Cambios en el modelo y pensamiento teológico (Parte 2 de 2)
Cambios
en el modelo y pensamiento teológico (Parte 2 de 2)
Ocean
Castillo Loría.
IV
¿Qué hemos dicho hasta aquí?
-
En el caso del catolicismo, el Papa Francisco,
está pidiendo una teología encarnada.
-
Esa teología, debe estar al servicio de la
iglesia y de la humanidad. esto podría significar en principio, un énfasis en
la teología pastoral. Conste que lo que pide el Papa es un verdadero cambio.
-
El Papa como Jesús, como la comunidad de Juan,
como Juan XXIII, como Pablo VI, como Juan Pablo II; ahora trae cuestionamientos
a la academia. Esto ubica al Papa, como un teólogo no – aburguesado, como un
teólogo, de lado de la rebeldía al actual sistema de dominación.
-
La teología debe reflexionar la historia en
constante cambio desde la revelación, la tradición y el magisterio. Es
interesante: “no se trata de repetir como loras, tesis abstractas”: en “La
Alegría del Evangelio”, numeral, 236, nos dice Francisco: que el modelo a
seguir es el del poliedro: donde confluyen todas las parcialidades que en él
conservan su originalidad.
-
En esas parcialidades que confluyen, y que, no
pierden su identidad, es clave el pensamiento complejo del creyente (Es el
diálogo entre fe y razón, del que hablaba Juan Pablo II) y que está al servicio
del planeta tierra.
-
La labor del teólogo, debe ser la del compromiso
con el Reino de Dios.
-
Se hace teología, con lo que el catolicismo
define como profecía: “denunciar lo incorrecto y anunciar la esperanza”: ¿Qué
es lo incorrecto?: el sistema de dominación. ¿Qué es la esperanza?: el Reino de
Dios.
-
La teología profesional, debe alimentar a la
pastoral y popular, esto en el marco de: “la sinodalidad y la iglesia en
salida”.
-
Se revisan los conceptos de la TP y el Catolicismo
Popular.
Con estos elementos, se entiende por
qué Francisco, pide una teología encarnada: al servicio de la Iglesia, del
planeta, que amplíe sus objetivos, que: “huela a pueblo y a camino, y con sus
reflexiones vierta aceite y vino sobre las heridas del hombre” (véase que el
Papa, lo que quiere es que se actúe como “El Buen Samaritano”: capaz de sanar
al prójimo herido)
Estamos hablando de una teología
para: “interpretar el Evangelio en las condiciones que viven diariamente los
hombres y mujeres, en diferentes ambientes geográficos, sociales y culturales y
teniendo como arquetipo (,) la Encarnación del Logos eterno, su entrada en la
cultura, en la visión del mundo, en la tradición religiosa del pueblo”.
Regresemos a los ya citados hermanos
Boff: la Teología de la Liberación, percibe realidades escandalosas, las
propias del mundo entero:
-
Hambre.
-
Menos esperanza de vida.
-
Pobreza absoluta.
-
Acceso restringido a la asistencia médica.
-
Desempleo y subempleo.
-
Analfabetismo.
-
Crisis de acceso al agua potable.
En los Evangelios, se cuenta que:
“Jesús echó a los mercaderes del templo”, es lógico interpretar que el ánimo de
Jesús, era de enojo: estas realidades opresivas, abren el espacio: “a una
cólera santa”:
-
Opresión social: colectiva, exclusión y
marginación.
-
Opresión humana: injusticia y negación de la
dignidad humana.
-
Opresión religiosa: pecado social: “situación
contraria al designio del Creador y a la honra que le es debida” (Puebla,
numeral 28)
Desde la Teología de la Liberación,
el primer paso, es la acción que libera: la praxis, pero ahora, profundicemos
en el segundo paso: el encuentro con Cristo pobre, en los pobres:
-
En este modelo, la espiritualidad surge de la
confrontación de la fe con la injusticia hacia los pobres.
-
El pobre no es solo individual, es el colectivo.
Son las clases populares, no es solo el proletariado.
-
El crucificado, aparece en los crucificados del
sistema de dominación (Mateo 25: 31- 46)
-
Se contempla a Cristo en los oprimidos, pero en
acción de liberación, hemos visto que el crucificado ha resucitado: “los
crucificados – oprimidos, quieren resucitar”.
-
Hay que luchar contra la pobreza, injustamente
creada.
-
Desde aquí: “el cristianismo no es opio del
pueblo”: “es compromiso de liberación”.
-
El Evangelio, está dirigido a los oprimidos.
-
Hemos citado al Papa: (Que la Teología): “huela a
pueblo y a camino, y con sus reflexiones vierta aceite y vino sobre las heridas
del hombre” (véase que el Papa, lo que quiere es que se actúe como “El Buen
Samaritano”: capaz de sanar al prójimo herido)
-
De ahí, la teología debe ser una denuncia profética
y solidaria, que pretende llevar a la humanidad plena a los oprimidos, una
humanidad nueva, conforme a Jesucristo.
Por lo antes dicho, el teólogo, tiene
una misión profética, por ella, puede darse la persecución y se abre hasta el
escenario del martirio (Juan 16: 2); el Papa, nos llama, al abandono de la
repetición de dogmas mal interpretados (La crisis de la apologética demuestra
esa triste realidad); no se puede seguir poniendo a la teología, al servicio de
fundamentalismos: políticos, económicos…
Así: la teología católica: debe
combatir: la teología de la prosperidad, el negacionismo, la justificación de
las guerras, falsas meritocracias explotadoras de los pobres, la corrupción
económica, el hambre, la destrucción de la ecología, la desigualdad…
V
En la iglesia, el Concilio Vaticano
II, es uno de los eventos históricos más relevantes del siglo XX. Esto, no solo
en la palestra religiosa, sino, en la cultural y política. Los tiempos de intransigencia,
encontraban un alto (Con Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I); el ostracismo
quedaba en el pasado. El Concilio es una reflexión colectiva, donde se revisa
la historia de la iglesia, a la luz del legado de Jesús: se repiensa la
reubicación del catolicismo en el mundo, redescubre el humanismo cristiano,
fruto del Evangelio, combatiendo el legalismo; se entra en diálogo con la
cultura moderna y con otras confesiones (cristianas y no cristianas), poniendo
en acción un plan de auto reforma, conteste a los signos de los tiempos.
Ya hemos dicho que: el Concilio
Vaticano II, es interpretado para América Latina, por la Conferencia de
Medellín; y en la Conferencia de Puebla, se sigue esta línea, sumando tesis de
la Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi” de Pablo VI, sobre todo, en
materias de: evangelización de la cultura y piedad popular.
Pero podríamos decir que la primera
sistematización de la Teología de la Liberación, se encuentra en una serie de
obras que marcan el inicio de una nueva etapa, no solo en la teología
latinoamericana, sino, también, en la teología cristiana.
Las más significativas e influyentes
son:
-
“Teología de la Liberación. Perspectivas”: del
sacerdote peruano, Gustavo Gutiérrez, que es considerado el padre del modelo
teológico del que estamos hablando.
-
“Opresión – liberación. Desafío a los cristianos”:
de Hugo Assmann, teólogo brasileño, valorado como muy crítico y radical.
-
“De la sociedad a la teología”: autoría de Juan
Luis Segundo, uruguayo, jesuita, el más sistemático y denso, de los autores de
este modelo.
-
“cristianismo: ¿opio o liberación?”: escrito por
Rubén Alves, teólogo presbiteriano brasileño, él escribe su reflexión, en
diálogo con corrientes de la filosofía crítica.
Estos textos, “son la carta de
ciudadanía”, de la Teología de la Liberación, ella es fruto del pluralismo del
Concilio Vaticano II: así dialogan: la teología moderna de Europa y Estados
Unidos, con la teología latinoamericana.
Asimismo, comenzaron a observarse, lo
que el teólogo Juan José Tamayo, llama: “las tentaciones” de este modelo
teológico: entre ellas, la inflación del
aspecto político: el subrayar la diada: “opresión – liberación”, en perjuicio
de otras dimensiones más gratuitas, más profundamente humanas y evangélicas:
por ejemplo, la amistad, el perdón, el sentido de ocio, la fiesta (Véase que,
ya asoman componentes culturales, que abordará la TP); el diálogo
abierto con toda la humanidad, la sensibilidad para el arte y para las
riquezas espirituales.
Otra “tentación”, es la misma negligencia
de profundizar el diálogo con otras iglesias cristianas o teologías
contemporáneas, incluso con las enseñanzas doctrinales y sociales del
magisterio pontificio y local, lo que produce una pérdida de riqueza que puede
fortalecer el modelo liberador.
Regresando al Papa, éste propone un
método teológico que conversa con: “diferentes tradiciones y diferentes
saberes, diferentes confesiones cristianas y diferentes religiones (,)
comprometiéndose abiertamente con todos, creyentes y no creyentes.”.
En esa apertura: el negar la ciencia
desde la fe, es cosa de antaño. De ahí, por ejemplo, la Encíclica: “Fides et
ratio” (Juan Pablo II), donde, para continuar con la ilustración, en el
capítulo II, se aborda el tema de: “la unidad entre conocimiento de la razón y
conocimiento de fe”.
Esto refuerza la tesis de combatir
los fundamentalismos: también es interesante que, ellos, no son cosa del
pasado: hay fundamentalismos que vienen de la modernidad y la posmodernidad
(Por ejemplo, el economicismo); otros, se sienten estafados por el racionalismo
(Por ello, los movimientos “anti ciencia” o “anti vacunas”)
Por otra parte: si estamos hablando
de cambios en el modelo y pensamiento teológico, no podemos dejar de abordar el
tema de “teoría y práctica” o “práctica y teoría”: el investigador en Ciencia
Política, Giovanni Sartori, hablaría profusamente sobre el tema, en su libro:
“La política: lógica y método”.
Nosotros no aspiramos a tanto, pero
debemos decir algunas cosas sobre este tópico: Kant, hizo la “crítica a la
razón pura”: en ese texto, es claro que: no es posible ninguna forma de razón
que no tenga su soporte en la práctica.
En principio, la teología va de la
teoría a la práctica: desde esta óptica, el prólogo del Evangelio de Juan,
puede interpretarse del siguiente modo: “La Palabra (en el mundo de lo
abstracto), se hizo hombre y habitó entre nosotros” (Esa Palabra, baja de lo
abstracto, a nuestro espacio y tiempo, lo que se concreta en la práctica:
Jesús, “predica y practica, el Reino de Dios”)
En el caso de Medellín, evento del
que ya hemos hablado, se parte de la realidad latinoamericana, la práctica
pastoral, para reforzar la teoría propia del Concilio Vaticano II. Es decir, en
Medellín, se va de: “la práctica a la teoría”.
Podríamos continuar en este contexto
de reflexión, pero Francisco, zanja la cuestión: no se debe oponer “teoría y
práctica”, se debe usar un modo de razonamiento inductivo: partir de
situaciones concretas, donde se deben discernir: “los signos de los tiempos”.
De ese discernimiento, se debe concretar:
-
El anuncio de Cristo.
-
Amar a la humanidad en el prójimo concreto.
VI
De este modo, regresamos a la TP: el
pueblo es sujeto hermenéutico: sujeto de interpretación. Se valora su sentido
común, su sabiduría, propuesta de belleza humana y humanizadora para todos…
Si se va de “teoría a práctica”: la
teoría (Teología), es propia de los profesionales en esa materia, entre ellos,
los clérigos: cuando la hacen ellos, si son conservadores, terminan
justificando el poder de la estructura eclesiástica, en muchas ocasiones, en
nombre de Dios. uno de los casos más escandalosos de ese tipo de situación, es
la pederastia en la jerarquía católica.
Por otra parte, entre octubre de 2023
y octubre de 2024, se realiza el denominado: “Sínodo de la Sinodalidad”,
convocado por el Papa. En el marco de este evento, los participantes
latinoamericanos, han dicho que: “el clericalismo comienza a formarse en el
seminario, donde las tesis del Concilio Vaticano II, se reciben de modo
incompleto y las normas de formación de los seminaristas, es completamente
olvidada”.
Ellos siguen diciendo que: reciben
una pobre formación, basada en el catecismo, tratando de reforzar el
pensamiento crítico, solo en momentos de murmuración eclesiástica, con algún
entrenamiento en proselitismo, para avanzar en el escalafón del poder y el
prestigio: ya todo (En teología), se sabe, solo se repite.
En esta línea: se subraya en claro
literalismo, las palabras: santo y santidad: estas palabras, implican: “el
estar apartado”: ¿Apartado para quién?; ¿Apartado de qué?: para Dios, apartado
del pecado, apartado del pueblo (los laicos)
Pero la cosa se complica cuando ese
“apartado”, se subraya en términos de pecado, nos explicamos: el pueblo, está
inserto en el mundo, en el mundo hay pecado, por lo tanto: “el pueblo en el
mundo, está lleno de pecado, en oposición, el clero es santo: es la fuerza viva
de la iglesia, es referente de la doctrina, de la liturgia”.
Ahora bien, en lo que refiere a la
formación en los seminarios costarricenses, nos dice el sacerdote e
historiador, Miguel Picado G., en su libro: “Señor, muéstranos el camino:
documentos y reflexiones sobre la crisis de la Iglesia Católica costarricense”
(2010):
-
Con Monseñor Rodríguez Quirós, se da la crisis del
Seminario Central, pues no se previó el relevo de los padres vicentinos
alemanes, quienes lo entregaron al episcopado nacional en 1967.
-
Con la presidencia de la República, de Calderón
Fournier (1990 – 1994), éste se interesa por reconocer la categoría
universitaria del Seminario Central, incluso, se preocupó por la creación de
una universidad católica.
-
Desde Puebla, es claro que a los seminaristas les
falta formación en la dinámica de los medios de comunicación social.
Ahora bien, antes del cónclave en el
que fue elegido, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, hizo un escrito, en el
marco de una de las Congregaciones Generales, antes, repetimos, de su elección:
en el segundo punto, dice: “Cuando la iglesia no sale de sí misma para
evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma… los males que, a lo
largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de
autorreferencialidad…”. En otra parte del documento dice: “La iglesia
autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir”.
En el punto 3 del manuscrito que
estamos citando, dice: “La iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse
cuenta, cree que tiene luz propia; deja de ser ‘mysterium lunae’ y da lugar a
ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual…”.
Aquí cabe una aclaración teológica:
véase que Bergoglio, habla que: con la enfermedad de la “autorreferencialidad”,
la iglesia, deja de ser “mysterium lunae”: ¿Qué es eso?: la luna en el mundo
helénico y en muchas culturas, posee varias características que se pueden
aplicar a la iglesia:
-
Brilla por luz ajena, la del sol: la luz que hace
brillar a la iglesia, es la de Cristo, verdadero sol de todas las naciones:
Cristo es como el sol, la iglesia es como la luna.
-
Muere ante el sol: se oculta para que el sol
brille, la iglesia, cesará cuando llegue la plenitud del Reino de Dios, y Dios
sea todo, en todos.
-
La luna pasa por diversas fases, lo mismo pasa con
la iglesia.
-
Engendra y da fuerzas (mareas, fertilidad);
dimensión dinámica y engendradora de la iglesia.
De este modo, Bergoglio plantea un
cambio radical: la salida del eclesiocentrismo y de la autorreferencia perenne
de la iglesia, que impide de hecho trasmitir la luz de Cristo: de lo que se
trata es de: “dejar de mirarse el ombligo”, es “abandonar las intrigas
internas”, “las necesidades mundanas”: hay que abrirse, debe haber entrega con
alegría, debe darse el servicio humilde.
Inclusive, puede interpretarse la
autorreferencialidad, como un paso atrás, en la línea ecuménica: en ese “ver el ombligo”, la teología
católica, se torna prisionera de su lenguaje rígido...
Ya siendo Papa, en la Exhortación:
“Evangelii Gaudium”, nos dirá Francisco que: al encontrarnos o reencontrarnos
con el amor de Dios, somos rescatados de la autorreferencialidad…
De nuevo: Bergoglio decía que: “La
iglesia, cuando es autorreferencial… da lugar a ese mal tan grave que es la
mundanidad espiritual…”. En la Exhortación citada, se extiende en este
razonamiento: esa autorreferencialidad, implica confiar en las propias fuerzas,
sintiéndose superiores por cumplir ciertas normas o ser fieles a cierto estilo
católico del pasado (Es el caso de los conservadores y ultraconservadores)
Dice el numeral 94: “Es una supuesta
seguridad doctrinal o disciplinaria que da lugar a un elitismo narcisista y
autoritario, donde en lugar evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar
a los demás y en lugar de facilitar el acceso a la gracia (,) se gastan las
energías en controlar…”.
En el numeral siguiente se lee: “esta
oscura mundanidad se manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas,
pero con la misma pretensión de ‘dominar el espacio de la iglesia’. En algunos
hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la
iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una inserción real en el Pueblo
fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la
iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos. En
otros, la misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por
mostrar conquistas sociales o políticas, o en una vanagloria ligada a la
gestión de asuntos prácticos, o un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de
realización autorreferencial…”
Véase que hay ligámenes entre TP y
Teología de la Liberación, como lo hemos mostrado en este ensayo, pero nótese
que, el Papa no libra a la segunda, de la tentación de la autorreferencialidad,
basada en la politización.
En suma: Francisco, llama a
descentrarse: a “armar lío”. La teología debe alimentar la figura de la
iglesia, como “hospital de campaña tras una batalla”: la iglesia debe curar las
heridas, sanar los corazones. En ese proceso, “la iglesia puede accidentarse”,
pero para Francisco: “es preferible accidentarse, que enfermarse” (de
autorreferencialidad)
Los obispos, los sacerdotes, no
pueden tener “aspiraciones principescas”, no pueden seguir pensando que, la
verdad del mensaje cristiano, no puede ser abordada por las tesis de la
modernidad. Inclusive, podemos decir que: los laicos, no pueden abrazar la
autorreferencialidad (Véase la actual división, entre: ultraconservadores,
conservadores y renovadores – aperturistas, respecto a ‘Fiducia Supplicans’)
Así: en los papados de Juan Pablo II
(1920 – 2005) y Benedicto XVI (1927 – 2022); se miraba al mundo, a la gente,
desde la iglesia – conservadora, desde los papados conservadores. La iglesia,
el papado, deben ser vistos desde el Pueblo de Dios y desde la sociedad no –
creyente:
-
¿Cómo es la vida concreta?
-
¿Qué se espera de la iglesia, qué se espera del
papado?
-
¿Cuál es el lamento, el grito de los oprimidos, los
que creen, los que no creen?
De ahí, la teología, debe escuchar,
antes de hablar: debe partir de la realidad individual y social (La práctica);
se debe abandonar la defensa de doctrinas generales, se deben dejar de emitir juicios
autoritarios.
De este modo, Francisco, involucra a
la teología en su reforma: ella debería colaborar en cambios sobre: obispos,
clero, religiosos, religiosas, en laicas y laicos: menos preocupación por el
culto y las devociones: más preocupación por la gente.
Con esto claro: cabe la pregunta: ¿Es
la iglesia costarricense autorreferencial?; ¿Muy centrada en sí misma?; ¿Es una
iglesia en salida?: basémonos en las conclusiones de Picado, en sus
investigaciones:
1) La Iglesia costarricense y el
régimen de cristiandad: la unión de la iglesia costarricense con el poder
político, le dio una falsa idea de fuerza, mientras el Estado disfrutaba de su
influencia: según ciertos investigadores, con la derrota del “Calderocomunismo”,
en la guerra civil o revolución de 1948, se generó una tensión, entre los
gobiernos del Partido Liberación Nacional (PLN) y la iglesia católica.
Esto cambió durante el Arzobispado de
Monseñor Román Arrieta Villalobos: en esa etapa, se dio un apoyo al proyecto
político del PLN. De hecho, durante el gobierno de Calderón Fournier, a éste,
se le criticó por el accionar del entonces Ministro de Hacienda, Thelmo Vargas.
Antes de que tomase posesión la
presidente Laura Chinchilla, se le declaró: “Hija Predilecta de María”. El
enfrentamiento, se vería durante el gobierno de Carlos Alvarado, del Partido
Acción Ciudadana (PAC); esto, con motivo de sus medidas de “marxismo cultural”
(“El matrimonio gay”) y el duro paquete fiscal, que afectaba (Afecta), a los
sectores populares.
En principio, al inicio de la actual
administración, la Conferencia Episcopal de Costa Rica, se mostró alegre, por
las celebraciones religiosas, en el marco de la toma de posesión del presidente
Rodrigo Chaves R. quizás, como contraparte, temas como el “Estado laico”, han
pasado al olvido. A esto, se suma la incidencia de los partidos evangélicos en
la Asamblea Legislativa (“Nueva República”)
Por otro lado, en la base, esa
alianza, Iglesia – Estado, se complica: para 2019: un 52 % de la población era
católica; y un 27 % evangélica; en 2021: los católicos eran un 47 %, los
evangélicos o pentecostales, eran un: 20 %; para 2023: el 44 % de los católicos
practican su fe. Un 19 % han migrado a otras religiones: A menos católicos en
la base, mayor erosión del régimen de cristiandad.
2) La moral católica, ha sido
impuesta por las leyes: solo como ejemplo: en un momento determinado, el
Arzobispo de San José, logró la censura de películas, que luego tuvo que ser
levantada. Otro caso, fue el de las “Guías Sexuales”.
Lo cierto es, que, en este trabajo,
ha quedado claro que, en el catolicismo, Francisco se coloca de lado de los
renovadores – aperturistas, pero los conservadores y a veces, los
ultraconservadores, tienen gran fuerza. Cuando esos sectores, son los que
tienen protagonismo, se da un aislamiento de los planteamientos del Concilio
Vaticano II; inclusive, con Juan Pablo II y Benedicto XVI, se le dio una
interpretación reduccionista – conservadora al Concilio: queda la pregunta
abierta: ¿Ha aplicado la iglesia costarricense el Concilio?; si lo ha hecho:
¿Cómo lo ha concretado: de manera renovadora – aperturista o conservadora?
3) El manejo de los medios de
comunicación: quizás el ejemplo de la mayor sombra en esta materia, fue: “el
caso de Radio María”, en este punto debe decirse que, en el país, el estilo de
los medios católicos ha mezclado: formas frugales, con otras de corte
carismático. Las primeras, inclusive, unidas a corrientes de catolicismo
social.
Con posterioridad, se darían esfuerzos
por la formación teológica de los laicos (El Instituto Costarricense de
Teología Pastoral, fue fundado en 1993); Monseñor Hugo Barrantes Ureña, impulsó
mesas de diálogo social; en los 70, la iglesia debió enfrentar la aparición del
Movimiento Carismático y la teología de la Liberación. La segunda perdió y el
primero, ganó espacio.
4) La competencia entre medios
católicos y evangélicos, puede alimentar la decadencia de la imagen eclesial
mediática. Las formas de producción católicas, muestran formalismo y
verticalidad (Basta observar los programas de “Telefides” o “San José TV”).
En el caso de la prensa escrita, las
líneas editoriales de muchos medios, buscan mostrar a la iglesia en claro
declive, dos ejemplos, partiendo de medios con líneas editoriales contrarias
(Por lo menos, así lo era en el pasado reciente): el 3 de febrero de 2021, el
“Semanario Universidad”, publica un artículo donde resalta, el descenso de
matrimonios por la iglesia católica. Prácticamente dos años después, el
periódico “La Nación”, hace lo mismo.
Pese a ello, el tema religioso, sigue
siendo noticioso. Inclusive, desde instancias como la misma Universidad de
Costa Rica (UCR), se ha cuestionado el grado de movilización de la iglesia, en
eventos como la Romería (El documental: “Un día 2 de agosto”)
5) La pérdida de la práctica del
catolicismo social: creemos que faltan figuras del talante de Jorge Volio,
Monseñor Thiel y Monseñor Sanabria. En el discurso, se resalta la Doctrina
Social de la Iglesia, pero por momentos, se ha percibido cercanía con sectores
capitalistas.
Eso sí, no pueden dejar de resaltarse
ciertas obras sociales: Hogar de la Esperanza (Dedicado a los enfermos de SIDA)
o la Posada de Belén (Dedicada a la atención de madres solteras y sus hijos) …
6) Los desafíos que vienen de los
cambios culturales: la iglesia católica, es lenta para adaptarse a los cambios
en esa materia. En una lectura, que podríamos decir, se ha tornado clásica, se
habla de:
-
El crecimiento de las ciudades.
-
La migración campesina (Como fruto del modelo
monetarista)
-
La liberación de la mujer.
-
La evolución del laicado.
-
La importancia de los medios de comunicación
social.
-
La aparición de nuevos modelos de familia (Lo que
genera desfase en el Derecho Canónico)
Hemos dicho que, esta es: “una
lectura clásica”, porque desde la teología, se ha generado bibliografía sobre
estos temas: de seguido, algunos ejemplos:
-
Galli, C. M.: Dios vive en la ciudad. Hacia una
Pastoral Urbana a la luz de Aparecida y del proyecto misionero de Francisco. 4
edición. 2015.
-
Bravo, Benjamín: Como hacer Pastoral urbana. México
2013 (Texto)
-
Brunelli D.: Liberación de la mujer. 1988.
-
Viladrich, P.: Palabra de mujer. 2000.
-
Carriquiry, G.: Realidad y perspectivas del laicado
católico en nuestro tiempo. 2010 (Texto)
-
Garrido, J.: La hora del laicado cristiano. Una
propuesta. 2016.
-
Conferencia Episcopal Venezolana: Concilio Plenario
de Venezuela, 14, la pastoral de los medios de comunicación social. 2005
(Texto)
-
Concilium 250 (diciembre 1993): Medios de
comunicación social.
-
Escobar Delgado, R.A.: El reconocimiento de nuevas
formas de familia en Colombia. 2017.
Con la evidencia mostrada, se puede
concluir que: más que solo falta de adaptación, a laicos y miembros del
sacramento del orden, lo que les puede faltar, es lectura y formación. Punto
aparte, del empaparse del modelo de la TP.
7) Los partidos políticos
“cristianos”: más que informar de las iglesias pentecostales o neo
pentecostales (Un periódico digital, publicó una nota en el 2020 y en el caso
de las comunidades de fe neo pentecostales, se puso énfasis en el 2018, como
consecuencia del proceso electoral); se informa de los partidos políticos, que
se han formado a partir de esas comunidades de fe. Ellos, tienden a ser
conservadores en lo cultural y neoliberales en lo político – económico. La
interpretación en el sentido que los pastores pueden participar en política,
favorece el accionar de esos partidos (En 2019, la Federación Alianza
Evangélica, solicitó que, los pastores, no se convirtiesen en candidatos políticos.)
En otro orden de cosas, falta cuando
menos una primera aproximación del Arzobispado de José Rafael Quirós y el
accionar de la Conferencia Episcopal de Costa Rica en este periodo. En principio, no dejó de ser sorprendente,
que, en algún momento, ella dijera: “que siempre ha seguido las enseñanzas de
Francisco”.
Así las cosas: la Teología de la
Liberación, tiene una palabra que decir: para cambiar, hay que concretar la
opción preferencial (Y radical), por los pobres y su evangelización. En sus
contextos, Thiel y Sanabria, tenían esto claro: lo decía la misma Virgen María:
“A los hambrientos llenó de bienes y a los ricos despidió vacíos”.
VII
Ya hemos dicho que: entre octubre de
2023 y octubre de 2024, se realiza el denominado: “Sínodo de la Sinodalidad”,
convocado por el Papa. Con este evento, se ha dado un salto a la participación
sinodal, como acontecimiento más importante de los últimos pontificados (Juan
Pablo II, Benedicto XVI y el actual de Francisco)
En este contexto: los teólogos,
estamos obligados a: dialogar, discernir e integrar propuestas: la teología ha
de colocarse al servicio de la evangelización de la iglesia, de los agnósticos,
de los no – creyentes. Así, la fe, debe seguir siendo cultura, pero “cultura
sabia del Pueblo de Dios”: propuesta estética y ética, de un humanismo
cristiano para todos.
¿Cuál debería ser el resultado
final?: una “Teología Popular”: nos propondría el teólogo de la liberación,
José María Castillo (Fallecido en noviembre del 2023): no se trata solo de
popularizar el lenguaje; se trata de acercar a la gente y a sus problemas, la
enseñanza de Jesús.
Los Evangelios, nos dicen que: Jesús
hablaba el lenguaje del pueblo, se interesó por los problemas que afectaban al
pueblo; lo entendía todo el mundo y lo seguían multitudes de personas
sencillas, que lo entendían perfectamente; se interesaban por lo que decía.
Entonces: la teología que Jesús enseñaba: “era popular”. Este es el ejemplo que
deberíamos seguir los teólogos.
Para ello, de nuevo: se requieren
cambios en el modelo y pensamiento teológico, que como hemos visto, es lo que
pretende el Papa. Esto implica un cambio epistemológico: hoy: alumnos y
profesores, se dedican a un saber complicado, propio de personas eruditas y
estudiosas; tal dinámica, aleja la teología de lo que la gente entiende, de lo
que la gente sabe o de lo que a la gente le interesa. Hoy: cuando se menciona
la palabra: “teología”, ni siquiera se sabe, de lo que se trata.
Así, el “saber sobre Dios”, debe ser
menos complicado, y mucho más entendible: en este punto, es clave, un estilo
narrativo: el costo sería dejar bastante de lado: “la teología especulativa”.
Junto a la narración, debe presentarse:
-
Contexto cultural e histórico.
-
Ver la actualidad de la narración.
-
Abordar la utilidad para nosotros hoy.
De nuevo: la iglesia, la religión
cristiana, deben humanizarse: esto fue lo que hizo Dios en Jesús. Él vivió
entre los pobres y los oprimidos, Dios es el Dios entrañablemente humano… el
que va a las heridas abiertas de la humanidad y las sana.
Quizás nos quede decir algo sobre: la
teología y el pensamiento crítico; la fidelidad del Papa Francisco, al
cristianismo católico en tiempos de controversia y cuestionamiento; así como su
rol de “teólogo del pueblo”, pero estos temas, pueden ser objeto de un trabajo
posterior.