Esbozos de análisis y reflexión sobre la política nacional (II)
Esbozos de análisis y
reflexión sobre la política nacional (II)
Ocean Castillo Loría.
IV
¿Qué hemos dicho hasta aquí?:
1) Muchos políticos, no se dan
cuenta que, por más que se desee ejercer el gobierno, sin marcos ideológicos,
sin planes y programas, no habrá orientación en ese ejercicio.
2) En la década de los ochentas,
el mundo verá un giro en el modelo de desarrollo, con el resurgimiento de la
ideología liberal (“La intervención del Estado en la economía, no es la
solución, es el problema”).
3) Esta realidad, llevará a una
igualación ideológica, del PLN y el PUSC: el reformismo, pasaba a ser lo viejo;
y el economicismo la innovación: he aquí las primeras semillas, de lo que luego
devendrá en posiciones autoritarias.
4) De cara a la presente campaña
electoral, la cara neoliberal del PUSC, es clara, con Juan Carlos Hidalgo.
5) Para 1998, Miguel Ángel
Rodríguez, intenta un “modelo de concertación nacional”, donde podría decirse
que, la primera parte, es bastante acertada; esto, pese a algunas críticas. El
problema fue, que, en la segunda parte, el gobierno, distorsionó la
metodología, para imponer sus tesis.
6) En 2002, en el PUSC, se dan
los primeros rasgos de populismo, esto, con la precandidatura y postulación del
Dr. Abel Pacheco de la Espriella. En su estrategia de mercadeo electoral,
insistía “en la hora del abrazo”, en la unión nacional. Concordamos con la
politóloga, María José Cascante, en el sentido que, estos elementos, embonan
con la categoría de populismo.
7) Algunos esperaban que, el PAC,
“rescatase una visión socialdemócrata” en sus planteamientos: en realidad, ese
partido enfatizaba una visión ética, pero nunca se atrevió a “inscribirse en
una corriente ideológica”.
8) Así como el gobierno de
Pacheco, fue el último gobierno del PUSC; el de Chinchilla, será el último del
PLN. En 2014, las elecciones son ganadas por el PAC, bajo el liderazgo de Luis
Guillermo Solís: algunos analistas planteamos la tesis, de que este candidato,
podría “darle a ese partido, un fondo ideológico de corte socialdemócrata”,
cosa que no hizo. Por si fuera poco, el tema ético, quedó erosionado por
escándalos como el del “cementazo”.
9) Pese a ello, el PAC gana las
elecciones de 2018, esto en el marco de la “complejidad de la agenda política”:
la complejidad de la agenda política, se ve reflejada, ya no solo en temas de
política económica, sino, también, en temas que pueden ser calificados “del
ámbito cultural”.
10) Durante la administración
Alvarado Quesada (2018 – 2022), la fracción del PLN, le ayudó en la creación de
impuestos, “la reforma a la reforma procesal laboral” (Que prácticamente
elimina las acciones directas de los grupos de presión); de ahí, que el PAC y
el PLN, “comparten desprestigio”.
11) En suma: los partidos
políticos como estructuras del sistema, presentan una crisis, que tiene entre
sus factores, el desprestigio de los partidos que han gobernado: ante esto,
como es propio del neo – populismo, se apuesta a la polarización, esto sumado a
que, el “Chavismo”, usó un partido franquicia o “taxi”, para llegar al poder.
12) Desde el derecho (Mientras
redactábamos este análisis, estábamos releyendo las memorias de don Alberto
Cañas Escalante), tal parece que se ha dejado de lado, el ideal de alcanzar la
justicia, para acentuar las “formas” de su actuar (Lo que, por ejemplo, don
Rolando Araya, ha denominado: “la dictadura de los incisos”).
13) Este razonamiento, es
aprovechado por “el simplismo neo – populista”, para acentuar que: “el problema
del país, es la existencia de controles en el ejercicio del poder” (El Poder
Legislativo, la Sala Constitucional, la Contraloría General de la República).
14) Lo que está sucediendo en
Costa Rica, es que este tipo de sobre simplificación, permite al oficialismo,
“el que pase el tiempo mientras se polariza”, entretanto, la oposición, va del
desconcierto a la ausencia de propuestas para el ejercicio del gobierno.
15) El gobierno de Rodrigo
Chaves, se mueve por el resentimiento y no por ideales. Esto, empeora las
crisis en materias de educación, salud y seguridad (La evidencia de ello, la
encontramos, en el más reciente Informe sobre el Estado de la Nación, en
Desarrollo Humano Sostenible).
16) La búsqueda de soluciones a
los problemas de Costa Rica, en el marco de la democracia política, pasa por la
realización de concertaciones y negociaciones; pero, repetimos, el tema de la
“concertación nacional”, también está erosionado.
17) El oficialismo, al no
interesarle esos procesos, ha venido planteando la necesidad de alcanzar
grandes mayorías legislativas, de cara a llevar adelante en el periodo 2026 –
2030, su “programa político” (Valga decir que, en la Segunda República, una
mayoría semejante, solo fue alcanzada durante el gobierno de Luis Alberto
Monge, con 33 diputados, esto después del gobierno de Carazo), esto, inclusive,
sin descartar la posibilidad de concretar una Asamblea Nacional Constituyente.
18) Hemos repasado, muchos
momentos en los que se ha querido convocar una Asamblea Nacional Constituyente.
19) Hemos dicho que, hay un componente
revolucionario en la fundación de la Segunda República.
Con esto claro, podemos hablar de
los peligros de una Constituyente en Costa Rica: tomando en cuenta los
intereses de avances o entorpecimientos en la política nacional, podría
generarse, una dualidad de poderes.
Por ejemplo, la acción de la
Asamblea Legislativa y, paralelamente la acción de la Constituyente. El
segundo, con competencia soberana, la primera, sin ella. Por cierto, que esa
competencia soberana, podría justificar lo que ya hemos dicho, a saber, que,
dependiendo del resultado electoral, puede “darse la autoridad, de hacer los
cambios en los tópicos, en los que, en principio, estaba limitado”.
Otro tema es el dominio de ambas
estructuras: por ejemplo: el Legislativo, con una minoría mayor y la
Constituyente, con otra configuración de fuerzas. El problema es difícil de
congeniar o resolver. No dejaría de darse un conflicto de poderes: el de la
Constituyente y el del Legislativo.
Por otra parte, se ha criticado a
la Sala IV, pero no deja de ser cierto que, “para bien o para mal”, ella, es un
control, en términos de procedimientos. En una Constituyente, no se deja de
tener una alta incertidumbre en cuanto a sus límites.
Tomando en cuenta la fuerza
electoral que pueden tener las derechas (neo – populistas o no); se abre una
“caja de pandora”, en la que se pueden legitimar cosas como:
-
La pena de muerte.
-
La reducción o restricción de los derechos
sociales.
-
El decidir que “las normas pétreas” dejen de
serlo.
A esto, debe sumarse que, en
términos: políticos, económicos y sociales, al no haber claridad ideológica y,
por tanto, de planes y programas, no hay concertaciones (Mucho menos, cercanías
a consensos) sobre lo que se debe cambiar.
Para decirlo de manera sintética:
la estructura política del Estado costarricense, debe cambiar: pero: ¿Conteste
a cuál modelo de desarrollo?: seamos claros, al oficialismo y ciertos actores
políticos, esto no les importa.
Lo que interesa es centralizar el
poder político (Como ya lo hemos demostrado); lo que interesa es aplastar la
pluralidad democrática; y cuidado si no, poder avanzar en la restricción de las
libertades individuales, esto, quitando mecanismos de control. El neo –
populismo, busca la instauración de un sistema autoritario.
V
Dicho esto, alejémonos del “deber
ser” del neo – populismo oficialista, para acercarnos de nuevo a nuestra
realidad presente: en un análisis anterior, hablamos de una categoría propia de
la escuela de Ciencia Política argentina.
Esa categoría es: “la democracia
troglodita”: en el caso costarricense, hoy sabemos que, el individualismo, no
solo ha afectado la dinámica económica; sino también, los ámbitos político y
social.
Se concreta así, “el Darwinismo
Social”: “el hombre, como lobo del hombre”, diría Thomas Hobbes. De ese
“Darwinismo”, la barbarie y la crueldad. Montesquieu, constataría que, esa
barbarie y esa crueldad, llevan a una ferocidad, a una maldad, a las que no les
importa, ningún tipo de equidad y justicia.
En el caso de nuestro país, esa
indiferencia, encuentra común denominador, con posiciones políticas de tipo
libertario. Por si fuera poco: desde las derechas (neo – populistas o no), se
le asigna al concepto de “mercado”, una especie de fuerza metafísica, en la que
ese concepto teórico, “llega a tener hasta sentimientos”: depresión, alegría
etc. La predicción de esas reacciones, corre por cuenta de los economistas
monetaristas (Frantz Hinkelammert).
Hoy, sabemos que aquella tesis
economicista de que: “los políticos corruptos, debían ser sustituidos por
tecnócratas”, ha fracasado: basta observar el “estado de cosas”, durante la
administración del doctor en economía, Rodrigo Chaves Robles.
De nuevo: el énfasis, es la
polarización: “la prensa canalla”, “los ticos con corona”. En ese contexto, los
analistas, que nos atrevemos a decir verdades, resultamos altamente incómodos.
Frente a esta realidad, lo que domina es el enojo, que, en muchas ocasiones, se
confunde con criticidad en el electorado.
En este marco, lo que importa es
el personalismo, encarnado en la popularidad presidencial, esto, una vez más:
basado en el conflicto y no en las obras. En esta “lógica”, el “hacer”, implica
un alto riesgo: perder popularidad. De nuevo: la ausencia de ideologías y,
planes o programas, impide saber hacia dónde ir.
Lo anterior afecta el debate
político, esto, porque “no hay altura en el intercambio” (Basta observar lo que
sucede constantemente en la Asamblea Legislativa o “en el circo de los
miércoles” emitido por el Poder Ejecutivo).
Tal cosa, alimenta la ausencia de
pensamiento político, de propuestas, esto refuerza las ocurrencias, “el eterno
conflicto para mantener la popularidad”. De nuevo: el rompimiento del tejido
social, se complementa entre el modelo de desarrollo neoliberal y, por ejemplo,
el tráfico de drogas, la crisis de las pensiones, la crisis educativa, la
dualidad de la economía (Lo que se han llamado: “los dos motores de la economía
costarricense) y la crisis en la salud pública.
Ese rompimiento, se complementa
con la criminalización de ciertos tipos de acción política: esto comenzó, con
la “criminalización de la protesta social”; este tipo de situaciones, nos
debería hacer preguntarnos: ¿Qué significa perder el Estado de Derecho para la
democracia política?; cuando termine la larga noche neoliberal y neo –
populista: ¿Qué nos quedará la democracia social?
La respuesta a estas
interrogantes, deben tomar en cuenta que, desde los inicios del modelo de
desarrollo neoliberal, el sistema político, está subordinado al sistema
económico: desde esta perspectiva, nos parece hasta ingenuo, que se crea que,
“la reforma política, se va a limitar al ámbito del derecho o las leyes”.
En otro orden de cosas: hoy, está
demostrado que, aquella vieja tesis de las Ciencias Políticas costarricenses,
de que “el electorado, tiende a la moderación”, también viene cambiando:
-
Durante el régimen liberal (Desde la
independencia hasta 1940), el tema del derecho es clave.
-
Durante el régimen reformista (De Calderón
Guardia a Daniel Oduber), el tema de la democracia social es esencial.
-
Hoy, bajo el neo – populismo de derechas, el
Estado de Derecho, poco les importa a importantes sectores del electorado; hoy,
ya no se habla de la democracia social, en lo que debe reconocerse, han logrado
un triunfo las derechas costarricenses. Y como ya lo hemos dicho, a esto, ha
colaborado, el que muchos han caído en la trampa de: “la muerte de las
ideologías”.
VI
Con todo lo dicho, en lo que
llevamos de la campaña electoral de cara a las elecciones del 2026, insistimos
en que, se requieren estadistas, pero éstos, no se observan en el horizonte.
Del mismo modo, tampoco son claras, las estructuras de cuadros para el manejo
futuro del gobierno.
Todo lo anterior, como lo hemos
expuesto, fruto de la crisis de los partidos políticos, tanto en su permanencia
dentro del sistema, como en sus propuestas ideológicas. Desde las ciencias
políticas, los partidos políticos, junto a otros actores, hacen funcionar la
democracia. Esto por medio de la interacción permanente: a través (Como lo dice
el maestro Maurice Duverger), de la integración y del conflicto.
Entramos aquí, en el “deber ser”:
el rescate de la democracia política y la democracia social, pasa por una
propuesta seria, en materia de:
-
Descentralización del aparato Estatal.
-
Una verdadera reforma educativa (Lo de “la ruta
de la educación”, fue tristemente risible). En esto, por ejemplo, deberíamos
debatir el rol de la Inteligencia Artificial en esta materia.
-
El fortalecimiento de políticas ecológicas.
Pero para poder debatir estas
tesis, requerimos una acción anterior: el abandonar las tácticas neo –
populistas y abrazar la discusión de altura. De nuevo, vale reiterar: en este
acápite, estamos en el plano del “deber ser”, pero si nos pusiéramos los lentes
del realismo político, sabemos que posiblemente, dominarán las primeras.
Con ello, muy posiblemente,
quedarán de lado las propuestas en las esferas económicas y hasta culturales:
así las cosas, muchos grupos políticos, buscarán, porque necesitan enemigos:
por ejemplo, en el caso de Nueva República, la némesis es el PAC; y en el caso
del “Chavismo”, el PLN.
Entretanto, la crisis en la
democracia se profundiza. Hoy no se desea dialogar y concertar, se desea
látigo, en pro de una supuesta eficiencia, para ello, se busca el aumento del
autoritarismo para combatir las trabas y la ingobernanza.