La pasión de Jesús en los Evangelios

 

La pasión de Jesús en los Evangelios

Ocean Castillo Loría.

 

I

 

Se dice que lo primero que se escribió de los Evangelios, fue el relato de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. El primer Evangelio escrito, fue el de San Marcos, en el que se comprueba esta tesis.

 

Desde el capítulo 8, versículo 27, con la confesión mesiánica de Pedro, se abre el telón del tipo de mesianismo de Jesús: el mesianismo del “Siervo Sufriente”, que profetizó Isaías y, por lo tanto, se invita al lector de Marcos a ir a Jerusalén, hacia la pasión.

 

Desde la lectura de la fe, en Marcos, Jesús hace tres anuncios de su pasión y resurrección. Desde la historia, lo que se dice es que Jesús, sabía que lo iban a matar (Ya explicaremos por qué), pero desconocía que iba a resucitar.

 

Lo cierto es que Jesús, se encuentra bajo una gran presión, cosa que se demostrará en sus últimos días en Jerusalén: pero: ¿Por qué?:

 

Los teólogos Marcus Borg y Jon Dominic Crossan, dicen que Israel, en el siglo I, vive bajo un sistema de dominación. Ese sistema tiene tres componentes:

 

-          Una política egoísta: los gobernantes solo ejercían el poder para sí mismos y para sus propios intereses.

-          Una economía igualmente egoísta: es decir, afín a los sectores políticos del momento y a los sectores económicos que los apoyaban.

-          Una cultura opresiva: el sistema social, estaba subordinado al sistema religioso, que, en Israel, estaba concretado en el Templo y en la interpretación de la ley de Moisés, que hacía la clase religiosa dirigente del pueblo. Esa interpretación, se tornaba ampliamente opresiva, porque de toda suerte, la ley era ya, altamente detallada y la interpretación, lo era más: prácticamente, “por cualquier cosa, terminabas en estado de impureza”.

 

Frente a ello, Jesús presenta un proyecto nuevo, que también tiene tres características:

 

-          Una política para el servicio: el que quiera ser el primero, debe ser el servidor de todos.

-          Una economía para la solidaridad: no se puede servir a Dios y a las riquezas y se debe tener todo en común (Esto lo demuestran los milagros de la multiplicación de los panes y, la vivencia de las primeras comunidades de fe, en el libro de los Hechos de los Apóstoles)

-          Una cultura para la libertad: Jesús relativiza la ley y le da una nueva interpretación (Lo que conocemos como el “Sermón del Monte”), en el que uno de los pilares centrales, es el servicio, que se constituye en la verdadera libertad.

 

Así, para Borg y Crossan, lo que va en aumento es la confrontación y choque de dos proyectos: el sistema de dominación y el de Jesús (El Reino de Dios). el teólogo de la liberación Carlos Bravo, coloca esa confrontación, la describe y la analiza, desde una perspectiva geográfica: Jerusalén, es el centro religioso. Jesús viene predicando y concretando el Reino, desde Galilea, hacia Jerusalén, es decir, va desde la periferia hacia el centro.

 

Ahora bien, desde la periferia, según San Marcos, Jesús venía teniendo problemas con los representantes del sistema de dominación: por ejemplo, con los escribas, en el caso de la curación de un paralítico (Marcos 2: 7); muy pronto, van a querer matar a Jesús (Marcos 3: 6), con lo que se adelantan los complots propios, que vemos en lo que conocemos como la Semana Santa (Marcos 14: 1 – 2. 10 – 11); estas maquinaciones, serán llevadas a la acción (Marcos 14: 43 – 46)

 

Bajo estos conceptos, es que se consolida una forma de abordar el Evangelio de San Marcos, que no es la única, pero sí es muy tradicional: el autor, nos quiere llevar por un camino, en el que el final, es la confesión del soldado romano: “Ciertamente, este era el Hijo de Dios”.

 

Pero, además, es de notar, que Marcos y los demás Evangelistas, llaman a los creyentes a ser fieles durante las pruebas: esto es más claro, en los relatos de la pasión: ¿Por qué?: porque los creyentes, “se están apuntando”, a un proyecto político, económico y cultural, alternativo: el Reino de Dios.  Y éste se enfrenta al sistema de dominación, sea cual fuere, el tiempo en el que se viva.

 

En este contexto, Marcos nos invita a preguntarnos: ¿Quién es el que sufre la pasión?: los títulos que se le dan a Jesús en este Evangelio, son fundamentales para responder a la pregunta: de Dios, Jesús recibe el título de “Hijo”, esto se da en los episodios del Bautismo y la Transfiguración (1: 11 y 9: 7)

 

Pedro le dará el título de: “Cristo” (Ungido, Mesías) (Marcos 8: 29) y como ya lo hemos dicho, el de “Hijo de Dios”, de labios del centurión romano (Marcos 15: 39); Jesús se da a sí mismo, el título de “Hijo del Hombre”, pero nunca define este concepto.

Es interesante, que este título ha generado todo un debate teológico, para algunos, “El Hijo del Hombre”, hace referencia al profeta Daniel, quien dice que esta personalidad, realizará el juicio. Para exegetas como Luis Alonso Schokel, no hay tal, y ese término, simplemente debe ser traducido como: “El Hombre”.

 

En suma: Jesús es “Mesías, Hijo de Dios”: así lo reconoce él, durante el proceso judicial, ante la cúpula religiosa (Lo que se conoce en teología como: “el proceso judío”); este “Hijo de Dios”, es “Hijo amado” (1: 11; 9: 7; 12: 6)

 

Teológicamente, desde la teología de la salvación, ese amor del Padre al Hijo, nos hace hijos de Dios, por nuestra filiación con Jesucristo. Véase que esta es una novedad en Jesús: en el Antiguo Testamento, no se refleja que el Mesías fuese en este marco, Hijo de Dios.

 

Eso sí, en el Antiguo Testamento, el Mesías es “único”. Esto es claro en Marcos, propiamente, en la parábola de “los viñadores malvados” (Marcos 12: 6 – 8); Jesús es: Mesías, Hijo de Dios, que sufre la pasión. En el “proceso judío”, el nazareno es condenado por esos dos títulos (14: 55 – 64)

 

Por otra parte, los primeros cristianos, interpretan la muerte de Jesucristo en la cruz, en la lógica de la teología sacrificial para el perdón de los pecados, a saber: para la expiación, se hacía el sacrificio de corderos: Jesús, es el cordero de Dios, que es sacrificado para la expiación de nuestros pecados. En esto, la visión de Pablo es esencial: hemos dicho que, el primer Evangelio en ser escrito, es el de Marcos, pero el primer escrito del Nuevo Testamento, es de Pablo.

 

Este aspecto, no es central en Marcos, pero sí se hace notar bastante: por ejemplo, en lo que conocemos como la última cena: Jesús habla de su sangre, como de la “nueva alianza” (Marcos 14: 24), esa nueva alianza, sustituye la del Sinaí (Éxodo 24: 8); además, Jesús dice que va a dar su vida en “rescate” (Marcos 10: 45)

 

El razonamiento sacrificial, queda completo del siguiente modo: Jesús debe salvar a la humanidad de los pecados reconciliándola, Dios recibe el sacrificio y lo aprueba, por lo que, resucita a Jesús. El vencido es el vencedor. El que predicaba el Reino de Dios, se convierte en el predicado.

 

Del mismo modo, abole el sistema sacrificial judío, esto es muy subrayado, por el rasgamiento del velo del Templo…

 

Pasando esta página, otra de las grandes preguntas sobre la pasión y muerte de Jesús, es: ¿Quién es el responsable de la muerte del nazareno?: si vemos el Evangelio de San Marcos, se subraya el rol judío en el asunto:

 

-          El proceso organizado por las autoridades religiosas de la nación (14: 1 y 43)

-          Serán los gritos de los judíos, los que vencerán las pocas reticencias del gobernador romano (15: 14 – 15)

-          Este tema de las autoridades religiosas de Israel, se va tornando clave: la masa se comporta así, porque es manipulada por ellos (15: 11); el papel de la clase dirigente de Israel, es desnudada, en la parábola “de los viñadores malvados” (12: 12)

-          El conflicto de Jesús con ellos, tiene uno de sus puntos culminantes, cuando en el “proceso judío”, Jesús les dice que serán testigos de su regreso triunfal (Lo que conocemos como la segunda venida) (14: 62)

-          También aquí se da un punto clave: en la explicación desde la: “fe – teología de la salvación”: Dios es el que domina toda la palestra de la pasión, muerte y resurrección, es decir, es Dios, quien genera las acciones de los momentos: en este caso, al promover la muerte del Mesías, ejecutan la voluntad salvadora de Dios.

 

Otro tema está relacionado con los objetivos del Evangelio de Marcos hacia sus lectores:

 

-          Evitar adormecernos (13: 33 – 37; 14: 37 – 38)

-          ¿Cómo se reacciona ante los momentos difíciles?: ¿Se huye? (14: 27); ¿Se niega a Jesús? (Las negaciones de Pedro); ¿Se traiciona? (Judas); ¿Se carga la cruz? (Simón de Cirene)

 

Esto une la lectura de la teología de la salvación, con la historia misma: Marcos escribe su Evangelio, poco después de la persecución de Nerón a los cristianos (Año 64), los cristianos han aprendido el costo de oponerse al sistema de dominación, incluida la apostasía por parte de muchos de ellos.

 

 

II

 

En el caso del Evangelio según San Mateo, la pasión queda calcada, en lo que teológicamente se conoce como los “relatos de la infancia”:

 

-          La vida de Jesús está amenazada (Mateo 2: 13): Herodes busca al niño para matarlo.

-          Los jefes de los judíos buscan matarlo (12: 14)

 

Por otro lado, ya hemos dicho que: en Marcos se presentan los anuncios de la pasión. En Mateo es igual, pero hay una exposición más: “el signo de Jonás” (12: 40), el paralelismo era: Jonás estuvo en el vientre de la ballena, Jesús estará en el vientre de la tumba. Jonás, “sale” de la ballena; Jesús, saldrá de la tumba.

 

Otro paralelismo es el de Juan el Bautista y Jesús: el Bautista es profeta: denuncia lo incorrecto y anuncia la esperanza, Jesús igual. El Bautista, morirá a manos del sistema de dominación. Lo mismo Jesús.

 

De igual manera, Mateo se preocupa por la unidad de lo que conocemos como el Nuevo y el Antiguo Testamentos: para ello, Mateo demuestra que Jesús cumple con las profecías: la dinámica de redacción fue la siguiente: frente a los hechos, Mateo, busca su explicación en el Antiguo Testamento. En esto es más prolijo que Marcos.

 

Aquí la tesis principal es que el Antiguo Testamento, es profético: éste anuncia la esperanza que es Jesucristo mismo. Ese anuncio se cumple en Jesús, por eso la base de Mateo, son las denominadas profecías de cumplimiento: la exposición general de ellas en el Evangelio es: “tales eventos tienen lugar, según las Escrituras” o “en tales eventos, se cumple lo que escribieron los profetas”.

 

En otro orden de cosas, Mateo es realista frente a los hechos de la pasión, pero desde la fe, equilibra esos eventos, con la dignidad y el poder, con el que Jesús enfrenta esos episodios:

 

-          Jesús es Hijo de Dios, por lo tanto, aparece como dueño de las situaciones, conoce lo que va a pasar y acepta esas acciones. De hecho, esa omnisciencia, queda demostrada en los anuncios de la pasión.

-          De igual manera, al comienzo de la narración de la pasión, Jesús dice que: el Hijo del Hombre será entregado para que lo crucifiquen. Es a partir de esas palabras, que los líderes religiosos, comienzan a reunirse para organizar el arresto y muerte de Jesús (26: 1 – 4)

-          En este Evangelio, en la petición del sitio para la celebración de la “última cena”, parte de la solicitud, es que: “se acerca el momento” (De la pasión) (26: 18)

-          Solo en Mateo, Jesús expresa con plena seguridad, que Judas será el traidor (26: 25)

-          También en este Evangelio, Jesús es arrestado, porque él lo permite (26: 53)

 

El poder de Jesús, queda demostrado en eventos sobrenaturales:

 

-          La apertura de las tumbas, bajo los impactos del terremoto después de la muerte de Jesús, las rocas se rompen y se da la resurrección de los santos (27: 51 – 53); de nuevo, estas descripciones, están basadas en la dimensión profética del Antiguo Testamento (Ezequiel 37: 12 – 14; Daniel 12: 2). Con ello, se presenta una profunda tesis cristiana: con la muerte de Jesús, comienzan los tiempos finales.

 

Punto aparte, Mateo comparte la tesis del Nuevo Testamento. La muerte de Jesús, debe ser interpretada desde la perspectiva expiatoria: la muerte de Jesús, es un sacrificio para lograr el perdón de los pecados. Al igual que lo menciona Marcos, Mateo dice que la sangre de Jesús, es sangre de la “nueva alianza”. Distinto a Marcos, Mateo subraya este punto: de nuevo, en los “relatos de la infancia”, se da el significado del nombre de Jesús: “salvará a su pueblo de sus pecados” (1: 21)

 

De igual manera, es clásico decir sobre la teología de Mateo, que éste presenta a Jesús como el “nuevo Moisés”, hemos encontrado, sobre todo en la teología católica, que, en esa novedad, Jesús reinterpreta la ley y la reformula, con lo que también la veta. Vetando además la interpretación que hacían de la ley los movimientos en el judaísmo del siglo I (Escribas y fariseos, entre otros)

 

En esa reinterpretación, en esa reformulación, en ese veto, Jesús eleva la ley misma: exige “justicia perfecta” (5: 17 y 48); él es el que cumple “toda justicia” (3: 15); en esa línea, en la pasión según San Mateo, la mujer de Pilato, reconoce que Jesús es “justo”. Aquí no se puede dejar de mencionar que, de nuevo, el calco de esta idea, está en “los relatos de la infancia”: José, el padre adoptivo de Jesús, es “justo”: A la mujer de Pilato, se le revela la justicia de Jesús, por un sueño (27: 19). A José, se le revela la verdad de Jesús, también por un sueño (1: 20)

 

Así, en Mateo, Jesús es un perseguido por la justicia, lo que lo coloca en el marco de su enseñanza (Mateo 5: 10), y esta realidad de la pasión, es voluntad del Padre, como el mismo Nazareno lo dice en su oración en Getsemaní (Mateo 26: 42)

 

De ahí que, como Jesús obedeció la voluntad del Padre, los cristianos, debemos hacer lo mismo. Jesús es el modelo por excelencia. De hecho, es interesante: para el teólogo, Simon Legasse, Jesús vive mucho de su pasión, conforme al “Sermón del Monte”: por ejemplo: Él prohíbe toda violencia (5: 38 – 42); al momento de ser arrestado, prohíbe que se usen armas en su defensa (26: 52)

 

Lucas remarca más este aspecto: Mateo dice que el discípulo, debe ser como el maestro (Mateo 10: 24 – 25); para ello, hay que pasar por la pasión, lo que, desde una perspectiva histórico – crítica, significaría, enfrentar el sistema de dominación y   experimentar las consecuencias de tal acción.

 

Por otra parte, en Mateo se refleja una arista esencial del Jesús Histórico: éste, en tanto Mesías, viene a la casa de Israel, según Isaías, parte de la misión mesiánica, es que precisamente, Israel concrete su tarea de ser: “luz a las naciones”.

 

Pero Jesús fracasa: Israel lo rechaza, y no solo eso, lo mata: de nuevo volvemos a la “Parábola de los viñadores malvados”: el dueño de la viña (Dios – Padre, el dueño de Israel), envía a sus siervos (Los profetas), a recoger el fruto, pero los viñadores malvados (La clase dirigente de Israel), a unos los asaltan y a otros los matan. El dueño de la viña, decide enviar a su hijo, pues cree que a él lo respetarán. Cuando los viñadores malvados, ven que es el hijo del dueño, deciden matarlo para quedarse con la herencia: así sacan al hijo de la viña y lo matan.

 

La clase dirigente de Israel, ha matado al hijo de su dueño (Al hijo de Dios, a Jesucristo): de las palabras de los mismos miembros de los grupos del judaísmo del siglo I, la condena: Jesús les pregunta después de haber contado la parábola: ¿Qué hará con los viñadores el dueño?: conforme a Mateo, la respuesta de los dirigentes de Israel es: les dará a esos viñadores una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.    

 

Así, el Reino de Dios se aparta para siempre de Israel y se le entrega a un pueblo diferente, compuesto por “todas las naciones” (21: 43; 28: 19). Esto es clave en la pasión según San Mateo: la clase dirigente del judaísmo, es responsable de la muerte de Jesús:

 

-          Ella negocia con Judas.

-          Saben que el precio que al traidor se le paga es de: “sangre”.

-          Ellos manipulan al pueblo y ambos, asumen la responsabilidad por la crucifixión de Jesús y hasta “hipotecan su posteridad”: “¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de esta muerte!” (Mateo 27: 25)

 

En tanto, los paganos están abiertos a la fe:

 

-          La mujer de Pilato.

-          El centurión romano, quien asume la confesión de fe que en su momento hicieran los discípulos (14: 33) y luego Pedro, como líder del grupo (16: 16); esa confesión, la presenta Jesús ante el Sanedrín (26: 63 – 64)

 

III

 

Con esto dicho, veamos la pasión según San Lucas: como en Mateo, en Lucas, en sus “relatos de la infancia”, se habla de la pasión: quizás la diferencia es que la referencia en Lucas, es más cruda. En boca de Simeón se le dice a María que, Jesús será causa de caída o levantamiento de muchos en Israel, signo de contradicción, y a ella misma, le atravesará una espada de dolor (Lucas 2: 34)

 

Del mismo modo, en Lucas, la primera pascua en Jerusalén, es calco de la última (Lucas 2: 41 – 42 y 22: 1 y 7); conforme a este autor, Satanás es vencido en el desierto, pero esperará un momento oportuno para atacar. Será ese momento, cuando él entre en Judas, será el momento de la “hora de las tinieblas” (22: 53; 23: 44)

 

Inclusive, desde antes, se hacen alusiones a la pasión, es el caso de la transfiguración (9: 31), allí se da a entender que la cruz, no es el fin del proyecto de Dios: desde el Jesús histórico, ese proyecto de Dios tiene su culmen en la resurrección como sello del Reino, frente al sistema de dominación. Además, debe tenerse presente, que, en Lucas, la transfiguración es el centro de un tríptico, en el que, la parte inicial y final, son los anuncios de la pasión.

 

A partir del capítulo 9, versículo 51, Jesús viaja a Jerusalén, donde encontrará la cruz y la gloria, esto se verá en el libro de los Hechos de los Apóstoles, que es parte de la obra lucana. Lucas dirá que Jesús, hace este viaje de manera voluntaria.

 

En Lucas:

 

-          El complot contra Jesús, se fragua mientras enseñaba en el templo (19: 47 – 48; 20: 19)

-          Jesús desea celebrar la pascua, porque sabe que está próximo a morir (22: 15)

-          La nueva alianza, es la sangre derramada de Jesús (22: 20)

 

En el tercer Evangelista, el que experimenta la pasión es:

 

-          El Cristo (Mesías, Ungido) (22: 67; 23: 2, 35 y 39)

-          El Hijo de Dios (22: 70)

-          El Hijo del Hombre (22: 48 y 69)

-          El Señor (22: 49 y 61)

-          El profeta de los últimos tiempos (22: 64)

-          El Elegido de Dios (23: 35)

 

Es interesante que, estos títulos, también los dan los adversarios de Jesús: así, los Evangelios presentan la ironía de que, hasta los enemigos del Nazareno, confiesan de algún modo, que es Hijo de Dios.

 

De igual manera que, en Mateo y Juan, el Jesús de Lucas, domina en muchos momentos, las etapas de la pasión. Él es dueño de su destino, hasta de su propia muerte. Dos ejemplos de ello, son los siguientes:

 

-          El arresto se da, cuando Jesús da la señal de “la hora” fijada por Dios (22: 53)

-          En el “proceso judío”, Jesús es el que guía el debate, por encima de ser el acusado (22: 66 – 71)

 

En la “vía crucis”, Jesús es profeta: anuncia el castigo de Dios (23: 28 – 31); al denominado “buen ladrón”, le profetiza el buen final (23: 43); por otro lado, es interesante que, si bien la entrega de Jesús es voluntaria, su muerte no es pasiva, Jesús devuelve el Espíritu de vida, que le ha dado el Padre.

 

Jesús es Hijo de Dios: por eso Lucas, no enfatiza aspectos de la pasión, que golpeen su dignidad. Pero, además, no quiere violentar la cultura griega, altamente impresionable, con los efectos de la tortura y la crucifixión:

 

-          En el Getsemaní, Jesús no cae en tierra, se hinca para rezar (Compárese Marcos 14: 35, con Lucas 22: 41)

-          No se menciona propiamente el beso de Judas (Lucas 22: 47)

-          Se le baja tensión al arresto de Jesús (Lucas 22: 54)

-          Se resumen los ultrajes (Lucas 22: 63)

-          En el “proceso judío”, no hay acusación de blasfemia (Compárese Marcos 14: 64 y Mateo 26: 65 y Lucas 22: 71)

-          No se le trata como reo peligroso al ser llevado ante Pilato (Lucas 23: 1)

-          No se presenta estrictamente hablando la flagelación (Lucas 23, 16 y 22)

-          Se silencian las burlas de los soldados (Cosa que queda clara en Marcos 15:  16 – 20)

-          No se acentúan los señalamientos de: “bajar de la cruz”, sino solo de “salvarse” (Lucas 23: 35, 37 y 39)

-          Jesús muere, con una oración de confianza en sus labios, tomada del salmo 31: 6 (Lucas 23: 46)

 

Cuando se plantea el ¿Por qué de la Pasión? Lucas, presenta la siguiente evidencia:

 

-          La Pasión es una ilustración de Soberanía, que es ejemplo para los cristianos.

-          Jesús no maldice, cura (Lucas 22: 51)

-          En el diálogo con el ladrón, Jesús sigue concretando la misericordia a los pecadores.

 

Pero la pasión, es también sacrificio: esto es clave en la institución de la Eucaristía (Lucas 22: 19 – 20) …

 

Ahora bien, antes de entrar en la Pasión según San Juan, debemos abordar el rol de los romanos en la pasión según San Lucas: algunos teólogos, cercanos a una visión histórica, dicen que, en los Evangelios, se minimiza el papel de los romanos, pues, lo que se desea es no tener problemas con ellos de cara al proceso de evangelización del mundo.

 

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, el autor dice que son los judíos los que piden la muerte de Jesús (Hechos 13: 28); pero Pilato, es el que expresa la sentencia judicial (Lucas 23: 24): desde la fe, se ha propuesto la siguiente explicación (Que por cierto no es la única): el plan de Dios es la muerte de Jesús, cuando Pilato proclama la inocencia política de Jesús (Lucas 23: 4; 14 – 15; 22), se opone al plan de Dios, pero Dios lleva a Jesús a la “muerte de cruz”.

 

Valga decir, que, frente a tesis como estas, nosotros nos inclinamos más por razones históricas, es decir, para nosotros, en efecto: en los Evangelios, se minimiza el papel de los romanos, pues, lo que se desea es no tener problemas con ellos, de cara al proceso de evangelización del mundo.

 

Tanto en Lucas como en los Hechos, podemos encontrar evidencia en este sentido:

 

-          Pilato descarta cualquier evidencia de subversión política.

-          Junto a Herodes, de modo “indirecto”, “defienden” a Jesús.

-          En el libro de los Hechos, las autoridades del imperio y sus subalternos, tienen apertura hacia Pablo.

 

IV

 

En Juan, la pasión implica la glorificación de Jesús.

 

También hay que decir, que, a su modo, Juan presenta las amenazas de muerte, a lo largo del ministerio público de Jesús (5: 18; 7: 1. 19 y 20, 25, 30 y 44; 8: 59; 10: 31 y 39; 11: 8, 49 – 53 y 57). El culmen de esto, es la asamblea del sanedrín, donde se decide la muerte del Nazareno (11: 47 – 53)

 

Ahora, el entendimiento “católico” (Universal), de la pasión, la da el mismo Evangelista en: 11: 50 – 52.  Pero antes, se expone que Jesús, entrega su vida de manera voluntaria, como sacrificio para el perdón de los pecados (10: 11 y 15)

 

De igual manera, como en los otros Evangelios, los títulos que se le dan a Jesús, iluminan la pasión:

 

-           Cordero de Dios (1: 29 y 36)

-          Jesús será levantado (Crucificado), como la serpiente en el desierto, para la salvación (3: 14. Haciendo referencia a Números 21: 8- 9)

-          Él es como el grano de trigo, que, al morir, “da mucho fruto” (Juan 12: 24)

-          Jesús es pan de vida (Este discurso, sustituye la institución de la Eucaristía, propia de Mateo, Marcos y Lucas): Juan 6: 52 – 58.

 

De nuevo: en Juan, la pasión implica la glorificación de Jesús: dicho de otro modo: Jesús concreta el Reino de Dios en los signos (Y enseñanzas), con su muerte, su gloria, se manifiesta plenamente. Evidencia de ello, la encontramos en:

 

-          Sus propias palabras (12: 23)

-          El rezo en el Getsemaní (17: 1)

 

Asimismo, ya hemos dicho que: Jesús, será levantado, será elevado, este concepto refiere a la crucifixión y la glorificación o en su defecto, a su crucifixión – glorificación (Sin distinción entre una palabra y otra) (3: 14; 8: 28; 12: 32 – 34)

 

Por otra parte, Juan subraya de forma suprema, lo que ya Mateo, Marcos y Lucas han expuesto:

 

-          La dignidad del ajusticiado.

-          Su misión divina.

-          La gloria de la resurrección – ascensión.

 

Juan es realista y avanza en el camino de la fe: valga el apunte: contrario a lo que antes se pensaba, Juan no desprecia la senda del “Jesús histórico”, pero no abandona el camino del “Cristo de la fe”:

 

-          La pasión no es minimizada como hemos visto, que en ciertos aspectos lo hace Lucas.

-          Pero al igual que otros Evangelistas, en el texto del Cuarto Evangelio, Jesús domina las situaciones: de hecho, en Juan, el trono de Jesús, es la cruz misma.

-          Jesús “no sufre” la pasión: la asume: en Juan, el Jesús que se nos presenta, “hace y dice lo que su Padre le manda”: lo mismo se cumple en su pasión y muerte. Esta es la gloria de Jesús.

 

De igual manera, como en Mateo, pero de manera más desarrollada, Jesús organiza su propia pasión:

 

-          Le ordena a Judas que ejecute la traición (Juan 13: 27)

-          Domina la escena de su arresto, hasta la tropa cae ante el poder de su palabra y él decide que lo arresten (18: 4 y 12)

-          Ante Anás, él es el que dice la última palabra (18: 23)

-          Muestra la misma actitud ante Pilato (18: 33 – 36 y 19: 8 – 11)

 

Véase que la audiencia ante Pilato (Lo que se conoce en la teología bíblica, como: “el proceso romano”), Jesús es el que domina la conversación y en ella:

 

-          Jesús se declara rey.

-          Explica su origen.

-          Deja claros elementos de la teología de Juan: la prexistencia de Cristo y su envío al mundo.

 

Veamos otros elementos del dominio de Jesús sobre su pasión:

 

-          No hay Cirineo, Jesús carga su propia cruz (19: 17)

-          Es por su iniciativa, que se le ofrece el vinagre y él lo toma (Juan 19: 28 – 30 a.)

-          Dice que su misión se ha cumplido (Aquí, la palabra “cumplimiento”, es muy elocuente en griego: “tetelestai”)

-          Él es el que entrega el Espíritu (19: 30)

-          La sepultura de Jesús (19: 39 – 40), se da con características del entierro de un rey (Los 37 kilos de aromas, para honrar el cuerpo)

 

Esto último, nos permite expresar lo siguiente: la dignidad de Jesús, se presenta en el marco de la encarnación (Jesús es el verbo hecho carne: capítulo 1, versículo 14): de nuevo, la cruz es el trono del rey, por eso, minimiza los ladrones que le acompañan: son: “otros dos” (19: 18)

 

De ahí también, el realismo del que hemos hablado: el suplicio es mencionado tres veces en el texto (Versículos: 18, 20 y 23, del capítulo 19); en esta línea, también se observa la humillación de la soldadesca a Jesús (19: 1 – 3); otros elementos de ese realismo, son:

 

-          Pilato presenta a Jesús, “disfrazado” con supuestas vestimentas de rey (19: 5)

-          Contrario a Lucas, Jesús es mostrado atado cual criminal y en dos ocasiones (18: 12 y 24)

 

He aquí los elementos de un punto central en la teología de Juan: es la entrega, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna (3: 16); esto será confirmado en las cartas de Juan (1 Juan 3: 16)

 

Además, confirma puntos de la teología de Mateo, Marcos y Lucas:

 

-          Jesús es el Mesías de Israel.

-          Se ha declarado como tal, en el episodio de la samaritana (4: 25 -  26)

-          El centro del interrogatorio de Pilato, es saber si Jesús se declara “rey de los judíos” (18: 33)

-          Esta es la justificación de la crucifixión, en el rótulo sobre la cruz (19: 19)

-          Como en los otros Evangelistas, hay ironías: la soldadesca al burlarse, reconoce la realeza del reo (19: 3); aquí de nuevo: son los paganos los que reconocen, los líderes judíos, son los que rechazan (19: 15 y 21)

-          Repetimos: el entendimiento “católico” (Universal), de la pasión, también se observa en el rótulo sobre la cruz: es redactado en hebreo, latín y griego (Es decir, se proclama a Jesús, rey ante el mundo entero)

-          En la cruz – trono, Jesús concreta un postulado del reino de Dios: la política como servicio: en sumisión plena a ese servicio a esa solidaridad que es el reino (14: 31): en la cruz y por la cruz.

-          Es, el mesianismo del “siervo sufriente”.

-          La pasión está ligada a las Escrituras:

 

·         La túnica es echada a suertes, porque así lo anuncia un salmo (Juan 19: 24 – 25. Salmo 22: 19)

·         Jesús siente sed y bebe vinagre (salmo 69: 22)

·         Como al cordero pascual, no se le rompe ni un solo hueso (Juan 19: 36; basado en Éxodo 12: 46)

·         Una vez traspasado, Jesús es mirado por quienes ejecutan esa acción, con lo que cumplen la profecía de Zacarías (Zacarías 12: 10. Juan 19: 37)

 

Ya hemos dicho que, en los Evangelios se da un conflicto entre: el “Reino de Dios” y el “sistema de dominación” o “la periferia” y el “centro”. en Juan, el enfrentamiento se da bajo los conceptos: el que viene “de lo alto” (Jesús) y el mundo (El sistema de dominación), con la resurrección, el segundo vence al primero y a su gobernante (El príncipe demoniaco)

 

Eso sí, Jesús dicta la sentencia desde antes (12: 31), en Juan, la Pasión es instigada por Satanás. Pero Jesús lo vence, a pesar de sus esfuerzos (14: 30). Desde el arresto, el Nazareno dice que ha vencido al mundo (16: 33)

 

Pero antes, Satán, tiene bajo su dominio a los hombres: la clase dirigente judía y Pilato: los primeros asumen la responsabilidad de la muerte (9: 40 – 41), reconocen al emperador como rey (19: 15), mientras que el procurador romano, al aceptar la burla a Jesús, se pone en Juan, a lado de los judíos que desprecia (19: 14 – 16)

 

Entonces, de nuevo: Jesús viene al mundo para salvarlo (3:17), y esto se cumple, pero en la gloria del crucificado, esa gloria, es la que proviene del Padre (5: 41 – 44), lo irónico, es que, a este plan, contribuyen los hombres que quieren matar a Jesús.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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