusado, el ex presidente, Alfredo Cristiani: a él se le señala, de comisión
por omisión.
Los otros acusados son:
-
Rafael Humberto Larios López (militar).
-
Juan Orlando Zepeda Herrera (militar).
-
Inocente Orlando Montano (militar).
Ellos, según la fiscalía, son los
actores mediatos de los asesinatos. Los acusados como cómplices son los
siguientes militares:
-
Juan Rafael Bustillo Toledo.
-
Joaquín Arnoldo Cerna Flores.
-
Nelson Iván López López.
-
Carlos Camilo Hernández Barahona (Todos, menos
éste último, son, además, acusados de terrorismo).
Conjuntamente, están señalados
por encubrimiento personal y fraude procesal:
-
Rodolfo Parker (Ex diputado por la Democracia
Cristiana, quien en ese tiempo, era abogado del ejército).
-
Oscar Alberto León Linares (militar).
-
Manuel Antonio Ermenegildo Rivas (militar).
Como puede verse, la labor del
padre José María, iba más allá de la filosofía, la teología, la política y la defensa
de los Derechos Humanos y la lucha por la paz. Esto, en el marco de una
democracia frágil, atenazada por el neo populismo de derecha.
En este análisis político –
teológico o teológico – político, veremos que Tojeira, sintetizaba en sí:
pensamiento crítico, compromiso cristiano y praxis política; esa praxis,
orientada a la justicia social. Desde la filosofía, el padre, se alimentará de
la doctrina clásica de los Derechos Humanos y la filosofía personalista (De la
que el Papa Juan Pablo II, sería figura fundamental, subrayando, que la
dignidad humana, es un fin y no un medio).
De ahí, para Tojeira, la dignidad
de la persona, era un principio rector de toda convivencia social, es decir,
como lo expresara Aristóteles, de toda acción política. Este sacerdote, mira
como fundamental, la racionalidad política de la que serían sus negaciones: la
violencia estructural y la exclusión. Éstas, rompen la comunidad y la justicia,
propia de la polis.
Tojeira era Jesuita, por tanto,
retoma los postulados de discernimiento y misión de San Ignacio de Loyola. A
esto, se suma el modelo de la Teología de la Liberación (Gustavo Gutiérrez,
fallecido el año pasado; Ignacio Ellacuría, víctima de “la masacre de los
jesuitas”; y Jon Sobrino, también jesuita).
En el español, ese modelo, no es
una teoría abstracta, Tojeira concretará su praxis (Que en esa teología es lo
primero), en el acompañamiento de las víctimas de la violencia y los pobres.
ese fue, el criterio hermenéutico de su fe. El europeo, llegaría a decir: “La
fe no se mide en actos devocionales, sino, en la capacidad de transformar
estructuras injustas”.
En ese sentido, el jesuita, sigue
la praxis de los Mártires de la UCA; sigue la praxis de San Oscar Arnulfo
Romero: “La gloria de Dios es que el pobre viva”. El padre José, viviría su fe, traduciéndola
en la lucha por estructuras, de justicia, reconciliación y verdad.
Desde las Ciencias Políticas,
Tojeira se inscribiría en la teoría de la democracia, propia de Robert Dahl y
Giovanni Sartori. El jesuita, reconocerá que, la política exterior de Costa
Rica, en la primera administración de Oscar Arias Sánchez (1986 – 1990), sería
clave en el caso de El Salvador, cuyos acuerdos de paz, se firmaron en 1992.
El problema de ese proceso, es el
intento de construir una democracia política, pero con la ausencia de una
edificación de una democracia social. Tojeira, tenía esto claro: la oligarquía,
mantuvo la mayoría del poder en las estructuras. En este marco, el cura, se
insertará en la defensa de la justicia transicional, donde la memoria, la
reparación y la verdad, son condiciones indispensables, para fortalecer el
sistema democrático.
Asimismo, el filósofo y teólogo,
enfatizaría la necesidad de dar fuerza a la institucionalidad, combatir la
corrupción y la polarización partidaria. He aquí una clara evidencia del por
qué, el padre José, se oponía al autoritarismo y el neo populismo, que hoy
gobierna El Salvador.
Por otra parte, ya en vida,
Tojeira era un referente ético internacional: no se puede olvidar que, el caso
de “la masacre de los jesuitas de la UCA”, llegaría a estrados judiciales en
España. El ignaciano insistiría en que, indudablemente, los crímenes de lesa
humanidad, requieren una fuerte jurisdicción universal. Desde ese momento, el
país salvadoreño, era parte de los debates sobre justicia y soberanía (Esto
sigue siendo así, bajo el gobierno de Bukele).
En este contexto, el aporte de
Tojeira a la rama de las Relaciones Internacionales, se encuentra referido a
los tópicos de: cooperación, defensa de los Derechos Humanos y la integración
regional. En lo que compete, a los derechos humanos, la personalidad sobre la
que estamos analizando y reflexionando, tenía claro que, esos derechos, vienen
de la dignidad humana. Así, el pacifismo de Tojeira, venía del pensamiento
cristiano. En esto es esencial, el pensamiento de, por ejemplo: San Pablo VI: la
paz viene de la inclusión social y la justicia (Encíclica: “Popolorum
Progressio”).
Por otra parte, no se puede negar
que todo ese pensamiento, viene sustentado por la relación de José María, con
Monseñor Romero y los jesuitas asesinados en la UCA: en trabajos anteriores, hemos
probado que monseñor, tenía su espiritualidad, encarnada con su pueblo.
Tojeira, diría de él: “Pastor que supo escuchar el clamor de los pobres y
transformar su vida espiritual en profecía pública”.
En lo que compete a los “Mártires
de la UCA”, el español insistiría, en que, no fueron asesinados por una
ideología política (El marxismo), sino, por la fidelidad al Evangelio y a los
pobres, como lugar teológico. En su memoria, llegaría a escribir: “el asesinato
pretendía silenciar una voz crítica, pero lo que hizo fue universalizar un
testimonio de fe y de justicia”. Romero, los Mártires y Tojeira, son un ejemplo
de una iglesia, que asume la opción preferencial (Y diríamos nosotros),
radical, por los pobres. he aquí la esencia de la Teología de la Liberación.
Ella, unida a la filosofía
política de Paul Ricoeur y a una ética de la responsabilidad, llevará al “padre
Chema”, a exigir justicia, como una forma de proteger la dignidad humana, en el
presente y el futuro.
Además, el clérigo, era parte de la memoria
histórica de El Salvador y el discurso global de los derechos humanos. En suma:
la Teología de la Liberación, por medio de Tojeira, dialogaba con organismos
internacionales y, con corrientes políticas seculares. Para ello, la UCA, era
un espacio privilegiado. Por ejemplo, desde su rectorado, impulsó la reflexión
teológica y la investigación social.
Así: el teólogo jesuita, se ubica
en medio de las herencias de Monseñor Romero y los jesuitas asesinados en la
UCA. Ellos son producto, de una iglesia comprometida con la construcción de una
sociedad, basada en los derechos humanos y la justicia.
El primero, “era la voz de los
sin voz”; los segundos, “eran una voz crítica”, esa voz, se encarnaba en la
UCA, que se constituía en una institución comprometida con la verdad social.
Por Romero y por los Mártires, Tojeira, se compromete más con el Evangelio.
Cumplía lo que había dicho el masacrado Ignacio Ellacuría: “la fe debe hacerse
historia, y la historia debe leerse desde los pobres”.
Y, si regresamos a la filosofía
política, Tojeira articula a Monseñor y a las víctimas de la masacre de la UCA,
en la categoría de: “dignidad humana”: en las denuncias de Monseñor Romero, se
adelantaban las bases, de lo que luego se conocería como “Justicia
Transicional” en el Derecho Internacional. En el caso de “los Mártires”, el ya
citado Ellacuría e Ignacio Martín Baró, hablarían desde la universidad, sobre
la violencia estructural, las dinámicas ideológicas y la fundación de la paz,
basada en la justicia. Es decir, por ejemplo, Ellacuría, hacía de la
universidad un espacio de reflexión y acción teológico – social (Las
investigaciones en: Ciencias Políticas, Economía y Sociología, eran
incorporadas, a la reflexión ética y teológica de la universidad).
Al abrazar las memorias de Romero
y “los Mártires”, Tojeira, sostiene que, su impacto no es solo religioso, sino,
también político. Ambas historias, erigen que: “no puede haber una sociedad
democrática, sin memoria, participación ciudadana y verdad”.
Si retornamos a la lectura
teológica, el sacerdote, ve en Romero y “los Mártires”, una iglesia, profética
y testigo de la vida y obra de Jesucristo: iglesia, capaz de denunciar la
violencia estructural (Profecía), hasta las últimas consecuencias.
En síntesis: Romero, es el
obispo, que se convierte en profeta, pues: “denuncia lo incorrecto y anuncia la
esperanza”. Entre tanto, “los Mártires”, son la voz intelectual de la Teología
de la Liberación, uniendo la mediación de las ciencias sociales, con la fe:
para José María Tojeira, éstos, son ejemplo, de una iglesia fiel a la justicia,
ella, dispuesta a arriesgar la vida por el Evangelio.
Gracias a Tojeira, tanto el
obispo como los jesuitas asesinados, traspasaron las fronteras salvadoreñas.
Monseñor Romero, fue canonizado en 2018, con ello, gracias al Papa Francisco,
el obispo era bandera de la praxis liberadora y la defensa de los derechos
humanos.
En lo que refiere a los “Mártires
Jesuitas de la UCA”, ellos gracias a Tojeira, en su acción en España; y su
constante labor de denuncia, se han coinvertido en símbolos de la lucha contra
la impunidad (Así consta, en documentos de Amnistía Internacional).
El filósofo y teólogo hispano,
muestra fuera de toda duda razonable que: tanto Romero, como Ellacuría, Martín
Baró y sus compañeros, son ejemplo de que, si la fe cristiana, se vive,
auténticamente, se une a los principios universales de los Derechos Humanos y
la justicia internacional.
Desde esta perspectiva, Tojeira,
es un puente metodológico: las ciencias sociales, analizan los derechos, desde
las dimensiones: histórica, jurídica y política; José María ligaba esto, con la
Palabra de Dios: “el ser humano, es hecho a su imagen y semejanza” (Libro del
Génesis). Esto, se unía a la opción preferencial por los pobres. él llegaría a
escribir que: el respeto de los derechos fundamentales, permiten consolidar la
paz y la justicia.
De nuevo: Tojeira, sintetiza los
martirios de Romero y el de los jesuitas de la UCA: el padre José María, uniría
las categorías del conflicto y la paz, de las ciencias políticas, la sociología
de la violencia política y, la teología del martirio.
Entonces, los asesinatos de
Romero y los Jesuitas, no son solo crímenes de Estado (Ciencias Políticas,
Sociología), sino, testimonio de compromiso evangélico y fe (Teología); esto le
hace un filósofo y teólogo, coherente: no abraza sacralizaciones abstractas,
pero tampoco, cae en reduccionismos empíricos, es lo dicho: un puente
metodológico.
Pese a ello, ese rol de mediador,
no estuvo exento de tensiones: para muchos científicos sociales, “teologizaba
la ciencia de la sociedad” (Una crítica muy común, hacia los teólogos de la
liberación); por su parte, los “eclesiásticos”, señalaban que “secularizaba”
los marcos teológicos: en síntesis: “las ciencias sociales, limitan a la
teología y viceversa: la teología, limita la investigación social”. Lo cierto
es, que el hispano, no hace una fusión ingenua, sino, una síntesis dialéctica,
que mantiene abiertas, las dos racionalidades.
Con esto claro, regresemos a la
realidad socio – política de José María Tojeira: el magnicidio de Romero,
abrirá las fauces de la guerra civil en El Salvador (1980 – 1992). El jesuita,
será una voz firme contra la dictadura, ella, actuaba bajo la dinámica, de una
violencia sistemática.
Ya vimos, que la iglesia
católica, fue objeto de esa violencia, esto, por medio de la masacre de los
jesuitas de la UCA; pero no puede dejar de mencionarse, el asesinato de 4
religiosas, por miembros de la Guardia Nacional en 1980.
Frente a este escenario, Tojeira,
no opta por el exilio o por el silencio. Actuará en las instancias nacionales e
internacionales. En el “padre Chema”, la teología no quedaba separada de la
historia, él tenía la convicción de que, la defensa de la vida, estaba por
encima, de cualquier estrategia de lo político y la política.
Así, cuando vio características
populistas, en el gobierno izquierdista, de Salvador Sánchez Cerén (2014 –
2019), dijo que: el gobierno, parecía presentarse como respuesta a los clamores
populares, pero éste, no podía reducir la participación ciudadana, a una
cuestión plebiscitaria, pues esto, debilitaba las bases democráticas. De modo
que, el gobierno del FMLN, conforme iba hacia un liderazgo personalista, golpeaba
la senda de la búsqueda de la solidez de las instituciones y el compromiso con
la verdad.
Asimismo, con la llegada de los
neo populismos a Centroamérica, podemos encontrar gobiernos de este tipo, tanto
hacia la derecha (Bukele en El Salvador; Chaves en Costa Rica) y hacia la
izquierda (Castro en Honduras y Ortega en Nicaragua).
Tojeira, advirtió que estas
dinámicas, aunque se presenten como soluciones eficaces contra la corrupción y
la inseguridad, pueden derivar en formas de autoritarismo. De este modo, el
filósofo y teólogo, se alimentaba con la tesis, de que: los neo populismos, al
explotar el desencanto ciudadano con la política tradicional, debilitan el
Estado de Derecho y, los mecanismos de control democrático.
Ante esta realidad, desde las
ciencias sociales y la teología, reiteraba:
-
Debe darse, un respeto irrestricto a los
derechos humanos.
-
Debe garantizarse la institucionalidad
democrática, por medio de la separación de poderes.
-
Frente a las tentaciones autoritarias,
populistas y neo populistas, se debe fortalecer una cultura de paz y
reconciliación.
Frente a ello, en la línea neo
populista, Nayib Bukele:
-
Usa masivamente las redes sociales, con el
objeto de subordinar la racionalidad a las emociones (Psicología Política), y,
saltar las estructuras de mediación del sistema político (Política comparada).
-
Deslegitima a los partidos políticos y, a los
órganos de control, como parte de “la vieja política corrupta”.
-
Concentra el poder en el Ejecutivo, incluso, por
voluntad electoral, con dominio del Legislativo.
Ahora, si vemos continuidades y
discontinuidades en el contexto donde se desenvolvió el accionar político –
teológico de Tojeira, podemos resaltar lo siguiente:
-
El académico y teólogo, vivió dictaduras,
populismos y neo populismos, teniendo estos fenómenos en común, el deseo de
abrazar el autoritarismo, subordinando las instituciones, a la figura del líder
o del grupo en el poder.
-
En todos estos casos, se manifiesta una
fragilidad democrática estructural (Desigualdades sociales y exclusión
histórica: entre 1980 y el 2000, El Salvador, mostró altos niveles de
desigualdad, siendo el máximo alrededor del año 2000, donde el índice de Gini,
estaba alrededor del 0.51. Pero éste tendría un descenso sostenido, hasta
finales del 2010: para el 2017, el índice de Gini, era de 0.38.).
-
Para muchos autores, El Salvador, ha pasado de
las dictaduras militares, pasando por el populismo, llegando al neo populismo
de derecha.
-
El populismo, abrió ciertos espacios
democráticos, pero limitados. Hoy, Bukele, lleva a ese país, a una regresión
autoritaria: en principio, parece que dentro de la democracia misma.
Desde la Teología, el profeta, es
el que “denuncia lo incorrecto y anuncia la esperanza”: ya hemos dicho, que en
el hermano país, el profeta, fue monseñor Oscar Arnulfo Romero, pero Tojeira,
no dejó de “anunciar la esperanza”: para él: ¿En qué consistía ella?:
-
Una institucionalidad democrática robusta.
-
Los derechos humanos, como núcleo ético y
teológico.
-
Una cultura de memoria y reconciliación.
En este sentido, José María
Tojeira, nos deja una gran lección, a quienes hemos sido formados en ciencias
sociales y teología: ella, como las ramas de conocimiento social, deben servir
al mismo objetivo: la construcción de una sociedad justa y pacífica.
De nuevo: Tojeira, sintetiza los martirios de
Romero y el de los jesuitas de la UCA: el padre José María, uniría las
categorías del conflicto y la paz, de las ciencias políticas, la sociología de
la violencia política y, la teología del martirio.
Entremos con más detalle en esas
categorías del conflicto y paz, a partir las Ciencias Políticas: desde esos
marcos teóricos, el conflicto, no se limita al enfrentamiento armado. El
conflicto implica: el choque de intereses materiales, de poder y simbólicos, de
diversos actores, políticos y sociales.
El académico que estamos
analizando y reflexionando, tenía esta lectura clara: esto es evidente, cuando
se lee su interpretación, de las desigualdades de Centroamérica. Ellas, como
base de los diversos conflictos.
Es así, como llega a la tesis de
que el conflicto salvadoreño, no era meramente ideológico o religioso (Que
sería el discurso de las fuerzas, que posteriormente, fundarían el partido
ARENA); sino, el resultado de una serie de exclusiones económicas, la ausencia
de mecanismos democráticos de mediación y, la existencia de la represión
política.
Como puede verse, la idea de
Tojeira, se inserta en la teoría de Johan Galtung, en su visión de “violencia
estructural”, a esto se unirían, las reflexiones del sacerdote y teólogo, Dom
Hélder Cámara.
También, en la línea de Galtung,
Tojeira, abrazará la idea de “la paz positiva”, precisamente, la positividad de
esa paz, sería la justicia social. Para tal fin, desde la Doctrina Social de la
Iglesia y la Teología de la Liberación, se deben dar procesos, de inclusión de
los oprimidos y los pobres.
Por eso, en sus intervenciones
académicas y públicas, José María Tojeira, hablaba de construir la paz, sobre
la base de un reconocimiento político de las víctimas, un rediseño
institucional, y un objetivo de participación ciudadana.
Por otra parte, regresando a la
filosofía política, Tojeira, coincide con JJ Rousseau, en el sentido que: los
conflictos en Centroamérica y, por tanto, en El Salvador, se deben a la
propiedad privada, como sustento de estructuras de exclusión y de la
desigualdad (Basta leer: “El origen sobre la desigualdad entre los hombres”,
del francés). Pero el español - salvadoreño, va más allá del filósofo galo: él
hablará de “la violencia estructural” y, de la incapacidad de los sistemas
políticos, de canalizar las demandas de justicia social.
Así las cosas, si vemos algunos
clásicos de la filosofía política, atisbaremos lo siguiente:
a) Para Thomas Hobbes, la paz, se
basa en la coerción.
b) Para Rousseau, su base, es la
soberanía popular. Esa soberanía, no deja de concretarse, como la capacidad de
actuar colectivamente (H. Arendt).
c) En el caso de K. Schmitt, la
paz se logra, derrotando al enemigo.
Pero Tojeira transita otro
camino: el camino de la reconciliación social y diríamos nosotros, ese camino,
“andado revestido de los valores cristianos liberadores”; esos valores,
insisten, en los temas de la memoria y la justicia para las víctimas.
Una vez más, Tojeira es puente
metodológico: une pues, la paz positiva de Galtung, con la ética de la Teología
de la Liberación: la paz es un acuerdo, pero de la política, entendida como
convivencia (Aristóteles), en ella: el perdón y la justicia, deben caminar
juntos.
Esa justicia y ese perdón, se
concretan en el cumplimiento de los Derechos Humanos, y a su vez, ese
cumplimiento, es un factor de legitimidad del Estado (Que sería social y de
derecho): ¿Cómo se evidenciaría esa legitimidad?: en políticas públicas de
inclusión y reconciliación.
Pasando esta página, cuando se
leen textos sobre la introducción a las Relaciones Internacionales, como el de
Celestino del Arenal, se observa, que, en lo sustantivo, hay tres escuelas para
abordar esta ciencia social: el realismo, el idealismo y las teorías de alcance
medio.
En principio, el pensamiento del
jesuita, se ubica en medio del realismo y del idealismo político: él, criticará
los excesos del realismo, pero, no caerá en el romanticismo del idealismo: del
primero, señalará que, el poder político, sin legitimidad moral, es mera
opresión.
Asimismo, debe recordarse que,
del pensamiento político de Maquiavelo, se deduce el axioma: “el fin justifica
los medios”: el filósofo y teólogo Tojeira, refutará esta idea: ¿Cuántas veces
los gobernantes en El Salvador, en nombre de ese axioma, violaron los derechos
humanos?
Así, al volver la mirada a la
escuela idealista, comparte con ella, la paz como fruto de: la democracia, el
derecho y el multilateralismo, pero a estos elementos agrega: la justicia
social, la reconciliación y el respeto a la dignidad humana.
Dicho esto, desde las teorías de
alcance medio, Tojeira, coincidirá, en las múltiples causas del conflicto
salvadoreño:
-
Desigualdad, exclusión política, represión.
-
Actores externos (Cuba, Estados Unidos).
-
Mediaciones de actores intermedios (Comisiones
internacionales, iglesia, organismos de Derechos Humanos).
Como lo hemos visto, para la
acción y pensamiento de José María, fueron claves las diversas instituciones
sociales y las dedicadas a los derechos humanos. Regresando al proceso de paz
de Esquipulas II: en 1992, se concreta el cese al fuego, pero éste, era solo
una parte del proceso. Paralelamente y posteriormente, se darían:
-
Comisiones de la verdad.
-
Intervención del sistema internacional (Corte
Interamericana de los Derechos Humanos, la OEA, la ONU). Éste, como garante
mínimo de la justicia.
-
La sociedad civil organizada (Incluida la
iglesia): estructuras, que actúan como mediadoras culturales de reconciliación.
R. Putnam, nos dirá que las palestras nacional e internacional, interactúan: esto se concretará, en dinámicas en esos dos niveles: a lo interno, el cura, señalará al Estado cuzcatleco, por la violación de los derechos humanos. A lo externo, Tojeira, acude a las instituciones del sistema internacional: la Corte Interamericana de los Derechos Humanos y la ONU; con ello, da legitimidad a las demandas de justicia.
En este sentido, Tojeira, se
movió en medio de las estructuras cubiertas por las teorías de alcance medio,
en las Relaciones Internacionales. En esas estructuras, el filósofo y teólogo,
articuló demandas de paz, que impactaron el sistema internacional, sobre todo,
en las instancias defensoras de los derechos humanos.
Demos un paso más: la justicia
ocupa un lugar central, en la filosofía política contemporánea: Rawls, expone
la justicia como equidad: para este autor, esa equidad, implica la garantía de
derechos básicos y corregir desigualdades arbitrarias.
En el padre José María, esto se
vincula, con el pensamiento cristiano: Santo Tomás de Aquino, nos dice que, el
bien común, es la base de los objetivos propios de la política (De nuevo,
claramente ligado al Estagirita).
En síntesis: Tojeira, une las
tesis de Rawls y el Aquinate. Pero, además, permite ver la veracidad de la Teoría
de la Acción Comunicativa de Habermas, en lo que refiere a la ciudadanía activa:
ella, alimenta una democracia deliberativa, sustentando todas las voces en la
esfera política.
Entremos en las conclusiones de
la acción y el pensamiento de José María Tojeira, como defensor de la dignidad
humana, desde la iglesia y la sociedad:
-
Este intelectual, iba más allá de la filosofía y
la teología; su aporte integra, las ciencias políticas y las relaciones
internacionales, junto a la formación de base del filósofo y teólogo.
-
Ante los neo populismos, su voz, nos debe
recordar que, la dignidad humana, es el fundamento de toda sociedad civilizada.
-
Su vida y obra, nos ha mostrado que, la tesis
cristiana de la paz, lleva razón: ella es: justicia, reconciliación y verdad.
-
Hemos visto la relación entre Tojeira, Monseñor
Romero y “los Mártires de la UCA”: esa relación, es más que histórica, es un
vínculo espiritual, ético y político: éste, compuesto por los postulados, de la
Doctrina Social de la Iglesia y la Teología de la Liberación.
-
Para el recién fallecido académico: Romero y
“los Mártires”, son referentes de la verdadera paz, esa paz, que se alcanza por
la justicia y la memoria, ellas, como medios para que los pobres y las
víctimas, sean centro de un proyecto político o religioso.
-
Desde la Teología, Tojeira, presenta a Romero y
“los Mártires”, como “dos caras de una misma moneda”: una iglesia encarnada en
la historia y, fundada en la justicia y la paz.
-
En ese camino, el filósofo y teólogo al que
hemos dedicado este trabajo, es un intelectual que, articula ciencias sociales
con teología, orientada al servicio de la justicia y la paz. Él cumple, la idea
de que la mediación socio – analítica de la Teología de la Liberación, son las
ciencias sociales. Y ese modelo teológico, genera frutos, hacia una práctica
ética cristiana.
-
Entonces, José María Tojeira, es un ejemplo del amplio
y profundo horizonte, del vínculo entre la fe y la razón crítica en América
Latina.
-
De este amplio y profundo horizonte, Tojeira, se
alimentó para ser referente crítico, frente a los autoritarismos en la región,
frente a los populismos y neo populismos.
-
En un contexto como el salvadoreño, donde la
democracia fue y es, constantemente amenazada, por líderes que manipulan el
poder (Debería hacerse un trabajo de política comparada, con esta categoría de análisis,
con Costa Rica); Tojeira, mantuvo viva la convicción, de que la unión de la fe
y la razón crítica, permiten la construcción de sociedades más justas, libres y
pacíficas.
-
Hemos visto que el español – cuzcatleco, vivió
cambios en las formas políticas, donde las amenazas a la democracia, seguían
estando de fondo; la respuesta, independientemente de esos cambios, era o es,
el fortalecimiento de una cultura política ciudadana, derechos e instituciones.
-
Por otro lado, hemos visto que, José María
Tojeira, valida, las teorías críticas de las Ciencias Políticas, por ellas, el
jesuita, diría que, los conflictos centroamericanos, se originan en profundas
desigualdades; y la paz, solo es sostenible, como un proceso político inclusivo
y justo.
-
Así, el legado de Tojeira, va más allá de la
iglesia católica o de su teología moral; indudablemente, el académico es de
interés para los estudiosos de las ciencias políticas y las relaciones
internacionales, en la región centroamericana: él permite ver las integraciones
y las tensiones de: el conflicto y la paz; la teoría de la democracia, los
derechos humanos, la justicia en sociedades posbélicas etc.
-
Tojeira, es un puente para re abordar categorías
clásicas, de las Ciencias Políticas.
-
Asimismo, desde las teorías de alcance medio, en
las Relaciones Internacionales, se comprueba que, el “padre Chema”, era puente
entre:
A) La sociedad civil y el Estado.
B) Lo local y lo internacional.
C) La ética y la política.
-
Desde la filosofía política, Tojeira, reformula
categorías clásicas:
A) Por medio de la política, como
capacidad colectiva, se pueden transformar realidades injustas.
B) La justicia, debe basarse en
el bien común y la dignidad humana.
C) A la luz de la enseñanza de
Jesús de Nazaret, al conflicto, se le enfrenta por medio del perdón y la
reconciliación.
D) Para que exista legitimidad,
debe darse la participación ciudadana y la defensa de los derechos.