Neopopulismos y crisis de la democracia en América Central.
Neopopulismos y
crisis de la democracia en América Central.
Ocean Castillo Loría.
I
A mediados de julio, fuimos
invitados por la Universidad Estatal a Distancia (UNED); su Vicerrectoría
Académica, propiamente, la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades, en su
Cátedra de Historia; en el programa: “Onda UNED”, para conversar sobre los
neopopulismos y la crisis de la democracia en América Central. De seguido,
presentamos la charla base de esa conversación.
Es lógico, que se desee una
caracterización del populismo en América Central en el siglo XXI: el problema
es que el populismo o los neopopulismos, se presenten en muchas formas, por lo
que la categoría “populismo” o “neopopulismo”, en Ciencias Políticas, sea
cuando menos, imprecisa.
Pese a ello, en el presente
momento, podemos decir que, tiene que ver con el cambio en las instituciones
como demanda de la sociedad; y éste cambio, guiado por liderazgos fuertes.
Ahora bien, podría decirse que, el populismo o neopopulismo, es “una cuestión
de formas”; pero en el “fondo”, estas manifestaciones, deben ligarse a una
ideología.
Así, en América Central:
-
Hay neopopulismos de derecha:
a) Bukele (El Salvador)
b) Chaves (Costa Rica)
c) Mulino (Panamá)
-
Los hay de izquierda:
a) Para algunos autores, es el
caso de Daniel Ortega en Nicaragua.
b) Xiomara Castro (Honduras)
Ahora bien, el populismo y los
neopopulismos, comparten características comunes:
a) La polarización: la sociedad
se divide entre: “nosotros” (El pueblo “puro”, del que está de lado, el liderazgo
fuerte) y “ellos” (Los adversarios, las cúpulas, las culpables de la crisis)
b) Anti elitista: las élites, son
las enemigas, las responsables de los problemas (En El Salvador, Bukele, habla
del “pacto de los corruptos”; en Costa Rica, Chaves, refiere a “los ticos con
corona”)
c) La apelación a la voluntad
general: los problemas de los países, no se han resuelto, porque a las élites,
les ha faltado voluntad, ya que, no les
conviene esa solución: hay que recordar el discurso de toma de posesión de
Rodrigo Chaves, donde hablaba de la respuesta a los problemas del país, como:
“la voluntad para hacer las cosas”.
d) Personalismo: se combaten las
estructuras del sistema político: en El Salvador y Costa Rica se atacan: los
partidos políticos, el Poder Legislativo y el Poder Judicial (En el caso
hondureño, éste, sufre un fuerte proceso de politización partidaria); ligado a
esto, se alimenta la polarización: “se está a favor o en contra, del líder
fuerte” (Por ejemplo, se está a favor o en contra de Chaves; se está a favor o
en contra, de Bukele)
e) El populista, es símbolo y
verbaliza las demandas del pueblo: Bukele y Chaves, insisten en que: “ellos son
del pueblo y saben cuáles son las demandas del pueblo”; el populista es el que
sabe de las necesidades de la colectividad y las interpreta; así, el populismo
o neopopulismo, es una forma de representación política. En el caso de la
segunda categoría, es fundamental, el uso de las redes sociales y los medios,
sobre todo digitales: en los casos de Bukele y Chaves, su forma de expresión
es:
-
Vulgar.
-
Popular.
-
Ruda.
-
“Anti élite”.
-
Recuerdan “una constante amenaza” (Por lo
general, esta es abstracta)
-
-
De características machistas (Aquí, cabe citar
el ejemplo, de las declaraciones del ex Ministro de Obras Públicas y
Transportes de Costa Rica, Luis Amador, quien, en una entrevista, se dejó
decir, que buscar fuentes de financiamiento barato era como: “cuando a usted le
gustan cinco chavalas y con las cinco está saliendo a ver con cuál pega, es
exactamente igual” o el mismo Presidente Chaves, quien señalando a un diputado
del partido Frente Amplio, dijo: “ Es un comunista reprimido en el closet”)
f) De nuevo, el populismo o
neopopulismo, se liga a una ideología de izquierda o de derecha, pero lo más
importante es el líder: la última encuesta del Centro de Investigaciones y
Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica (UCR); demuestra que
hay importantes núcleos de la población, que apoyan al Presidente, aunque no
estén de acuerdo con sus políticas.
II
Ahora bien, cabe preguntarse:
¿Hay antecedentes del populismo o neopopulismos en América Central?: para
hablar del corto plazo, podemos citar a Manuel Baldizón, sempiterno
precandidato y candidato presidencial en Guatemala: él nunca presenta una
ideología política clara, aparece a través de partidos sin cuadros y sus
campañas, son altamente personalistas.
Por otra parte, en Honduras,
hablando de “populismo clásico”, se aplicaba esta etiqueta a ideas o políticos,
que buscaban reformas sociales; inclusive, a las protestas sociales, se les
calificaba de: “populistas”. En la primera acepción (Ideas o políticos que
buscaban reformas sociales, muchos autores, hablan de la administración del
General Oswaldo López Arellano (1972 – 1975); él trató de introducir una reforma
agraria)
Ya en la esfera del neopopulismo
de izquierda, no se puede dejar de citar, a Manuel “Mel” Zelaya (2006 – 2009);
quien polarizó la sociedad, entre los pobres y los ricos; y fruto de la
introducción de una política de salario mínimo, y su deseo de permanecer en el
poder, fue víctima de un golpe de Estado, por el cual “hasta en pijamas”, fue
enviado a Costa Rica.
Actualmente, quien ocupa la
presidencia catracha, es Xiomara Castro, esposa de “Mel”, ganadora de las
elecciones de 2017, por el partido Libertad y Refundación (LIBRE); cuya base
electoral es heterogénea e insiste en un discurso polarizante.
En el caso nicaragüense, hubo
rasgos de populismo, en el “Somocismo”, tratando de ganarse el apoyo de los
sectores obreros; para ello, Somoza y sus dirigentes, de ser el caso, usaban
lenguaje obrerista.
Para algunos autores, Daniel
Ortega, es un populista de izquierda, para otros, cae en las categorías de:
“autoritarismo” (Personalista y desmovilizador de la sociedad civil) y
“dictadura plena”, por lo menos desde el 2011, con la interpretación jurídica
que le permitió la reelección.
En Costa Rica, la politóloga
María José Cascante, refiere como antecedentes del neopopulismo actual, a Juan
Diego Castro Fernández, quien, en la campaña presidencial del 2018, usó un
discurso anti sistema; buscando instrumentos de comunicación directa con sus
seguidores (Por ejemplo, la red social de Facebook)
Castro, interpeló a
personalidades de partidos políticos tradicionales y funcionarios públicos de
carrera; así como a periodistas y medios de comunicación; en esa lógica, don
Juan Diego, se presentaba como enemigo “de los políticos tradicionales”;
además, se presentaba como “hombre fuerte, con signos de salvación”; en ese
marco: planteaba soluciones de “mano dura”, en materia de seguridad (Bukele en
El Salvador y Xiomara Castro, en Honduras, siguieron esa línea)
Para Cascante, otro antecedente,
es Fabricio Alvarado, quien siendo entonces, candidato del Partido Restauración
Nacional (PRN); mostraba claras diferencias, con los postulados del “Marxismo
Cultural”: es decir, las tesis propias del feminismo y la defensa de la
Comunidad Homoafectiva. En ese sentido, el candidato y su partido, eran claros
opositores del Partido Acción Ciudadana (PAC).
En el caso del Salvador, Bukele,
antes de su primera elección, comenzó a publicar en sus redes sociales,
mensajes con la idea central de que “Cristo estaba con él”; esto permitió la
deducción de que: “podía derrotar al diablo” (En cuyas filas, obviamente,
militan los “del pacto de los corruptos”); no entraremos aquí, en detalle, pero
no cabe duda que la penetración del cristianismo conservador, tiene un rol en
esta materia (No en balde, en el Partido Republicano de los Estados Unidos, hay
una facción de: “derecha cristiana” y ahora se habla de un “nacionalismo
cristiano”: para mayores detalles nuestros análisis: https://cambiopolitico.com/pat-robertson-religion-y-politica/207800/
y https://cambiopolitico.com/penetracion-y-crecimiento-de-los-evangelicos-de-la-derecha-cristiana-en-america-latina/209613/)
Ahora bien, ya hemos hablado de
casos de populismo y neopopulismos, en América Central, pero para continuar
debemos hacer una aclaración: debe constar que, si partimos del tema del cambio
social, como parte del tema del populismo, entonces, gobernantes como Jacobo
Arbenz (Guatemala) y el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia (Costa Rica), serían
populistas. Nosotros disentimos de ese postulado, pero lo cierto es que, si se
asumen las características del populismo clásico, el más cercano a ello, sería
Omar Torrijos, en Panamá.
III
Ahora hablamos de un neopopulismo
más caracterizado: tanto Xiomara Castro, como Nayib Bukele y Rodrigo Chaves, de
Honduras, El Salvador y Costa Rica, respectivamente, insisten en que sus
patrias están dañadas:
-
En Costa Rica, por “los ticos con corona”.
-
En Honduras, por los responsables del golpe de
Estado de 2009.
-
En El Salvador, por el “pacto de los corruptos”.
Los tres, hablan de una patria
traicionada por las élites: Bukele y Castro, hablan hasta de enemigos externos:
por ejemplo, el primero, refiere a: “la comunidad internacional que financia a
sus adversarios”. Estas ideas, pueden ser fundadas o reales.
De igual manera, construyen mitos
del pueblo, ya sea hacia el pasado o hacia el futuro:
-
Chaves, señala a la colectividad, antes del
tripartidismo (PLN – PUSC – PAC)
-
Bukele, refiere a su proyecto “Bitcoin City”,
como “pos modernización del País y su inserción en la revolución científico –
tecnológica y económica”.
-
En Honduras, lo que se está construyendo es:
“una democracia y un Estado, que garanticen la paz”.
En esta lógica, los tres: usan un
lenguaje de epopeya o religioso… y como ya hemos dicho, en el caso de Bukele y
Chaves, en muchas ocasiones, usan un lenguaje chabacano; por supuesto, estos
“neo populistas”, tienen un discurso anti político: por ejemplo, con la
oposición a los medios de comunicación, en el caso del cuzcatleco, ha llegado a
decir que, esos medios: “son defensores de las pandillas”.
Por otra parte, tanto el
salvadoreño como el costarricense, usan ellos o sus partidarios, las redes
sociales como instrumentos de información o desinformación, por medio de
noticias falsas. Asimismo, distorsionan el concepto de democracia, al limitarla
a: “la realización de los procesos electorales”. El ejemplo evidente, es el
tema del presunto deseo, de “convocar a un referéndum en Costa Rica”. Esto,
porque en el fondo: “la Constitución y las leyes, son un estorbo”; en esa misma
línea, Chaves y sus partidarios, atacan “a los mandos medios del Estado”.
Finalmente, si hay neopopulismos
en América Central, es porque hay, un debilitamiento de la democracia en la
región. Si se ha votado por gobiernos neo populistas, es porque:
-
En Costa Rica, hay una rabia, como consecuencia,
sobre todo, de las secuelas de la corrupción en el país: PLN, PUSC y PAC.
-
En el resto de la región, no se ha dado un
completo tránsito a la democracia.
Salvo en Costa Rica, a mediados
de los ochentas, se fortalecía la democracia política, pero no se hacía nada,
por la democracia social. En el caso costarricense, se comenzaba a debilitar la
democracia social.
Este tema de la crisis de la
democracia, es una alerta clave, por ejemplo, en El Salvador, donde el riesgo
es inminente en un país muy violento. A esto hay que sumar, la concentración de
poder, donde se han hecho reformas, para prácticamente, profundizar el dominio
al Poder Legislativo.
En el caso hondureño y
costarricense, se ha venido dando una clara judicialización de la política, pero
en el territorio catracho, esa judicialización, ha sido altamente
“partidizada”, obviamente por LIBRE. Por su parte, el Estado de Derecho
costarricense, se defiende contra el neopopulismo, mientras en El Salvador, hay
una clara crisis al respecto.
Por otro lado, tanto en Costa
Rica como en Honduras, cunde la corrupción y la influencia o poder del
narcotráfico. De igual manera, en ambos países, hay tensión sobre la división
de poderes, en el segundo país, la idea explicita, es concentrar el poder en la
presidente. En Costa Rica, la idea es la misma, pero, quizás se maneje de forma
más implícita (Eso no quita la fuerza de las críticas de Chaves a la Asamblea
Legislativa y al Poder Judicial); del mismo modo, en ambos países, se acusa al
multipartidismo, por el aumento de lo que se denomina: “ingobernabilidad”.
En Honduras, estaríamos hablando
de tres partidos políticos:
-
El Nacional: de derecha.
-
El Liberal: de izquierdas.
-
LIBRE: de centro – izquierda; izquierda.
Ellos se manejan en un ambiente
de polarización, éste inició con el golpe de Estado de 2009; con un vocabulario
propio de la etapa de “Guerra Fría”, por ejemplo, la dicotomía: democracia
versus comunismo, donde se erigen como “enemigos externos”: Venezuela, Cuba y
Nicaragua.
Si vamos a Guatemala, sobre todo,
poniendo énfasis en la coyuntura de las tensiones fruto del gane electoral de
Bernardo Arévalo y el partido: “Semilla”, veremos cómo se intentó usar la
división de poderes para el beneficio de intereses personales; lo que sí puede
verse como diferencia, es que en el territorio chapín, si se ha dado, una
coordinación de diversas facciones que buscan controlar el poder, incluido en
su momento, el “sacrificar la voluntad popular” (Aquí sí: un verdadero pacto de
actores corruptos)
Pero esa crisis en la democracia
guatemalteca, inició en 2015, donde se dan una serie de protestas en el marco
de la lucha contra la corrupción, lo que generará la caída del gobierno de Otto
Pérez Molina. La reacción de los que detentaban el poder, fue la alineación de
las facciones que buscaban controlar ese poder. En esa línea, estructuras que
luchaban contra la corrupción, terminaron siendo utilizadas como instrumentos
jurídicos para defenderla: tal fue el caso de la Fiscalía contra la Impunidad. En
ese marco, en el sistema político guatemalteco, hay actores semidemocráticos:
“cuando les conviene, defienden la democracia, cuando no les conviene, la
atacan”. Esto es lo propio de la burguesía chapina.
Yendo a Nicaragua, lo que se ha
dado es un tránsito de la democracia a la dictadura: y en la etapa actual, la
expulsión de nicaragüenses al exterior, es mayor que la que se dio en las
épocas de Somoza o la primera etapa del Sandinismo.
Con esto dicho, la crisis de la
democracia en América Central, tiene sus particularidades: en algunos países es
lenta (¿Guatemala?, ¿Costa Rica?) o rápida (Nicaragua); si pintamos un cuadro
veloz, podríamos obtener los siguientes trazos:
-
Costa Rica, es una democracia liberal
imperfecta:
a) Hay una crisis de la
representación ciudadana (Del 80 al 90 % de los ciudadanos, no se sienten
representados; o no tienen partido político)
b) El régimen neo populista ataca
a la prensa.
c) Lo que queda del Estado de
Bienestar, muestra ineficiencias.
d) Hay un conflicto entre la
clase gobernante neo populista y las instituciones.
-
En Panamá, se dan algunas características
semejantes.
-
Nicaragua, ha pasado de una democracia liberal
imperfecta a una dictadura.
-
El Salvador, es una autocracia electoral, con un
nuevo grupo de poder, que criminaliza ciertas organizaciones sociales.
-
Pinoleros y cuzcatlecos, han retrocedido, en el
primer caso, hay una marcada autocratización.
-
Guatemala y Honduras, son sistemas híbridos, en
los que, pese a que no ha habido cambios estructurales, se considera que se ha
manifestado “una primavera democrática”.
-
En Guatemala, Honduras y Nicaragua, se da un
contexto adverso para el ejercicio de derechos. En los dos primeros países, hay
un aumento de la incidencia de los poderes fácticos, en el primero, con clara
unión del partido oficialista.
-
En Costa Rica y Panamá, hay cierta estabilidad.
IV
Cerramos con una serie de puntos:
1) Es claro que los neopopulismos
de izquierda y derecha, tienen prácticas comunes.
2) Los populistas manejan la
comunicación, mejor que los demócratas: con ello, se insiste en la
insatisfacción de las demandas y se hace un intencionado manejo del mercadeo
electoral (Sobre simplificación de la realidad etc.); basado en esto, es que
aumenta la manipulación de las emociones y un bloqueo de la racionalidad (Que
es un proceso más complejo), con lo que se aumenta la polarización por la vía
del:
-
Asco.
-
Miedo.
-
Resentimiento.
-
Venganza.
En este contexto, aumenta la
insatisfacción con las propias democracias, esto es muy claro en el caso
costarricense y otros casos en América Central, como el de Panamá, por ejemplo,
con el tema de la migración, donde la recepción de migrantes, genera malestar.
3) Hemos hablado aquí de la crisis
de los partidos políticos, en sus capacidades de mediación y movilización; esto
también dentro del ámbito de la digitalización de la política. Esa crisis, se
observa en Costa Rica, Honduras y El Salvador; donde se profundiza el des
alineamiento extremo y la llegada de “políticos de fuera de la política”, con
un discurso anti “poder público”.
4) ¿Normalizaremos los
neopopulismos en la región?
5) También es claro, que no se le
debe dejar la política a los corruptos, pero no se puede negar que, la acción
política, la partidista en particular, es muy dura, e implica un
“desnudamiento” de la vida privada, que no toda persona está dispuesta a
transitar.
6) Habrá que diagnosticar lo que
nos dejarán los neopopulismos de izquierda y derecha, para reconstruir la
democracia política y la democracia social.
7) En la región de América
Central, el tema de la democracia social, implica retomar el fondo del
pensamiento latinoamericanista, en lo que refiere a los sectores campesinos,
indígenas etc.
8) Quizás, salvo en los sectores
democráticos guatemaltecos y nicaragüenses, no se tiene claro que: cuando se
pierde la democracia, no se sabe cuándo se va a recuperar. En ese sentido, la
ambivalencia de apoyo a la democracia, la afecta.
9) Si en América Central, la
transición a la democracia no ha generado más demócratas, es porque esa
transición, no se preocupó por la democracia social. De ahí la idea de que: “la
democracia no da resultados”; por lo que: “los ciudadanos están cansados de
jugar, una partida, en la que siempre pierden”: en América Latina, estos
argumentos, se concretan en temas como: la desigualdad y la inseguridad.
10) Muchas zonas del mundo,
sufren procesos de polarización: América Latina, no se libra de esto, en Costa
Rica, esto sucede desde la coyuntura del DR – CAFTA. A tal situación, deben
sumarse, las erosiones de las libertades de expresión y prensa.
11) ¿A la gente le importa la
democracia?:
-
Parece que no, dada la concentración del poder
en los Ejecutivos, como está sucediendo en El Salvador y Nicaragua.
-
Parece que no, cuando se fragmentan los
controles, y la ciudadanía, no tiene interés en ello (Por cierto, ese es uno de
los objetivos de la llamada “Ley Jaguar” en Costa Rica)
-
No lo parece, cuando la ciudadanía, no tiene
conciencia de la erosión de las libertades.
-
La respuesta sería no, cuando se ha
criminalizado la protesta social.
El problema es que la gente, no
puede ocuparse de la democracia, cuando lo que tiene que hacer es “ocuparse de
la satisfacción de sus necesidades básicas, en medio del libertinaje de la mano
invisible del mercado, que no solo es invisible, sino, que es artrítica”.
12) Paralelamente, la tensión
entre neopopulismos, y democracia liberal, tiene que ver con obtener resultados
rápidos: tales son los ejemplos del deseo que, en su momento, tuvo Rodrigo
Chaves, de presentar logros, al comienzo de su periodo, y que, logró girar (Con
préstamos y proyectos, de otros gobiernos), en materia de obras públicas. En el
caso salvadoreño, eso, sucedió en materia de combate a las pandillas y la
inseguridad.