Semana Santa: reflexión desde la Cristología y la Teología Bíblica en el catolicismo: un análisis y reflexión heterodoxa. II parte y final.

 

Semana Santa: reflexión desde la Cristología y la Teología Bíblica en el catolicismo: un análisis y reflexión heterodoxa. II parte y final.

Ocean Castillo Loría.

 

 

Se pasa al anuncio de la negación de Pedro (22: 31 – 34. Los versículos 31 y 32, son propios de Lucas); en este contexto, se habla de ese momento, como la llegada del tiempo de persecución (22: 35 – 38), este material es solamente de Lucas.

 

La escena siguiente, es la de la oración, el arresto de Jesús y la negación de Pedro (22: 39 – 65); de ahí, se expondrán los juicios judío y romano (22: 66 – 23: 25):

 

-          Ante el sanedrín (22: 66 – 71).

-          Ante Pilato (23: 1 – 7. La fuente es Marcos).

-          Ante Herodes (23: 8 – 12. Material de Lucas).

-          De nuevo ante Pilato (23: 13 – 25. La fuente es Marcos).

-          Lucas omite la coronación de espinas.

 

El cuadro siguiente es: camino de la cruz, crucifixión y muerte (23: 26 – 46):

 

-          En el camino al calvario (26 al 32), aparece Simón de Cirene, basado en Marcos y la profecía a las mujeres (23: 27 – 32), material de Lucas.

 

-          En la crucifixión, Jesús le pide al Padre, que perdone a los que lo martirizan (23: 33 – 34); material de Lucas.

 

-          Presenta tres reacciones: el pueblo, los magistrados y los soldados; se ve la inscripción en la cruz (23: 35 – 38); la fuente es Marcos.

 

-          La reacción de los malhechores (23: 39 – 43); solamente en Lucas.

 

-          La muerte de Jesús: él entrega su espíritu (23: 44 – 46); la base es Marcos.

 

 

Después de la muerte (23: 47 – 56): los discípulos y las mujeres galileas, se mantenían a la distancia, viendo las cosas (23: 49); del mismo modo, luego las mujeres vieron el sepulcro y como era colocado el cuerpo (23: 55).

 

En este momento, Lucas sigue a Marcos, pero reelabora los textos, por ejemplo, usando la fuente Q; otros son propios de Lucas o están muy trabajados: el discurso de despedida, la presencia de Jesús ante Herodes, la profecía a las mujeres, la reacción del buen ladrón. Lucas, omite textos de Marcos: la unción en Betania, la coronación de espinas etc.

 

La resurrección de Jesús está en: Lucas 24: 1 – 43: la tumba vacía y el anuncio de la resurrección a las mujeres, tienen como fuente a Marcos; las mujeres les hacen el anuncio a los discípulos, pero son interpretadas como desatinadas y no les creen. Pedro va al sepulcro y regresa a su casa asombrado (24: 12).

 

A continuación, del material propio de Lucas: el pasaje de los discípulos de Emaús: 24: 13 – 35: Jesús, camina explicando las Escrituras (Versículos 25 y 27); luego, sentado en la mesa con ellos, parte el pan, ellos, lo reconocen en esa acción. Por esto, los discípulos regresan a Jerusalén para darle testimonio a los Once. Aquí hay elementos básicos, de la Teología de Lucas: el camino, las Escrituras, la mesa, la fracción del pan. Por cierto, muchos especialistas, ven en ese pasaje, una Misa: liturgia de la Palabra y liturgia Eucarística.

 

Este es el antecedente de la aparición a todos los reunidos (24: 36 – 43): Jesús afirma su identidad; “soy yo mismo”; les muestra las manos y los pies; Jesús, afirma su corporeidad, no es un fantasma: lo tocan, tiene carne y huesos, come con ellos.

 

Se cierra con el testamento de Jesús (Lucas 24: 44 – 49 y Hechos 1: 6 – 11): Jesús les abre la inteligencia para que comprendan, conforme a las Escrituras: el Cristo debía padecer, debía resucitar: se debe predicar a todas las naciones, empezando por Jerusalén. Los discípulos serán los testigos (versículos 44 al 48).

 

Jesús les promete el envío del Espíritu Santo, les ordena permanecer en la ciudad, esto, hasta que sean revestidos con el poder de lo alto (Versículo 49). Luego de que, los libros fueron separados, se les tuvieron que hacer agregados: Lucas 24: 50 – 53 y Hechos 1: 1 – 5.

 

Cerraremos este “redondeo y profundización” con el Evangelio según San Juan: en términos de Teología Bíblica, la tradición y la Teología de Juan, se denomina: la tradición del “Discípulo amado”: entre los años 70 y 90, se da la persecución de esta comunidad, en esa etapa, se redacta el Evangelio.

 

En términos geográficos y sociales, nos dice Pablo Richard, que la comunidad del “discípulo amado”, tiene una serie de conflictos, lo que revela su ubicación geográfica y social. Ya hemos hablado de la división del “libro de los signos” y el “libro de la gloria” (Richard, habla antes de éste, del “Libro de la comunidad”).  Precisamente, en el libro de la “gloria”, hay dos relatos de la resurrección.

 

Pasando esta página: entre los años 66 y 74, se da la guerra entre Roma y los judíos, Jerusalén y su templo, son destruidos, a partir de allí, nace el judaísmo rabínico, este se concretará en lo que autores, como Etienne Charpentier, llaman “El Concilio de Yamnia”, donde toma dominio el fariseísmo.

 

Esto, llevará a la comunidad del discípulo amado a chocar con los judíos, esto antes del año 70, tal cosa, por el dominio fariseo, esto, llevará a la expulsión de los “nazarenos” de la sinagoga. Tales eventos, serán interpretados, como la persecución de “los judíos” y del “mundo”, como lo establece la Teología Juanica.

 

Este será el contexto, en el que se escribirá el “Cuarto Evangelio”, esta obra, será una toma de posición frente a la realidad descrita, este ambiente de conflicto, llevará a esta comunidad a chocar con otros actores, dentro del mismo cristianismo primitivo.

 

Tratemos de ver el tema de los conflictos, desde los eventos posteriores a la resurrección de Lázaro: Jesús dice que sus seguidores no son “del mundo” (Ya explicamos los diversos significados de ciertas palabras).

 

El “mundo”, odia y persigue a la comunidad, esto, porque ha odiado primero a Jesús; el “mundo”, es mandado por el príncipe de éste; el diablo, satanás, el perverso; por eso “el mundo”, no puede recibir al Espíritu Santo.

 

En los capítulos del 13 al 21, cuando se habla de “mundo”, se está hablando del imperio romano. Por ejemplo, ellos están involucrados, en el prendimiento de Jesús en el huerto. La cuestión es tan clara que, en ese Evangelio, no hay juicio judío.

 

En el juicio romano, Pilato se enfrenta a Jesús: este es el modelo de la confrontación de los “cristianos juánicos” con el imperio, Jesús es el rey, por eso no aceptan al César. Por eso, se oponen a los judíos que aceptan el reinado del emperador. El reino de Jesús, se basa en la verdad: “está en el mundo, pero no es de este mundo”. Jesús, es Mesías pacífico, mientras que, por ejemplo, Barrabás, representa la violencia. 

 

En el caso de los “judíos”, lo que refleja es el conflicto posterior al año 70, por eso se puede hablar de “la Pascua de los judíos”. En contrario, después de ese año, ya no hay sumos sacerdotes, por eso, ellos solo aparecen en las escenas de la Pasión.

 

Estos giros, reflejan hasta anacronismos, por ejemplo, con la frase: “los sumos sacerdotes y los fariseos”, esa alianza no se da antes del 70; incluso, en el Cuarto Evangelio, “judíos” y “fariseos”, son sinónimos. Esto refleja la situación después de “Yamnia”. Con esto claro, es evidente, que, en Juan, no hay, como dijeran algunos estudiosos en el pasado, “antisemitismo”.

 

Ligado a lo anterior, está el conflicto con la sinagoga; por eso en los discursos del marco “del lavatorio de los pies”, Jesús dice que sus seguidores serán expulsados de las sinagogas, esto es lo que sucede después del año 70. Lo mismo que las palabras de Cristo en el sentido que: “Incluso llegará la hora en que todo el que los mate piense que da culto a Dios” (Juan 16: 2).

 

Pero, además, hay conflicto con los creyentes inconsecuentes: éstos existen, porque en el marco de dominio fariseo, hay creyentes en Jesús, que no lo confiesan públicamente, pues temen ser expulsados de las sinagogas: en el Evangelio de Juan, ellos son encarnados por: Nicodemo y José de Arimatea.

 

Ellos, son los que van a retirar a Jesús de la cruz (Es el caso de José de Arimatea) y él, con Nicodemo, van a embalsamar el cuerpo y enterrarlo. El autor dice que, José: “era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos” (19: 38); Nicodemo, es el que va a ver a Jesús a escondidas (Versículo 39).

 

Otro de los conflictos, que se refleja en el Cuarto Evangelio, es con otras iglesias apostólicas: esto, se observa en el Evangelio, en las tensiones propias entre Pedro y Juan: al primero, Jesús, no le dice que lo siga, esto lo hará, hasta después de la resurrección, cuando Pedro, confiesa su amor a Jesús (21: 39).

 

Si vemos el capítulo 13, versículos 23 al 26, vemos que, Pedro se comunica con Jesús, por medio de Juan, esto es muy simbólico, Pedro y Juan reflejarían dos modelos de iglesias: la Petrina, fundada sobre el apóstol; la Juanica, fundada sobre el discípulo amado; conteste al pasaje del que estamos hablando, la del discípulo, está más cerca que la del apóstol, esto supone un conflicto.

 

Ya hemos dicho que, en este Evangelio, el centro del jueves santo, no es la última cena, es “el lavatorio de los pies”; el tema es, que Pedro rechaza esta acción de Jesús; y cuando acepta, no lo entiende: ¿Qué es lo que está rechazando Simón?: una comunidad de iguales.

Entonces: podríamos decir que, la comunidad de Juan, es rechazada por la iglesia jerárquica, sustentada en Pedro. En la noche de la Pasión, Jesús es arrestado y llevado a la casa de Anás y Caifás; lo siguen Pedro y Juan, pero Juan entra en la casa, y Simón, se queda fuera.

 

Véase que el discípulo es el que hace entrar al apóstol, pero Pedro, niega a Jesús (18: 12 – 27); luego, al pie de la cruz hay cuatro personas: la madre de Jesús, la hermana de ella, María Magdalena y el discípulo amado. Esta es la representación de la iglesia, en el Cuarto Evangelio: Pedro, no aparece; Juan, es el que recibe a la Madre en su casa, es la iglesia del discípulo amado, la que abraza a María.

 

Del mismo modo, recordemos que, Juan ve que el cuerpo de Jesús es atravesado por una lanza, y de esa herida, salen: sangre y agua: primero: ¿Quién es el testigo?: el discípulo amado; segundo: la Teología Patrística, nos dice que esa sangre, esa agua, son símbolos de la Eucaristía y el Bautismo. Pero nótese: los apóstoles están desaparecidos, el testigo es Juan.

 

Yendo al pasaje de la resurrección: se les avisa a los seguidores más cercanos de Jesús, de su “rehabilitación”: Pedro y Juan van al sepulcro; el más joven, llega primero, Pedro entra “y ve”; el discípulo amado, “entra, ve y cree”.

 

Luego, Jesús se aparece a los discípulos, realiza la pesca milagrosa: el que identifica que es el resucitado es Juan (21: 7); ellos, comen (Se pregunta Pablo Richard: ¿La celebración de una Eucaristía?); Jesús, se dirige a Simón, le hace tres veces (Una vez más: de modo suficiente), la misma pregunta: “… ¿me amas?”: en el Cuarto Evangelio, el amor, es lo que caracteriza al discípulo. Lo que Jesús le pregunta a Pedro, es: ¿Estás dispuesto a reconocerte como discípulo?; de ser su respuesta positiva, se le confirmará como pastor de la iglesia. Para ser pastor, primero hay que ser discípulo. Pero nótese: la comunidad de fe, del discípulo amado, acepta la autoridad apostólica Petrina. Pero esa autoridad, debe ser basada en el discipulado.

 

En este contexto, Jesús, le anuncia a Pedro, la muerte con la que va a morir; después, por primera vez en el Cuarto Evangelio, le dice que lo siga, en ese momento: Pedro, cuestiona que Juan los siga, Jesús, responde que no le compete a Simón, si inclusive, Jesús decide que, el discípulo amado, viva hasta la segunda venida (en la lectura de los modelos de iglesia, Jesús, puede decidir que, el modelo del discípulo, permanezca hasta la segunda venida).

 

Dicho esto, acerquemos el lente de análisis y reflexión, a las segunda y tercera parte, del Evangelio (Continuamos en la senda definida por Pablo Richard):

 

El Libro de la Comunidad (Capítulos del 13 al 17): el esquema de esta sección es:

 

-          Introducción al Libro de la Comunidad (13: 1):

 

1) Jesús fundador de la Nueva Comunidad (13: 2 – 14: 31).

2) Enseñanza de Jesús sobre la Nueva Comunidad en el mundo (15: 1 – 16: 33).

3)  Oración de Jesús en la Nueva Comunidad (Capítulo 17).

 

 

-          La introducción a todo el Libro de la Comunidad (13: 1): antes de la fiesta de la Pascua, había llegado la hora de Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo. Jesús, ama hasta el extremo.

 

1) Jesús, fundador de la Nueva Comunidad:

 

-          Lavado de los pies (13: 2 – 17).

-          Traición de Judas (13: 18 – 30).

-          Después de la salida de Judas (13: 31 – 38).

-          El que ha visto a Jesús, ha visto al Padre (14: 7 – 10)

-          El Padre que permanece en Jesús, es el que hace las obras (14: 11 – 14).

-          En la Comunidad está presente el Espíritu (14: 15 – 31).

 

 

2) Enseñanza de Jesús sobre la Nueva Comunidad en el mundo:

 

a) Primera parte (15: 1 – 16: 4):

 

-          La vid verdadera (15: 1 – 8).

-          Jesús nos ama, como el Padre lo ha amado (15: 9 – 17).

-          Si el mundo odia a los seguidores de Jesús, es porque lo ha odiado primero a él (15: 18 – 25).

-          El Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, da testimonio de Jesús (16: 4 – 15).

-          Anuncio de la expulsión de las sinagogas (16: 1 – 4).

 

b) Segunda parte:

 

-          El Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad (16: 4 – 15).

-          Nace una nueva Comunidad (16: 16 – 32).

-          En el mundo se tendrá tribulación, pero Jesús ha vencido al mundo (16: 33).

 

3)  Oración de Jesús en la Nueva Comunidad:

 

a) Prefacio (17 – 1 – 5):

 

-          Ha llegado la hora de Jesús, él pide que el Padre lo glorifique (17: 1).

-          Jesús pide que él brinde la vida eterna que el Padre le ha entregado: la vida eterna, es que se conozca al Padre (17: 2- 3).

 

b) Oración para la Comunidad presente (17: 6 – 19):

 

-          Los discípulos han guardado la Palabra (17: 6 – 8).

-          Jesús pide que no los retire del mundo, sino, que los guarde del mal (17: 9 – 19).

 

c) Oración por la Comunidad futura (17: 20 – 26):

 

-          Jesús no solo pide por los que el Padre le ha dado, sino, por los que, por su palabra, creeremos en él, para que todos sean uno, y que el mundo crea, que el Padre ha enviado a Jesús (17: 20 – 23). Es por el don del Espíritu Santo, que surge una comunidad nueva, los que reciben a Cristo después de su muerte y resurrección. Esta es la iglesia.

 

-          Jesús ha dado a conocer al Padre, pide que el amor de él, permanezca en ellos, igual que Jesús, esté con ellos (17: 25 – 26).

 

 

Veamos algunas claves de interpretación: desde la fe, la hora de Jesús llega, y él sabe esto, y sigue amando: su conciencia es lúcida, su corazón está lleno de amor, Jesús vivirá su Pascua, pero sus seguidores, seguirán en el mundo, por eso Jesús funda la Comunidad.

 

De ahí el gesto del lavado de los pies: Jesús es Señor y Maestro, pero se despoja, el Señor y Maestro, pasa a ser esclavo, ahora todos deben seguir su ejemplo, véase que, la Comunidad es de iguales, no hay señores.

 

Entremos en el libro de la gloria – pasión, es decir, la muerte y resurrección de Jesús (Capítulos del 18 al 20):

 

1) Prendimiento y juicio de Jesús (18: 1 – 19: 6):

 

-          Prendimiento de Jesús en el huerto (18: 1 – 12).

-          Conspiración en casa de Anás – Negación de Pedro (18: 13 – 27).

-          Juicio ante Pilato (18: 28 – 19: 16).

 

Veamos algunas claves de interpretación:

 

-          En el Cuarto Evangelio, en el prendimiento de Jesús, se observa la complicidad del poder militar judío y romano.

 

-          Los romanos, en Pascua, tenían una especial vigilancia en Jerusalén, la Pascua, es la fiesta de independencia de Israel (José Ignacio y María López Vigil), por ello, podían darse levantamientos populares. 

 

-          Cuando los oficiales, preguntan por Jesús Nazareno, él se identifica tres veces (Se identifica de manera suficiente); desde ciertas visiones teológicas, cuando Jesús dice: “Yo soy”, lo que está diciendo es, que él es el Dios que se le presentó a Moisés (Éxodo 3: 14); si se observa desde una perspectiva histórica, esa identificación, lo que busca es que no les hagan nada a los discípulos: la prueba de que el texto, está en la primera línea de interpretación, es que los soldados, retroceden y caen. El “Yo Soy” que se le presentó a Moisés, tiene poder, ha vencido al mundo (El sistema de dominación).

 

-           Pedro utiliza la violencia sacando la espada, es decir, no ha entendido el proyecto de Jesús.

 

-          La reunión en la casa de Anás, se lleva a cabo en la noche, lo que era ilegal.

 

-          Véase que Juan, no presenta estrictamente el “juicio judío”, entre Anás y Caifás, lo terminan enviado donde Pilato; he aquí, la complicidad entre la cúpula judía y la cúpula romana.

 

-          En la casa de Anás, se le interroga a Jesús, sobre sus discípulos y su doctrina, el Nazareno, da un testimonio abierto y valiente. Frente a ello, está el miedo de Pedro que lo niega. Pedro, lo niega tres veces (Lo niega suficientemente); véase, además, el rol de Juan (El discípulo amado): él es conocido por el sumo sacerdote, entra en la casa de Anás, no tiene miedo de ser reconocido, es consciente de que está arriesgando su vida. 

 

2) Juicio ante Pilato (18: 28 – 19: 16):

 

-          Introducción (18: 28)

-          Se da la dinámica de “adentro y afuera” de la sala de juicio:

 

a) fuera: piden la muerte de Jesús (18: 29 – 32)

b) dentro: Jesús defiende su soberanía (33 – 38).

c) fuera: Pilato declara inocente a Jesús (18 – 40).

d) dentro: coronación de Jesús entre azotes y bofetadas (19: 1 – 3).

e) fuera: Pilato declara dos veces que Jesús es inocente (19: 4 – 6). Se da el primer señalamiento formal de los judíos contra Jesús (19: 7 – 8).

f) dentro: Jesús cuestiona el poder de Pilato (19: 9 – 11)

g) fuera: obtienen la muerte de Jesús (19: 12 – 16); se dan la segunda y tercera acusaciones (Versículos 12 y 15).

 

-          Conclusión (19: 16).

 

Entremos en algunas claves de interpretación:

 

-          Las acusaciones, tienen un claro contenido político: Jesús es crucificado por los romanos, por denominarse: “Hijo de Dios”, solo el César, podía darse ese título. En suma: las cúpulas judía y romana, crucifican a Jesús, por fidelidad al imperio. Esta es la tesis de Juan: son las cúpulas respectivas, las responsables de la muerte de Jesús. La crucifixión, es fruto de un pacto político.

 

-          La primera acusación acentúa que Jesús es un malhechor, de lo contrario, no se lo habrían llevado a Pilato: en términos de derecho y políticos estrictamente, al ser Israel colonia romana, no podían matar a nadie, pero esto no era tan cierto: en la práctica, se daban lapidaciones aisladas (José Ignacio y María López Vigil); lo que se busca es que el representante del imperio, condene a Jesús a muerte. En esta línea, Richard, nos hace una aclaración esencial: la lapidación es condena por acusación religiosa (Recordemos la muerte de Esteban); la crucifixión, es condena por acusación política. Pilato, condena a Jesús, para mantener el orden y la sumisión de Israel a Roma.

 

-          Sobre la segunda acusación, se le dice a Pilato, que, por la ley israelita, Jesús debe morir porque se ha denominado: “Hijo de Dios”; esto, aterroriza a Pilato: solo el emperador podía darse ese título; además, ese título era sinónimo de: “Ungido liberador”, es decir, Jesús cumplía el requisito de ser potencial actor de un levantamiento popular en Pascua. 

 

-          La tercera acusación, es que, si Pilato suelta a Jesús, no es amigo del César, pues todo el que se hace rey, se enfrenta al César: en conciencia, Pilato sabe que Jesús es inocente, pero debe ser fiel al César. Jesús es condenado por el señalamiento de llamarse: “rey de los judíos”.

-          La cuarta acusación: la cúpula judía, sostiene que no tienen más rey que el César: con esta declaración, queda destruida la identidad religiosa de Israel, el único rey, ya no es el “Yo Soy”, que se le presenta a Moisés en el desierto: romanos y judíos, se unen en fidelidad al César: por esa fidelidad, Jesús es crucificado.

 

-          Por otra parte: Jesús defiende la soberanía suya, es decir, la de Dios ante Pilato: de aquí la reconocida frase de Cristo, de que su reino, no es de este mundo: aquí debe quedar claro, que lo que el Nazareno está diciendo es que: su reino no responde al sistema de dominación; éste no da testimonio de la verdad; el poder de Jesucristo, es para dar vida: viene de arriba, está por encima del poder del César.

 

 

3) Crucifixión, muerte y sepultura (19: 16 – 42):

 

-          Crucifixión (19: 16 – 18):

 

a) Testimonio de Pilato: letrero sobre la cruz (19: 19 – 22).

b) Los soldados reparten los vestidos (19: 23 – 24).

c) Jesús es crucificado y muere (19: 25 – 30).

d) Al Cuerpo se le atraviesa con una lanza: del costado salen sangre y agua (19: 31 – 34).

e) El discípulo amado es el testigo de esto, expresa que él, dice la verdad (35 al 37).

f) Sepultura (38 al 42).

 

De seguido, algunas claves de interpretación:

 

-          En Mateo, Marcos y Lucas, los que son crucificados con Jesús, son bandidos, ladrones, pero ya hemos visto que, la pena de crucifixión, era pena capital para criminales políticos, los ya citados, José Ignacio y María López Vigil, nos dicen que “esos dos”, pudieron haber sido zelotes (Miembros del movimiento guerrillero en Israel); Pablo Richard, expone, que, desde la óptica de Juan, simbólicamente, son o pueden ser, discípulos que están sufriendo el mismo destino de Jesús ( Históricamente, cuando se crucificaba a “un mesías”, se crucificaba a todos sus discípulos); nosotros nos inclinamos por la tesis de los hermanos López Vigil.

 

-          El letrero sobre la cruz, explicaba el motivo o acusación de la pena: Jesús termina en la cruz, como Mesías – Ungido – Cristo de los judíos (Liberador del yugo del imperio); con esto, la cúpula judía y romana, reconocen que son fieles al emperador, es en ese momento, que la primera, parce darse cuenta de su traición, por eso pide a Pilato que corrija el letrero: “dice ser rey de los judíos”, pero Pilato, no acepta la petición.

 

-          La milicia romana, despoja a Jesús de sus vestiduras, el poder romano ha vencido y Jesús, resulta derrotado: aquí, el sistema de dominación, vence a Jesús.

 

-          Ya hemos dicho que: al pie de la cruz, estaban las tres mujeres y el discípulo amado: véase que, en el Cuarto Evangelio, el nombre de la madre de Jesús, no aparece: la hipótesis de Richard, es que, en este libro, se valora más a la madre, como discípula que, como progenitora.  Nótese que, lo mismo sucede con Juan. En la cruz, Jesús establece la relación maternal entre su madre y el discípulo amado, esta es la semilla de la futura comunidad. De nuevo: comunidad de iguales: todos son, discípulos y discípulas.

 

-          María Magdalena, está también al pie de la cruz: Ella aparecerá cuatro veces en el capítulo 20, en el Evangelio de Juan, ella es la única que va al sepulcro el domingo (20: 1); y tres veces a lo largo del relato de la aparición del resucitado a su persona (20: 11 – 18).

 

-          Después de su muerte: los judíos le piden a Pilato, que retire los cuerpos de las cruces, pues el sábado, era uno de gran festividad (La celebración de la fiesta de la Pascua), con esto se aseguraban la pureza de la festividad. Para el retiro del cadáver, debían asegurase que Jesús había muerto, de ahí, el lanzazo al costado. Con esto evidenciado, José de Arimatea y Nicodemo, pueden retirar el cuerpo, ellos lo sepultarán. Por otra parte, ya hemos visto la interpretación sacramental de la sangre y el agua, que salen del costado de Jesucristo. Inclusive, el tema del agua, se relaciona simbólicamente, con la teología de Juan: esto, en lo que refiere a los ríos de agua viva, como símbolo, a su vez, del Espíritu Santo (Juan 7: 37 – 39); esa agua, brotará para vida eterna (Juan 4: 14).

 

 

4) Resurrección (20: 1 – 29): este segmento, tiene 3 partes:

 

-          El sepulcro vacío (20: 1 – 10).

-          Aparición a María Magdalena (20: 11 – 18).

-          Aparición a los discípulos (20: 19 – 29).

 

Ahora, veamos ciertas claves de interpretación de todo el relato:

 

-          Magdalena, ve el sepulcro vacío, corre a decirlo a Simón y al discípulo amado.

-          Ellos, van corriendo al sepulcro.

-          Juan llega primero, no entra al lugar.

-          Pedro llega y entra, ve la evidencia y sale.

-          Juan entra, ve y cree. Luego sale.

-          Ya hemos hablado de la tensión entre Pedro y Juan, en el Cuarto Evangelio.

-          Jesús se aparece a la Magdalena: el diálogo entre ambos, es muy íntimo, lleno de amor.

-          Ella, lo reconoce por el tono cariñoso de su voz.

-          Pablo Richard, nos dice que: el hecho, de que ambos usen modismos arameos en el diálogo, son prueba de la historicidad del evento.

-          María se aferra a él, Jesús le ordena que no lo haga, pues no ha subido al Padre. Esto es prueba de la corporeidad del resucitado.

-          Él la envía a los discípulos: de aquí la frase usada en la Patrística y por Santo Tomás de Aquino: ella es: “Apostola Apostolorum” (Apóstol de los Apóstoles”: ella les dice: “he visto al Señor”). Por otra parte, Jesús, les dice a los discípulos, “hermanos”: su Padre, es Padre de ellos.

-          Luego Jesús, aparece a los discípulos: esto, sucede el mismo domingo, que, se le aparece a Magdalena.

-          Ellos están en un lugar oculto, por temor a los judíos.

-          Aquí hay un contraste: Magdalena no tiene miedo (Fue al sepulcro temprano); los discípulos, están escondidos.

-          Jesús les dice que, así como el Padre lo envía a él; él los envía a ellos.

-          Jesús les da soplo divino (“Espíritu Santo”, así, sin artículo): he aquí un signo de la nueva creación, Dios sopla sobre Adán; Jesús sopla sobre sus discípulos.

-          En los versículos del 24 al 29, se encuentra el relato de Tomás: hay dos apariciones del resucitado: una con la ausencia de Tomás y otra, con él presente. La idea central, es la identidad y corporeidad de Jesús: de aquí, un postulado fundamental del Catecismo de la Iglesia Católica: “El crucificado, es el resucitado”.

-          No puede perderse de vista, que, el resucitado, tiene los estigmas de los clavos y su costado abierto.

-          Es interesante: a María, no deja que lo toque, a Tomás si se lo permite.

-          Nótese que: desde la teología de Juan: él y Magdalena, creen; Pedro y Tomás, no.

-          La relación de Jesús con sus discípulos es de maestro y padre.

 

5) La Conclusión a todo el Evangelio, se encuentra en: 20: 30 – 31: el objetivo del Cuarto Evangelio, es que: “…crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre”.

 

6) Vendrá un nuevo relato de la resurrección (21: 1 – 23): decimos, que es nuevo, porque es un agregado, es el encuentro de Jesús con Pedro; notándose las bases de las tradiciones de la iglesia apostólica (Pedro) y la Comunidad del discípulo amado (Juan); esta comunidad, viene de una tradición independiente, a la iglesia apostólica.

 

Abordemos algunas claves de interpretación:

 

-          Jesús se manifiesta a 7 discípulos, a orillas del Lago de Tiberíades (De nuevo, la numerología bíblica: el 7 es perfección).

-          Pedro va a pescar, e invita a los otros, quienes lo siguen: desde la Teología Bíblica más clásica: se observa aquí, como se va regresando a las actividades tradicionales: el proyecto del Reino y su mensajero, se han acabado.

-          Antes de la aparición de Jesús, hay impotencia, limitación: no pescan nada. Jesús aparece y las cosas cambian. De ahí, el reconocimiento del resucitado. Juan es el que lo reconoce, Pedro se viste y se arroja al mar.

-          Comen con Jesús resucitado, Jesús toma el pan y se los da (Eucaristía); además les da el pescado asado (Muestra de la corporeidad de Cristo).

-          Pedro y Jesús dialogan: Jesús pregunta tres veces (De manera suficiente), si lo ama; Pedro lo había negado, de manera suficiente, es restaurado, de manera suficiente.

-          Esa restauración, es restauración de su discipulado.

-          En tanto discípulo, a Pedro, se le da condición de pastor.

-          Jesús, le dice de que muerte va a morir: el martirio, es la máxima condición del discípulo (Mártir, viene de la palabra griega, que significa “testigo”); es la primera vez en el Cuarto Evangelio, que Jesús le dice a Pedro: “sígueme”.

-          Pedro le pregunta a Cristo, sobre la muerte del discípulo amado: lo que importa es que Pedro siga a Jesús, a Simón, no le incumbe la suerte del otro.

-          Ya lo hemos dicho, lo repetimos: la tradición del discípulo amado, reconoce la tradición apostólica, pero la primera es legítima, no desaparece (Esto es clave cuando se estudia el Nuevo Testamento: el cristianismo acepta la diversidad).

 

7) Si hay un nuevo relato de la resurrección, hay una nueva conclusión del Evangelio (21: 24 – 25): Juan es el que escribe el Evangelio.

 

Pues bien, en el acápite siguiente, haremos un resumen de lo dicho hasta aquí, para luego hablar de la Semana Santa, desde la Cristología y la Teología Bíblica, desde el modelo de la Teología Histórico – Critica.

 

 

IV

 

¿Qué hemos dicho hasta aquí?:

 

1) En la Teología de la Salvación, el sacrificio de Cristo, es mirado, como la expiación de los pecados.

 

2) En la Biblia, hay profecías sobre el Mesías, Ungido o Cristo (Estas palabras, son sinónimas); para la fe cristiana, esas profecías se cumplen en Jesús.

 

3) Podríamos decir que, desde la Teología Bíblica tradicional, se hallan contrastes en la Pasión Muerte y Resurrección de Jesucristo, por ejemplo: en lo que conocemos como el Domingo de Ramos, se observa la “entrada triunfal de Jesús en Jerusalén”, pero, esa entrada, es ya presagio del sufrimiento que le espera. Humillación y gloria, es un contraste propio de la Teología de la Cruz, donde la realeza de Jesús, se evidencia en la entrega de amor, hasta la muerte (Evidencia de ello, lo encontramos en la Teología de San Juan y en el himno, que nos deja escrito San Pablo, en Filipenses 2: 6 – 11).

 

4) Hemos hecho un contraste, si se quiere implícito, entre dos visiones cristológicas: la de Simón Legasse y la de Pablo Richard: el primero, más cercano a la idea inicial de que Jesucristo es el Hijo de Dios (“El Cristo de la Fe”); el segundo, más cercano, al uso de la ciencia social historia, para el abordaje de los textos (“El Jesús Histórico”):

 

-          Es muy claro, desde la Teología Bíblica tradicional, que, el objetivo de Marcos es llevar al lector, por el camino que termina con la confesión del centurión romano: el crucificado, es el hijo de Dios.

 

-          Jesús, es “El Hijo amado”, y en tanto amado, es “Hijo único”, en su relación con Dios – Padre.

 

-          La aprobación del sacrificio de Jesús, es la resurrección (El vencido, se convierte en el vencedor).

 

 

-          En Marcos, la cúpula judía, es responsable de la muerte de Jesús, Israel pierde sus privilegios: la salvación se ofrece a judíos y gentiles, todos, en pie de igualdad (13: 10).

 

-          Jesús dice que ellos (Israel), serán testigos de su regreso triunfal a la tierra (14: 62).

-          En Mateo: desde los relatos de la infancia, se prefigura la Pasión.

 

-          Jesús, en su Pasión, cumple las profecías: es decir, uno de los mensajes centrales de Mateo, es que Jesús unifica el Antiguo y Nuevo testamentos.

 

-          El autor de este Evangelio, no atenúa, el horror y la vergüenza de la Pasión.

 

-          Pese a ello, Cristo, siempre aparece dueño de las diversas situaciones.

 

-          En este Evangelio, se usa lenguaje apocalíptico: la apertura de las tumbas, bajo los efectos de un terremoto, la ruptura de rocas y la resurrección de los santos del Antiguo Testamento (27: 51 – 53), esto muestra los alcances de la muerte de Cristo, basado en Ezequiel (37: 12 – 13) y Daniel (12: 2): es la inauguración del tiempo final, su cierre, es la resurrección de los muertos.

 

-          En Mateo, Jesús es el nuevo Moisés: él presenta una justicia superior a la de los Escribas y Fariseos (5: 17 y 20). Él requiere de sus seguidores la justicia perfecta (5: 17 y 48).

 

-          Jesús viene a cumplir toda justicia (3: 15); la Pasión, es parte de ese cumplimiento; la mujer de Pilato, lo reconoce como “justo”, es decir, Jesús es reconocido, en el comportamiento de su padre terrenal (San José): véase un detalle interesante: a José, se le revela la voluntad de Dios en sueños, al igual que, al patriarca del mismo nombre en el Génesis (José, hijo de Jacob); la realidad de Jesús, le es revelada en sueños, a la esposa de Pilato (27: 19).

 

-          Los soldados reconocerán la deidad de Jesús (27: 54), ya ese reconocimiento, lo habían hecho los discípulos, cuando Jesús camina sobre las aguas (14: 33); luego la hará Pedro (16: 16); Jesús mismo la hará, ante el tribunal de su nación (26: 63 – 64).

 

-          Al igual que en Mateo, Lucas señala a la Pasión, desde sus relatos de la infancia: recordamos la advertencia de Simeón a la virgen María (2: 34).

 

-          La primera Pascua en Jerusalén (2: 41 – 42), señala a la última Pascua (22: 1 y 7).

 

-          En Lucas, 9: 31, leemos: “hablaban de la partida de Jesús”: es el escenario de la transfiguración, de esto, hablaban con Cristo, Moisés y Elías. Los dos primeros anuncios de la Pasión se dan en este marco (Versículos 22 y 44).

 

-          A partir del versículo 51, inicia el viaje de Jesús a Jerusalén (Hacia su Pasión, hacia su gloria); aquí vale una nota histórico – literaria: al principio, la obra de Lucas (Evangelio y Hechos de los Apóstoles), se hallaba en un solo volumen, luego serían separados esos libros: en Hechos 1: 11 y 22, leemos, que Jesús va a Jerusalén, para morir, pero también para ascender.

 

-          La Pasión es la copa de la “nueva alianza”, es la sangre que se derrama por los pecadores (22: 20).

 

 

-          Lucas, reduce al máximo los detalles de la Pasión. No quiere herir la dignidad de Cristo.

 

-          Jesús muere, haciendo una oración confiada al Padre, tomada del salmo 31: 6 (23: 46).

 

-          En la obra unificada de Lucas (Evangelio y Hechos), la pasión es un ejemplo de inspiración para los cristianos.

-          Pese a ese ejemplo de inspiración del que estamos hablando, no se puede negar que, para Lucas, también la Pasión es sacrificio: es lo que se dice en la institución de la Eucaristía (22: 19 – 20).

 

-          En Hechos 20:28, Pablo les dice a los obispos de Éfeso, que son vigilantes de la iglesia de Dios, adquirida con su sangre.

 

-          Pilato condena a Jesús (23: 24). De igual manera, tratará de garantizar la inocencia del acusado, Pilato, la afirma tres veces (23: 4, 14 – 15 y 22. En numerología bíblica, el tres es: “lo suficiente”: Pilato dice que Jesús, es “suficientemente inocente”).

 

-          Para Legasse, en lugar de encontrar en esto, evidencia histórica del objetivo del autor, de buscar que, los romanos no molesten a los cristianos, hace “la lectura desde la fe”: la voluntad de Dios, es que Jesús muera, Pilato, se estaría resistiendo a esa voluntad, pero Dios vence al final.

 

-          En el Evangelio de Juan: todo el ministerio público de Jesús, él lo vive bajo amenaza. La muerte queda decidida en la asamblea del Sanedrín (11: 47 – 53).

 

-          La clave de entendimiento de la Pasión, la da el Sumo Sacerdote: “es mejor que muera un hombre, a que todo el pueblo perezca” (Paráfrasis de 11: 50 - 52). Véase el motivo político de la muerte de Jesús.

 

-          En Juan, no hay “Última Cena”, la Eucaristía, queda instituida en el discurso del “Pan vivo bajado del cielo” (Juan 6) ese pan, abre la puerta a la pasión (Versículos 52 al 58).

 

-          En el “libro de la gloria”, es clara, una categoría: “la hora”: su venida es anunciada en varias ocasiones: es el momento decisivo del calvario.

 

-          Juan no oculta la crueldad de la pasión, pero Jesús es su dueño: Jesús no es crucificado en debilidad. Una evidencia del dominio, es que, por ejemplo, Jesús le da la orden a Judas Iscariote, para que ejecute la traición (13: 27). Igual: es arrestado por su voluntad, porque tiene el poder para derribar la tropa. Se apoderan de él, porque así lo decide (18: 4 y 12).

 

-          El Jesús de Juan, hace plenamente la voluntad del Padre, igual con su muerte.

 

-          La síntesis de Juan es desafiante: la cruz, termina siendo el trono de su Señor.

 

-          Jesús es sepultado con honores (19: 39 – 40).

 

-          La dignidad de Jesús, es asumida en su humanidad: en la teología de Juan: el Verbo es hecho carne (1: 14).

 

-          Jesús es “el rey de los judíos”, es la realeza, que rechazan los sacerdotes judíos (19: 15).

 

-          Esa acusación, es proclamación. Esa proclamación, con un Jesús desanudo ante sus adversarios, muestra que, para la teología de Juan: “el Reino no es de este mundo”. El Reino, está en el orden de Dios, en el orden de su amor: en la cruz y por la cruz.

 

-          Así, Jesús, cumple un plan trazado por Dios. Ese plan, está en las Escrituras, que dan testimonio de Cristo (5: 39). Juan, también hará referencia a pasajes del Antiguo Testamento, que se cumplen en la Pasión (La túnica echada a suertes, a Jesús no se le rompe un solo hueso etc.).

 

-          Juan plantea del siguiente modo el conflicto en su Evangelio: Jesús, viene del Padre: él revela a Dios; pero frente a esto, se opone “el mundo” (Valga el siguiente apunte del biblista: Etienne Charpentier: en el Evangelio de Juan, hay palabras, que tienen varios significados: una de ellas es “mundo”: éste es el planeta tierra o el sistema hostil e incrédulo). Jesús, vence al mundo como sistema y a su príncipe el demonio.

 

-          Jesús parece derrotado en la cruz, pero el que es derrotado es Satán: el segundo, no puede nada contra el primero (14: 30).

 

-          En Juan, la muerte de Jesús es responsabilidad de las cúpulas judías y romanas (El Sanedrín y Pilato); esta es la tesis que se asumirá en el Catecismo de la Iglesia Católica. Conste, que, en el trasfondo de esas cúpulas, para Juan, está el diablo.

 

 

Por su parte, las tesis de Pablo Richard, nos acercan al “Jesús histórico”: Pablo Richard, dice que la Pasión, provoca una crisis, que se desatará en una ciudad: Jerusalén. Él irá a Jerusalén, porque en Galilea, ya ha sido rechazado.

 

El ya citado Pablo Richard, dice que, Jesús ve que, en Galilea, ni siquiera su propia familia, tiene clara la realidad del Reino. Desde la ciencia social historia, Jesús no es omnisciente (No sabía de su fracaso en Galilea, no sabe lo que va a pasar en Jerusalén); pero ya va intuyendo que va a chocar (De nuevo como lo dice Carlos Bravo: “la periferia contra el centro”); de ahí el sufrimiento y la muerte.

 

Ante esto, los discípulos no entienden: hay discusiones, miedo, resistencias: comienza a centrarse Jesús, en la formación de su núcleo más cercano (9: 30); ellos, deben superar el miedo, debe enseñarles sobre el futuro.

 

Para entender esto, debe tenerse claro, una tesis esencial, que hemos explicado más arriba, a saber: Jesús vive en un sistema de dominación, que cubre las esferas política, económica y cultural; frente a ello, el Nazareno, propone una visión alternativa: el Reino de Dios. Estos son los proyectos que chocarán, en lo que conocemos como la Semana Santa.

En el caso del Evangelio de Juan: Las acusaciones, tienen un claro contenido político: Jesús es crucificado por los romanos, por denominarse: “Hijo de Dios”, solo el César, podía darse ese título. En suma: las cúpulas judía y romana, crucifican a Jesús, por fidelidad al imperio. Esta es la tesis de Juan: son las cúpulas respectivas, las responsables de la muerte de Jesús. La crucifixión, es fruto de un pacto político.

 

El letrero sobre la cruz, explicaba el motivo o acusación de la pena: Jesús termina en la cruz, como Mesías – Ungido – Cristo de los judíos (Liberador del yugo del imperio); con esto, la cúpula judía y romana, reconocen que son fieles al emperador.

 

Pero: ¿De dónde viene esta separación de utilidad académico – teórica, entre el Cristo de la Fe y el Jesús Histórico?: tal y como lo explica Daniel Gloor, desde el Renacimiento, se comienzan a dar los elementos iniciales de la crítica bíblica moderna (Daniel Gloor: “El Método histórico – crítico”. Aportes. Bíblicos. Revista de la Escuela de Ciencias Bíblicas de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Núm. 22. Año 2016).

 

Esa crítica bíblica, aborda los pasajes de manera académica; estudiándose en el contexto histórico y en la evolución textual. Desde el primero (El contexto huistórico), es claro que, la vida y obra de Jesús de Nazaret, se enmarca dentro del conflicto judío romano del siglo I. Esto, en oposición a la interpretación de los Padres de la Iglesia (La Patrística) o los teólogos medievales, que en su exegesis parten de la fe (La Escritura como Palabra de Dios); de ahí que, su Teología Bíblica, se hace al servicio de la fe.

 

Lo que ya hemos visto, a saber, que Jesús puede ser interpretado como un profeta escatológico, que, desafía las estructuras de poder de su tiempo, permite abordar, la entrada triunfal en Jerusalén; y lo que se conoce como “la purificación del Templo” (Marcos 11: 15 – 19) (Esto lo deja claro, John P. Meier, en su obra magna: “Un Judío Marginal”).

 

Desde esta perspectiva, la resurrección sería, la justicia de Dios, frente a lo que aquí hemos definido, como la presunta “justicia” del sistema de dominación: conteste al dicho, de E.P. Sanders, la fe en la resurrección, es clave para la consolidación del movimiento cristiano primitivo (“La figura histórica de Jesús”. 1993).

 

En suma, Raymond E. Brown, nos dice que: la comprensión adecuada de los relatos de la Pasión, implica una comprensión histórica, como del desarrollo teológico, dentro de las comunidades cristianas primitivas (“La Muerte del Mesías”).

 

Desde la Teología Histórico – Critica, no importa el cumplimiento profético, no importan los presagios de muerte y sufrimiento; no importan los enfoques de Teología Pastoral; lo clave es, el conflicto “centro” versus “periferia”; lo esencial es: el conflicto “Reino de Dios” versus “sistema de dominación”.

 

Por ejemplo, en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, se observa que, la gente le grita al Nazareno: “¡Hossana al Hijo de David!”: “Hossana”, significa en sentido lato, “salva pues”; “Hijo de David”, es un título para el rey de Israel: en conclusión, lo que importa, es que, en ese evento, resonaban las expectativas de libertad de Israel.

 

De igual manera, en los eventos de lo que conocemos como jueves Santo, no importa el tema de la nueva alianza, relacionada con la sustitución del sistema sacrificial judío; lo que importa es que se enfatiza la dimensión política del Reino de Dios, a saber: el servicio y el sacrificio.

 

Ahora, en lo que refiere a la pasión y muerte de Jesús, es claro que cada Evangelista, tenía sus propias intenciones (Esto es claro en Legasee y Richard); de nuevo: “del Cristo de la Fe, debe deducirse el Jesús Histórico”; de hecho, si hay algo claro desde la ciencia social historia, es que Jesús fue crucificado, de hecho, al respecto existen evidencias extra bíblicas, por ejemplo, Tácito, en sus “Anales”.

 

Dicho esto, podría caerse en el extremismo de afirmar que: “Profundizar en la categoría del ‘Jesús Histórico’, puede generar la pérdida de creencia en “el Cristo de la Fe”: pero, lo cierto es, que de lo que se trataría es de: comprender las raíces de la fe y, su desarrollo a partir de la realidad histórica de Jesús de Nazaret.

 

Por otro lado, desde la Teología Histórico – Critica, hay un problema por la ausencia de un relato detallado (Y quizás más unificado) de la resurrección; James D.G. Dunn, nos dice en su libro: “El cristianismo en sus comienzos tomo I: Jesús recordado” (Editorial Verbo Divino. 2003), que, por ejemplo, las diferencias en las apariciones del resucitado, sugieren que esas narraciones, fueron desarrollándose con el tiempo, para reforzar la fe en las comunidades respectivas.

 

Así, se plantean diferencias en la Teología Bíblica Tradicional y la Teología Histórico – Crítica: en la primera, la tumba vacía y las apariciones, son evidencias de la resurrección; para la segunda, esto no es así: no significa que la resurrección no haya ocurrido; lo que implica es: que, en esos pasajes, hay más una interpretación teológica que, una descripción histórica literal. Entonces, esos episodios, son muestra de un lenguaje, fruto de la experiencia de fe de los primeros cristianos (De hecho, el teólogo de la liberación, Leonardo Boff, en su libro: “Jesucristo y la liberación del hombre”. Ediciones Cristiandad, de 1981, termina refutando la tesis de la Teología Bíblica tradicional).

 

Como puede verse, más allá del modelo clásico de la Teología de la salvación, podemos encontrar perspectivas críticas e informadas de los textos sagrados. El modelo histórico – crítico, permite combatir interpretaciones fundamentalistas o literales: vista desde ella la Semana Santa, está envuelta en complejidades históricas y literarias, en ellas, Jesús hombre verdadero, se desarrolla en un marco histórico específico, con una marca interpretativa de los relatos de los Evangelios.

 

Esto permite el diálogo con la cultura contemporánea, lo que, a su vez, puede revitalizar estos eventos para las futuras generaciones (Aquí debe constar que, visiones desde la sociología de la religión, como las de Mariano Corbí y Amando J. Robles Robles, no comparten esta tesis).

 

 

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